Casi siento como si mi corazón se parase al leer a Jamie. Su línea se acababa en él, obviamente, pero lo más extraño no era verle un árbol genealógico histórico, sino la leyenda... Desaparecido en extrañas circunstancias. Repaso con el dedo su nombre y noto sus ojos clavados en mí.
-¿Alguna idea sobre esa leyenda?- Me pregunta. Suspiro.
-Desapareces en un ataque inglés pero nunca se encuentra tu cuerpo. Entiendo que nadie te reportó como fallecido... Aunque sé que me estás preguntando por qué... - Trago saliva.- No pone nada sobre tu futuro... Imagino que el presente es que estás aquí, y que la historia no cambiará hasta que vuelvas.- Asiente, satisfecho con mi explicación.-
-Desearía yo también tener la posibilidad de saber que tú has sido feliz, que has vivido una vida larga y plena. Que has tenido una familia. Pero estoy seguro de que esas posibilidades son más reales aquí que en mi siglo.- Me besa la frente y siento lágrimas calientes sobre ella.- Pero debes prometerme una cosa para que eso se cumpla. No puedes vivir anclada al pasado, por más que yo esté en él. Debes jurarme que no pasarás aquí horas y días y semanas buscando cualquier rastro de mí.- Me agarra de los hombros y hace que lo mire a los ojos para prometérselo. Y yo lo hago, con voz rota.
Recuperados de nuevo, y yo sintiéndome egoísta porque él tuviese que consolarme teniendo en cuenta que está viendo cuándo y cómo ha muerto su familia, nos volvemos hacia el facsímil.
-Ah, Dougal, al final conseguiste tu propósito...- Murmura mientras repasa con el dedo su nombre y su linaje.- Sólo espero que antes de morir siguieras pensando que valió la pena.- Su índice viaja al nombre de su otro tío, el último Laird Mackenzie que había conocido.- Y espero que no fueses el verdugo de Colum por tu causa.- La tristeza en su voz cada vez es más palpable y el peso sobre sus hombros más evidente. Me mira y supongo que la curiosidad en mis ojos es más que evidente porque comienza a hablarme sobre su familia.
-Ya te había contado que vivía con ellos en el Castillo Leoch y que Dougal era jacobita. Collum no estaba de acuerdo con sus intrusiones en la política y mucho menos cuando sospechaba, con razón, que una parte de las rentas anuales que desaparecían iban para la causa. No me llevaba con ambos precisamente bien pero... a pesar de que cuando mi madre se casó con mi padre se enfrió la relación, me acogieron en su hogar a pesar de ser un hombre buscado, me dieron su protección; y siempre estaré en deuda con ellos por eso. A pesar de que tenga todavía dudas sobre las intenciones de Dougal conmigo porque temía que intentara ser elegido como Laird Mackenzie.- Sonríe irónico como si ser parte de una conspiración familiar fuese su pan de cada día.- Aunque supongo que nada de eso importa ahora.- Suspira entristecido.
-Casi todos a los que tenía cariño han muerto en esa maldita batalla.- Continúa entre dientes mientras sigue repasando los nombres.- Mi primo Rupert, su fiel compañero Angus... Incluso...- la voz se le rompe. - Incluso mi padrino Murtagh.- Unas lágrimas traicioneras se escapan y él las limpia con rabia con la manga de su camisa. Lo abrazo intentando proporcionarle un consuelo que nunca será suficiente.- Siempre estuvo conmigo, Enya. Desde que nací. Siempre mi sombra, mi guardaespaldas... Cumpliendo la promesa que le había hecho a mi madre. Incluso se vino conmigo a vivir al castillo del clan rival para protegerme. Y yo... yo no podré nunca recompensarlo... No pude luchar a su lado en Culloden. ¿Y si sufrió porque nunca supo mi destino?- Su temblor es cada vez mayor y la rabia y la tristeza acumulada no pueden escapar. Lo abrazo más fuerte contra mí, intentando absorber parte de su dolor. Acaricio su cabello y le susurro en un intento de calmarlo.
- Tha mi duilich... Lo siento tanto, Jamie...- Susurro. Le doy un pequeño beso en sus labios húmedos por las lágrimas.- Pero... ¿has visto el resto? No todo es malo, mira.- Murmuro antes de dirigirlo de nuevo al papel.- Mira tu hermana, ha vivido muchos años después de Culloden, ha tenido una vida larga. Tienes muchos sobrinos y sobrinos-nietos. ¡Jamie, no perdieron nada! ¡Continúan siendo Lairds hasta sus bisnietos!
Una sonrisa tímida se esboza en su rostro mientras sorbe por la nariz. Sonríe un poco más, todavía con ojos humedecidos, mientras repasa el legado de su clan.
-Sí... Jenny está bien.- Suspira con alivio.- Y el muy... de Ian al final lo ha conseguido.- Se carcajea.- Qué callado se lo tenía.- Mi cara de confusión lo hace sonreír.- Ian es... era... mi mejor amigo y mi compañero de batallas. Nos conocemos desde la infancia y ambos fuimos mercenarios en Francia. Perdió su pierna por una gangrena tras un disparo y le costó bastante seguir adelante porque no se sentía un hombre completo. Seguro que Jenny lo puso en su lugar. Y ella no podría casarse con otro hombre mejor. - Suspira. Me mira agradecido, aunque el duelo todavía se ve en sus ojos.- Taing, Enya. Sin ti no habría sido posible. Ahora puedo dormir más tranquilo.- Y me abraza con fuerza. Sentimos un carraspeo a nuestras espaldas.
-He encontrado el árbol genealógico de Harvie Rye.- Nos informa el historiador.- ¿Entiendo que os han sido de ayuda?
-De gran ayuda. Muchísimas gracias.
-Estoy deseando leer tu tesis, Jamie.- Se despide con un afectuoso apretón de manos. Jamie y yo nos lanzamos de nuevo a buscar en el facsímil. Él lo señala con apremio.
Harvie Rye - Capitán del Octavo Regimiento de la Corona Británica.- Fallecido. Muerto en extrañas circunstancias.
Jamie y yo alzamos la mirada a la vez tras leer el documento. Nos miramos contrariados. Frunzo el ceño preocupada. Tengo un presagio... y no es bueno.
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FOREIGNER. // COMPLETA (OUTLANDER)
FantasíaEnya Everdeen trabaja como enfermera en el Raigmore Hospital en Inverness (Escocia) cuando una noche llega a urgencias un hombre inconsciente y malherido, con ropas del siglo XVIII y, según los técnicos de ambulancia, hablando en un lenguaje extraño...