XLIV -Sobre corsés y la dificultad para quitarlos...

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Cuando al fin llegamos a casa me duelen todos los músculos de tantas emociones. Me bebo un buen vaso de agua sin casi respirar antes de irme a la habitación donde Jamie ya se está quitando el kilt.

Gimoteo fastidiada cuando no consigo quitarme el vestido sola, aunque no sé de qué me sorprendo, dado que necesité la ayuda de Ebony para atarme el corsé.


-¿Qué ocurre, querida?

-Necesito ayuda con el corsé.- Me quejo.- Espero que sepas como quitarlo porque dudo que Ebony o Thomas vengan en mi ayuda.- Sonríe.

-Creo que podré averiguarlo.- Se burla.


Su prominente altura y su ancho torso se posicionan tras mi espalda, su respiración poniendo el vello de mi nuca de punta al chocar contra mi piel. Escucho tenuemente como las cintas que atan el corsé recorren los ojales mientras las desanuda a la vez que la presión en mi abdomen y busto cede. Sólo le escucho algún bufido de impaciencia mientras sigue metódico la ardua tarea.

Siento el aire sobre mi espina dorsal cuando el corsé se abre, liberado de los lazos. El aire se ha cargado de electricidad y Jamie no se aparta de mi cuerpo, su respiración pesada chocando contra la parte de atrás de mi cuello.

Siento sus labios cálidos en un lado de mi garganta, cierro los ojos temblando de anticipación, todo el cansancio evaporado de repente. Repasa con un dedo el trayecto de mi columna, desde la base de mi cráneo hasta el principio de mi coxis, maravillándose con el tacto de mi piel contra sus yemas.

Con parsimonia, cuatro de sus dedos recorren mis costillas, hasta que su mano acuna uno de mis pechos, y su gemela lo imita. Suelto un gemido tembloroso y me dejo ir, cayendo contra su pecho cuando sus dedos juegan con las puntas, sensibles y erizadas.

La pesada tela se desliza por mi cuerpo, dejándome solo con mis braguitas y el liguero del que se sujetan las medias. Agradezco el aire fresco sobre mi piel ardiente por las atenciones que Jamie sigue dando a mis pechos. Cuando me volteo para probar sus labios, mi amante vuelve a rugir desde el fondo de su garganta al verme casi desnuda. Muerdo su labio inferior antes de sacar su camisa de lino y deleitarme la vista con su cuerpo desnudo, a mi merced.


Gime deseoso cuando lo tomo en mi mano, duro y preparado. Baja con lentitud y reverencia el poco tejido que cubre mi piel haciendo que mi carne se inflame por donde pasan sus dedos.

Gimoteo con necesidad cuando éstos se cuelan entre los pliegues sedosos entre mis piernas y Jamie sisea al notar la humedad y el apetito. Toca las teclas de mi placer a la vez que mueve las caderas contra mi mano, sin dejar de mirar mi expresión por un instante.

De repente, se arrodilla y agarra mi trasero, pegando mi pelvis contra su boca. Su lengua sale al encuentro de mi clítoris, no sin antes recorrer toda la extensión de mis labios. Me devora con ansia y avidez, sin dejar de mirarme desde el suelo. A pesar de que ambos tenemos buenas vistas, no puedo mantener mis ojos abiertos cuando mis piernas empiezan a temblar.

El fuego comienza a consumirme desde las puntas de mis pies hacia arriba. Enredo mis dedos en sus rizos y pego su boca más a mi pubis mientras me muerdo el labio e hiperventilo. Su lengua se mueve implacable contra mi carne trémula y no tardo en gritar deshaciéndome en su boca.

Desmadejada y ligera, Jamie me coge en sus brazos y me acuesta sobre las sábanas frescas, besando seguidamente mi vientre. La bruma postorgásmica se disipa, y el calor vuelve a anidar en mi vientre cuando veo lo preparado que él está. Lo acerco a mi boca cogiéndolo por su nuca y mordisqueo su labio inferior antes de lamerlo. Gruñe satisfecho.


-¿Quieres...?- Pregunta sorprendido.- ¿Ya?- Sonrío de medio lado.

-Ah, mi amor... Las mujeres no necesitamos un tiempo de recuperación.- Me acerco a su oído seductora.- Podemos tener varios orgasmos.- Le desvelo como si fuera un secreto. Me sonríe travieso antes de acostarse de lado en frente de mí y levantar mi pierna sobre su cadera.

-Sé reconocer un desafío, y lo acepto gustoso.- Me susurra antes de penetrarme y empezar a moverse en vaivén.

Superó el desafío. Con creces.

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FOREIGNER. // COMPLETA  (OUTLANDER)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora