-Y... ¿a quién debo buscar? ¿A tu esposa?- Tanteo, pero sin querer saber la respuesta en caso de que sea afirmativa.
-No estoy casado, quiero saber qué le pasó a mi hermana, Jenny.- Suspiro aliviada para mis adentros, aunque no debería. Le cojo la mano buena.-
-Te ayudaré a encontrarla, ¿vale? Voy a ponerme ahora a buscar en Internet.
Cuando miro de nuevo por la ventana, las luces de la ciudad se han encendido. He buscado y rebuscado pero no hay rastro de los Fraser. Algún árbol genealógico y poco más. Parece que los ingleses se encargaron bien de terminar con toda la historia...
Jamie no ha parado de leer y leer, me acabó con los libros del instituto, y tuve que dejarle el ordenador para que pudiese seguir buscando (pensé que me costaría más explicarle como funciona).
-Jamie, deberías descansar, poco falta para que empiecen a salirte humo por las orejas. Vamos a cenar, ¿te parece?
-Debo encontrar algo para hacer o como siga comiendo así terminaré rodando por las colinas de Escocia.- Se lamenta después de acabarse un enorme plato de filetes y ensalada.
-Iremos a hacer ejercicio por la semana.- Me apresuro a explicárselo al ver su expresión.- Como ahora casi todos los trabajos son sentados, y todo lo hacen máquinas, la gente tenemos que obligarnos a hacer ejercicio para no morirnos enterrados en nuestra propia grasa.
-¿Así que os obligáis a cansaros porque ya no tenéis que usar el cuerpo para labrar, ni para luchar, ni para caminar? ¡Todos locos!
-Sí, en eso tienes razón. Y más locos te pareceremos cuando sepas que hay gente que paga por ejercitarse, van a gimnasios para que las máquinas los hagan trabajar.- Su cara es todo un poema. No puedo evitar reírme.
-Es la primera vez, desde niño, que como sin uisce beatha. – Decide cambiar de tema.
-Lo siento pero no sé qué es eso.
-Eau de vie?
- No sé qué bebida exactamente es el agua de vida.- Frunce el ceño, pensando.
-Creo que los ingleses le llaman... ¿whisky?
-¡Ah! Bueno, entiendo que en tu época encontrar agua 100% apta para el consumo era difícil y por eso bebíais whisky pero en esta casa no encontrarás alcohol. Soy anti-alcohol al 100%.- Empiezo a recoger apresuradamente intentando alejar la oscuridad de mi mente.
-No comprendo por qué...
-¡A parte de las enfermedades del hígado y otros órganos, y las barbaridades que provoca en gente que no sabe beber?- Interrumpo, enfadada.- Pues la razón más probable de mi repulsión sea el hecho de que mató a mis padres. Un jodido borracho al volante mató a mis padres metiéndose en su carril, sólo por el hecho de que no supo controlarse y cogió el puto coche. El alcohol sólo destroza vidas, por mucho que la gente se empeñe en ponerle un tinte festivo.- Clavo las uñas en las palmas. El dolor hace que vuelva a la tierra, me da fuerzas para no dejar que la oscuridad me engulla de nuevo.
-Tha mi duilich. Cierto es que mi siglo pierden el control, pero con unos buenos puñetazos y un baño de agua fría en el abrevadero de los caballos las cosas se calman...- Se ha puesto detrás de mí, puedo sentir su calor irradiando hacia mí a pesar de que no me toca. Su voz es suave, y me parece increíble que pueda conseguirla con su tono grave; intenta aplacar mi furia.
-Excepto que en vez de meterse con hombres más fuertes que él se vaya a meter con mujeres o niños, ¡no?- Suelto, mordaz. Aprieta su mandíbula.
-Nunca lo he apoyado, y siempre que he podido, lo he evitado. Pero no puedo hacerme cargo de todos los hombres de Escocia.- Cierro los ojos, intentando evitar que la hiel vuelva a salir por mi boca.
-Lo sé. No me he parado a ver tu punto de vista, lo lamento. Supongo que soy una extremista.
-¡Fue hace mucho?- Pregunta, temeroso de volver a meter la pata.
-Tenía siete años. A partir de ahí me cuidaron mis abuelos. Mi madre era su única hija y no sé cómo pudieron sobrellevarlo. Supongo que sacaron fuerzas de dónde no tenían por mí. A mis 12 se murió mi abuelo, y pensé que mi abuela no lo soportaría, pero ahí siguió, por mí. Al final nos apoyamos la una a la otra y nos fuimos salvando.
-Mi madre murió cuando tenía 8 años. Murió en el parto donde también murió mi hermano. Jenny tomó el papel de señora de Broch Tuarach y ayudó a mi padre a cuidarme.
-¿Cuántos años tenía tu hermana?
-Diez.
-Vaya... tuvo que ser muy duro para todos.
-Seguro que el hecho de ser terca como una mula ayudó a mantenerme en vereda.- Bromea. Yo sonrío.
-Yo nunca he tenido hermanos, así que no puedo decir nada de los míos. Voy a prepararte la cama para que puedas descansar, debes estar agotado. Aunque antes de nada, creo que es bueno que mires el mapamundi, las cosas han cambiado un poco desde tu época. – Se queda mirando el mapa en el ordenador mientras yo abro y preparo la cama.
Tras asegurarme de que no necesita ayuda, me voy al fin a mi cuarto. Ha sido un muuuuy largo día: mi expareja me ataca, casi viajo en el tiempo, tengo un escocés del siglo XVIII durmiendo en mi sofá y he tenido que hacer un repaso gigante de historia universal, además de mi turno de ocho horas matutinas.
Me pongo mi camiseta verde de "Kiss me, I'm Irish" con un trébol de cuatro hojas –era una frase que mi abuelo siempre le decía a mi abuela-, mi pijama y única prenda para dormir, y cuando mi cuerpo toca mi nórdico creo tocar el cielo. Presidenta Miau ronronea a mis pies, y yo me sumo rápidamente en un sueño profundo.
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FOREIGNER. // COMPLETA (OUTLANDER)
FantasyEnya Everdeen trabaja como enfermera en el Raigmore Hospital en Inverness (Escocia) cuando una noche llega a urgencias un hombre inconsciente y malherido, con ropas del siglo XVIII y, según los técnicos de ambulancia, hablando en un lenguaje extraño...