Corro. Corro más rápido. Todavía más. Mis pulmones arden, deseosos de un oxígeno que a duras penas llega; mis músculos están a punto de rendirse. Intento correr más, pero no es suficiente.
Sus pasos se escuchan detrás de mí. El olor a whisky barato y tabaco rancio envenena el ambiente. Doy un último sprint, y por un momento pienso que voy a escapar... pero me encuentro con una puerta que no se abre. Intento ir hacia otra, pero Sebastian entra.
Estoy acorralada. Su sonrisa diabólica tira de sus labios casi inexistentes; sus ojos, pozos de alquitrán, están fijos en mí y temo que pueda oler mi miedo. Intento protegerme pegándome a la pared más alejada de él, pero se acerca a grandes zancadas, y mis gritos de ayuda no lo paran ni nadie me auxilia.
Sus manos huesudas y frías me aprietan la garganta, ríe y entonces sus ojos se tiñen de sangre, de mi sangre...
El grito que sale de mi garganta es tan fuerte que casi la desgarra. Estoy empapada en sudor, con latidos desaforados que resuenan en mis oídos y tardo en conseguir orientarme. Aún hiperventilo cuando Jamie, todo espalda ancha y pelo alborotado, entra en mi cuarto, en posición defensiva.
-Enya, ¿¡estás bien!?- Pregunta preocupado, al borde de mi puerta. A pesar de la poca luz, veo cómo mueve su cabeza de un lado al otro buscando al enemigo. Con la adrenalina corriendo por mis venas, las lágrimas empiezan a rodar por mis mejillas y me doy cuenta de que estoy temblando.
-Yo... lo siento...- Consigo decir entrecortadamente.- Tuve... una pesadilla... con Ashworth... -Jamie, preocupado, se acerca y me abraza con fuerza, pasando sus manos por mi espalda, intentando calmarme.
Mi mejilla está pegada a su pecho. Su piel desprende calor, y aroma a hierba fresca y madera. Un poco de vello suave me pincha la mejilla. Intento calmarme concentrándome en los fuertes latidos de su corazón. Boom, boom. Boom, boom...
Me susurra palabras suaves en gaélico que no consigo entender.
-No entiendo- Susurro, aún entre hipidos. Jamie se queda callado por unos minutos, como si no esperase que me interesase saber lo que decía.
-Cálmate, querida.- Comienza a traducir.- No llores. Nada podrá dañarte...
-¿Y el resto?
-El resto... me lo guardo.- Dice pícaro con una sonrisa en la voz. Sigue calmándome durante un tiempo más, hasta que dejo de temblar, llorar e hipar.
-Se ve el suceso de hoy me afectó más de lo que pensaba...- Me lamento entre susurros.
-Es comprensible, querida. Intenta dormir.- Se separa para irse, pero el frío vuelve para atravesarme. Casi puedo volver a ver esos ojos... Le cojo una mano a Jamie.
-Por... por favor... quédate... No... no soportaría... quedarme sola... de nuevo...- murmuro avergonzada. El escocés titubea, sin saber muy bien qué hacer, pero al final cede.
-Extrañas mantas tenéis en este siglo.- Murmura para sí mismo.
Nos quedamos mirando en la penumbra, tímidos, hasta que no aguanto más y entierro la oscuridad que intenta abrirse paso en mis entrañas pegándome de nuevo a su cuerpo. Escondo mi cara en su cuello y llevo mis manos hasta su espalda, acariciando, tímida, con la punta de mis dedos el patrón de sus cicatrices.
Él me envuelve con sus fuertes brazos y los monstruos de mi cabeza enmudecen, sus lamentos odiosos tapados por la calidez que aporta Jamie Fraser. Mañana será el día de arrepentirse, pero hoy no, hoy lo necesito, hoy no puedo soltarlo.
ESTÁS LEYENDO
FOREIGNER. // COMPLETA (OUTLANDER)
FantasyEnya Everdeen trabaja como enfermera en el Raigmore Hospital en Inverness (Escocia) cuando una noche llega a urgencias un hombre inconsciente y malherido, con ropas del siglo XVIII y, según los técnicos de ambulancia, hablando en un lenguaje extraño...