La verdad era que agradecía enormemente haberme podido coger las vacaciones desde hacía una semana, teniendo en cuenta todo lo que se me venía encima, no habría sido capaz de mantener mi cabeza concentrada en el trabajo.
También había tenido que volver a danzar con la ilegalidad... Jamie necesitaba más armas y no era algo que en Escocia pudiera conseguirse fácilmente. Este fue el único momento en el que estuve a favor del control de armas en EEUU.
De nuevo, me había valido de contactos de enemigos de Sebastian Ashworth, que para suponerse que estaba del lado de la ley, había hecho enemigos por todos los bandos.
No quise preguntarle al soldado Fraser por qué necesitaba más armamento que su espada, una daga y un puñal. Supuse que tal vez querría cambiar su pistola de pólvora, que sólo admitía una carga y no era fiable, por algo más seguro y automático. Intenté ocultar mi sorpresa cuando adquirió además un par de cuchillos de caza.
De nuevo, sus monedas antiguas nos habían servido para el pago, que en efectivo con libras escocesas habría ascendido bastante y habría sido difícil de explicar para Hacienda, retirando tanto dinero en efectivo de repente.
Mientras Jamie escondía todas las compras y ya se volteaba para salir de la trastienda de aquella licorería que a la vez era salón de tatuajes, me volví hacia el dependiente y le pedí una pistola para mí.
Levantó las cejas arrugando la frente tatuada, supongo que por mi evidente nerviosismo.
- ¿Sabes tan siquiera cómo se usa una, lassie? - Preguntó con incredulidad con voz cascada. Ni siquiera me ofendí, porque realmente noté en su tono de voz que se preocupaba por mi integridad.
- Tuve que usar una una vez.- Respondí entre dientes, no queriendo revivirlo.- Aunque reconozco que su utilidad fue pura suerte.
Me miró durante unos segundos mientras movía el bigote espeso, que amarilleaba encima del labio superior por el efecto de la nicotina. Hizo un pequeño hmpf y desapareció bajo el mostrador. Poco después puso una pequeña pistola negra sobre el mostrador.
- ¿Has apuntado a algo alguna vez, tan siquiera?- No paraba de sorprenderme su preocupación y su ética por venderle un arma a alguien que pensaba que se podría volar un pie con ella.
- Tiro con arco. Desde los seis años.- Respondí escueta. Asintió y eso pareció relajarlo.
- Glock automática. Los yankees las compran como donuts. Pensada para gente que no tiene ni puta idea de usar una pistola, pero quieren defenderse a ellos o a sus casas. Sólo preocúpate del seguro y cómo cargarla.- Con varios clicks me lo mostró.- Es casi una ametralladora, así que hasta un ciego podría terminar dándole a algo si no para de apretar el gatillo.- Volvió a asegurarla y me la pasó por el mostrador con una funda y dos paquetes de balas.- ¿Pagarás en contrabando de museos o en efectivo?- Se burló. Sonreí a pesar del miedo que a simple vista daba el hombre, pues me había enternecido su preocupación.
- Depende de lo que cueste.- Respondí.
- 100 libras.- Fruncí el ceño.
- Me estás tomando el pelo. Es imposible que un arma de contrabando valga eso.- Saqué la billetera y empecé a sacar todo el efectivo que tenía disponible, que no llegaba a las 300 libras.- Ni siquiera creo que llegue con esto.- Agitó su mano para que guardara todos los billetes.
- Aparta eso de mi vista, lassie. Precio de coste.- Iba a protestarle, pero me lanzó una mirada que callaría a cualquiera.- Cierra la bocaza y no protestes. Sé quién te ha dicho dónde estoy y por qué lo conoces. Espero que el bastardo de Ashworth no esté detrás de ti, pero yo también tomaría precauciones en tu lugar. Sólo deseo que no tengas que usarla.- Tragué saliva conmovida, a pesar de que estaba claro que las noticias volaban por las bajas esferas al igual que por las altas.- Tómalo como un agradecimiento por haber salvado a mi hermano hace dos años cuando le acuchillaron las tripas.- Me quedé en shock, pues jamás me habría imaginado esto.- Todavía habla de la enfermera de ojos que cambiaban de color que le cogía la mano y lo calmaba hasta que la morfina le hacía efecto y lo dejaba grogui.- Sonrió abiertamente mostrando dos dientes de oro.
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FOREIGNER. // COMPLETA (OUTLANDER)
FantasyEnya Everdeen trabaja como enfermera en el Raigmore Hospital en Inverness (Escocia) cuando una noche llega a urgencias un hombre inconsciente y malherido, con ropas del siglo XVIII y, según los técnicos de ambulancia, hablando en un lenguaje extraño...