LIV - Prohibido y animal

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Las gotas de agua fría le dan un pequeño respiro a mi piel febril. Sí, había venido aquí por culpa de Jamie, que llevaba toda la velada enviándome promesas con sus ojos. Pero también me había agobiado ante todas las expectativas imposibles.

Estoy volviendo a pasarme la mano fresca por las cervicales cuando la puerta se abre.


-Jamie.- Susurro sorprendida.- Es el baño de mujeres. El vuestro está enfrente.- Él sólo se apoya en la puerta, mirándome en silencio. -Cariño, no es unisex. Tienes que salir, puede venir otra mujer. Estoy bien, ahora salgo.- Explico. Pero parece que lo he malentendido, porque lo único para lo que se mueve es para echar el cerrojo. Mi corazón comienza a latir más deprisa.- ¿Qué haces?- Susurro intentando que no me tiemble la voz.

-¿Crees que no me he percatado de las miradas sutiles y las palabras no tan sutiles que llevas diciéndome toda la jornada?- Pregunta retórico con voz grave, acercándose lentamente a mí. Sólo tragué saliva en respuesta.- Parecías un poco agobiada y pienso que debería ayudarte a relajarte...- Murmura poniéndose a mi espalda, movimiendo mis rizos hacia mi hombro y besando mi nuca.

-Estoy bien.- Miento. Él sólo sonríe de lado y se pega más a mí. Siento perfectamente su dureza férrea entre el valle de mis glúteos. Un jadeo traicionero se escapa entre mis labios.- ¿No puedes esperar a llegar a casa?- Mascullo entre dientes

-Reconozco que me ha quedado una curiosidad difícil de mantener tranquila con lo que me has dicho antes sobre tu ropa interior...

-¡Jamie, aquí no!


Protesto al tiempo que me intento apartar de la cárcel en la que me tiene entre el mármol del lavabo y su cuerpo. Su brazo me ciñe la cintura y no me deja moverme, mientras me mira a través del espejo, sus ojos grises tormentosos. Y experimento un dejà-vú. Siento las resistencias de mi parte irracional caer poco a poco, mientras mi parte racional intenta inútilmente mantenerlas en pie.

Sus dedos recorren traviesos y suaves mi muslo hacia arriba, siguiendo el contorno de la pequeña abertura del vestido que llega hasta los tobillos, su mano no tarda en encontrar el objetivo, acariciando el encaje levemente antes de zambullirse dentro. El aire se queda atascado en mi garganta mientras él sisea un improperio en gaélico.


-Santo cielo.- Gruñe.- Es como meter los dedos en un tarro de miel.

-¡Saca de ahí los dedos ahora mismo, estamos en el baño de un hotel repleto de gente!- Protesto pudorosa con ahínco intentando recoger las migajas de raciocinio que me quedan.

-Cuanto antes dejes de evitarlo con tus palabras mientras tus caderas acuden a mi mano, antes terminaremos y no se darán cuenta.- Expone con suficiencia.


Frunzo el ceño y me muerdo el labio mientras agarro su antebrazo, intentando resistirme. Veo su reflejo de cómo suspira hastiado poniendo los ojos en blanco. Me mira con determinación y una sonrisa perversa antes de presionar mi clítoris a la vez que introduce sus dos dedos. Y cierro los ojos mientras clavo mis uñas en su brazo, gimiendo con rendición.

Ríe tenuemente ante mi sonido de protesta cuando saca sus dedos. Sin apartar su mirada de mis ojos a través del espejo, los lame, soltando un pequeño gemido grave de placer. Tuve que agarrarme al mármol para que no me fallaran las piernas.

Siento el aire fresco en mis muslos cuando levanta el vestido y lo apoya sobre la parte baja de mi espalda, dejando a la vista el minúsculo tanga de encaje negro que me había tenido que poner para que la prenda se viese bien. Ronronea con satisfacción mientras se empapa de la visión.

FOREIGNER. // COMPLETA  (OUTLANDER)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora