capitulo 21

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Suspiré.

—Tú puedes,saint. No va a pasar nada, vais a hablar y todo va a salir bien…— me dije a mi mismo mientras daba vueltas por mi habitación nervioso.

Hoy era el día definitivo, después de toda la semana dándole vueltas había quedado con él, pero esta vez en serio, como le había prometido a sammy. Había estado toda la semana sin hablar con zee pero ya había empezado a salir al patio otra vez y a dejar de ocultarme. Por fin, ya era viernes por la tarde y había aprovechado que mis padres no estaban para decirle a zee que viniera a mi casa.

En cuanto sonó el timbre me puse de los nervios. A todo correr bajé las escaleras y me dirigí a abrir la puerta. No le quería hacer esperar.

—Hola — saludó zee con una sonrisa.

—Hola. Pasa.

Fue un saludo muy breve y rápido. zee me siguió hasta mi habitación donde había pensado que sería el mejor sitio para estar. No dijimos nada hasta llegar arriba. Desdentado enseguida acudió a saludar a zee.

— ¡Hola pequeñín! —dijo acariciando a Desdentado.

Desdentado maulló feliz. Me giré para mirar a ambos extrañado. Zee estaba completamente tranquilo ¿Cómo podía hacerlo? Después de todo, a mí me resultaba imposible relajarme. Zee  levantó la vista para mirarme ya que me había quedado callado y mirándole. Aparté la vista incómodo. zee se rió.

—Bueno pues creo que tenemos que aclarar algunas cosas — dijo zee

—Sí, deberíamos. Pero esta vez…

—Esta vez lo hacemos en serio — acabó la frase.

Le miré aún incómodo y le sonreí. A continuación me senté al borde de mi cama y zee me imitó sentándose al lado mío. Estaba bastante cerca de mí. Me puse el doble de nervioso, aquello no era normal ¿Por qué zee actuaba como si nada? Nuestras miradas se cruzaron. Zee enarcó las cejas y a continuación soltó una pequeña carcajada.

— ¿Ocurre algo saint?

—No… y ¿A ti? — no tenía ni idea de que decirle.

—Pues tampoco.

Me sentía demasiado incómodo, aquella situación me ponía de los nervios. Pero a zee parecía no importarle.

—Ahora en serio… — dije intentando quitarme los nervios de encima — Lo siento.

— ¿Sentir? ¿El qué?

—Pues ya sabes… Lo del baño. No sé en qué estaba pensando.

—saint. A mí no me tienes que pedir disculpas. A mí no me importa que me besaras… Al que le tiene que importar es a ti. Y yo soy el que se tiene que disculpar.

—Pero tú no hiciste nada. Fui yo en las dos ocasiones el que… el que te beso.

—Pero a mí no me importa. Te recuerdo, saint, que me gustas. Y si quieres que te lo especifique más. Me gustas desde los 11 años. De hecho fuiste tú el que hizo que me diera cuenta de que era homosexual — lo decía con toda la naturalidad del mundo, como si fuera algo simple de decir — Y bueno, si me besas después de que yo haya estado soñando con ello… No te voy a culpar de nada. En todo caso debería de estar agradecido por hacer mi sueño realidad.

Me quedé quieto sin saber qué decir ¿Qué?

—Bueno. De todas maneras, lo correcto es olvidarlo y quedar como amigos ¿No crees? — añadió.

—E… Espera ¿11 años? Eso es más de 5 años hasta ahora. Has estado todo este tiempo…

—Es triste. Lo sé. Pero ya lo tengo casi superado. Solo tenemos que hacer como si nada, podemos ser amigos de nuevo. Olvidemos el pasado y no lo sabrá nadie más.

—Pero no puedo —zee me miró intrigado— No puedo zee. No puedo hacer como si nada. Podría convivir teniendo un amigo gay. Y también si a este le gusto… Pero si me he liado con él… Eso es diferente.

—Claro que puedes. Si yo puedo tú puedes.

—Pero no… tú no lo entiendes. Es que… Es diferente.

— ¿Qué es diferente?

Miré a zee inseguro ¿Cómo podía explicárselo? No podía… El objetivo de esta quedada con él era intentar arreglar el asunto, no empeorarlo.

—Nuestras situaciones… Yo tengo una novia, y la he engañado. Y sí, podría hacer como si nada, como si hubieran sido accidentes como lo de la piscina o yo qué sé… Pero… No lo fue, y lo hice porque…— no me salían las últimas palabras.

— ¿Por qué?

La tranquilidad de zee parecía haber desaparecido. Ahora me miraba totalmente serio esperando a que terminara la frase.

—Pues porque quería. En la fiesta porque sentí un extraño impulso. Y en la cabina del a baño pues porque… Estabas tan cerca… — hice una pausa para ver cómo zee se quedaba callado y mirándome. Esta vez con una expresión de asombro — Lo que quiero decir es que… Me gusto… Bueno… Los dos en general…

— ¿Los besos?

—S… Sí.

—Osea ¿Te gusta besarme? Digo… ¿Te gustó?

—Sí. Creo.

Nos quedamos los dos en completo silencio sin saber qué decir. Si la situación de antes me había parecido incómoda entonces esta lo era aún más. Le había dicho a zee que me gustaba besarle… ¿Por qué? Me podía haber limitado a decidir con él que lo olvidaríamos por mucho que me costara. Pero no.
—saint…

—zee, creo que me gustas — dije antes de que zee dijera lo que iba a decir.

Espera ¿Qué? ¿Qué estaba diciendo? zee se me quedó mirando atónito. Ahora sí que la había jodido pero bien ¿Por qué cojones le había dicho eso? Ahora ya no había vuelta atrás…

— ¿Qué…?

—He estado hablando con sammy. Y pues le he contado todo lo que pasó… Y también… Pues que cuando estaba cerca de ti era como si… me atrajeras — traté de explicarle— Bueno, y ella me sacó la conclusión de que era posible de que me gustaras. Y después de estar estos días pensando pues…

Deje de hablar en cuanto vi que zee comenzaba a sonreír.

— ¿saint, puedo…?

—Eh… Sí. Osea digo… pero ¿El qué? — me había puesto tan nervioso que ya no sabía lo que decía.

zee se rió de una forma muy adorable y a continuación me cogió la mano. Miré hacia abajo como zee acariciaba mi mano con el pulgar. Mi ritmo cardiaco comenzó a ascender. Volví a alzar la mirada y me topé con aquellos ojos  que me miraban alegres. Empecé a sentir la misma sensación que tuve en el baño, pero esta vez era diferente. No era deseo, sino algo que elevaba millones de mariposas en mi estomago. ¿Tenía razón sammy? ¿De verdad me gustaba zee?

zee se acercó más a mí y apoyó su frente justo encima de mi hombro mientras me agarraba la mano. Parecía estar a gusto en mi hombro, sabía que no se iba a mover de allí a no ser que yo lo hiciera. Agaché la cabeza y pude apreciar el aroma de su cabello, olía bien. Con la mano que tenía libre le agarré de la barbilla y le levanté la cabeza suavemente hasta que nuestras caras se encontraron a la misma altura.  Me quedé quieto. Zee se acercó más y me dio un pequeño pico en los labios.

—Esto está mal, saint — susurró.

—Lo sé, zee

Coloqué mis manos sobre su cara y le atraje hacia a mi lentamente. Había vuelto a caer en la misma trampa, zee se había vuelto un imán. Le besé. zee respondió a mi beso delicadamente. Me separé de él durante un segundo.

—Lo sé — repetí.

Nos fundimos en un nuevo beso

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