A la mañana siguiente, vuelvo al hospital. Ayer por la noche hablé con Ebony y me dijo que Mr Kilt no se había despertado todavía, además de alabar sus virtudes físicas y decir lo sexy que es y que ojalá se lo hubiera encontrado en la discoteca para así darle un buen meneo y un montón de cosas subidas de tono que no pienso reproducir. Dejando aparte los lloros sentimentales de mi amiga por lo que pudo ser pero no será, el hecho de que él no se haya despertado todavía me preocupa, puesto que está tardando mucho en hacerlo.
Mr. Kilt es mi último paciente, así que empiezo a hacer el reconocimiento y la higiene de todos los demás. Cuando llego a la habitación 362, mi corazón palpita bajo mis costillas. No paran de venírseme a la mente trozos difusos del sueño que se repite, donde el pelirrojo de esta habitación hace arder mi cuerpo de múltiples formas. Siento como la sangre sube a mis mejillas, pego mi frente a la pared intentando calmarme, esto no es serio, ni profesional, ni normal. Entro en la habitación, repitiéndome "contrólate, contrólate" como un mantra.
Estoy haciendo la higiene de manos con la solución alcohólica cuando escucho un quejido débil pero de tono grave. Me giro sorprendida y un poco asustada, el hombre misterioso se está moviendo! Se retuerce un poco, débilmente, frunce el ceño.
Mi mente consigue despertarse a tiempo para sacarle el Guedell antes de que lo incomode, le pongo unas gafas de oxígeno y vuelvo a apartarme, asistiendo expectante a su despertar. Sus ojos se abren lentamente, con pereza, con los párpados pesados; sus ojos son grises, como el cielo tormentoso. Me fijo en sus labios, bastante carnosos, su mandíbula empieza siendo cuadrada pero se alarga al final y está poblada por una barba pelirroja de tres días.
Veo como sus ojos empiezan a mirar el sitio, y cómo se confunden, y se asustan desorientados. Empieza a mirarse, y su expresión se agrava. Mira para el brazo izquierdo, donde tiene la vía y veo en el holter como empiezan a subirle las pulsaciones. Sin pensarlo ni un momento levanta el otro brazo para arrancarse la vía.
-¡Ni se te ocurra!- Exclamo avanzando hacia él. Debo reconocer que ahí no estuve muy acertada como enfermera. Sus ojos me miran aterrorizados y se tensa pegándose a la cama.
-Sassenach- Sisea. Me quedo quieta, confundida, intentando recordar lo que significa esa palabra gaélica. (Ni siquiera me paro a pensar en por qué la usa). Significa forastero si mal no recuerdo, pero se utilizaba aquí sobre todo para los ingleses en la ocupación del siglo XVIII.
-Te equivocas, soy escocesa, de nacimiento. Como mi madre y mi abuela y mi padre, y ¼ irlandesa, si es que eres tan purista como para que eso importe.- Comento, intentando rebajar la tensión. Me mira desconfiado, moviendo los ojos entre mi rostro y la vía. Espero a que me hable, pero no lo hace.- Perdona, antes he sido muy brusca. Soy Enya, la enfermera que te atiende en este turno. Llegaste inconsciente al hospital hace dos noches, ¿cómo te encuentras, te duele algo? ¿Recuerdas algo del... accidente?- Aparta la mirada y empieza a hablar por lo bajinis en gaélico.
Mierda, lo habla con fluidez. Esto no es posible.
Consigo entender palabras sueltas como "locura" y "peligro" pero no mucho más, no soy ninguna experta en gaélico, simplemente entiendo algunas palabras y además él habla muy rápido. Mientras me ignora, sigue en su empeño y veo que intenta arrancarse la vía de nuevo. Le aparto la mano (es una suerte que tenga poca fuerza por su estado, no hubiera podido con él de no haber sido así).
- ¡Te he dicho que no te arranques la vía! Si lo haces te harás daño, tendré que volver a cogértela ¡y va a ser peor!- Se aparta como si mi contacto le quemase. A mí me queda calor en la yema de los dedos.
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FOREIGNER. // COMPLETA (OUTLANDER)
FantasíaEnya Everdeen trabaja como enfermera en el Raigmore Hospital en Inverness (Escocia) cuando una noche llega a urgencias un hombre inconsciente y malherido, con ropas del siglo XVIII y, según los técnicos de ambulancia, hablando en un lenguaje extraño...