Esta noche fue la primera que no conseguí dormir a pesar de tener a Jamie a mi lado y dormirnos abrazados –dejando por fin de lado los autoengaños y la timidez.- Se juntaron los nervios por lo que acabábamos de vivir como la lucha interna por el mismo motivo.
Me debatí toda la noche con los pros y contras de aceptar mis sentimientos y el futuro sufrimiento que me traerían. Incluso me planteé si sería capaz de viajar en el tiempo llegado el momento, pero por mucho que me gustaran los dramas románticos de época, la verdad es que donde mejor estaban eran en la ficción.
Por más sencilla que pudiera ser la vida en el siglo XVIII comparada con el siglo XXI, lo cierto era que era peligrosa para mí. Dudo que pudiera encontrar la felicidad 200 años atrás por mucho que estuviera Jamie a mi lado. Sería injusto que él me lo pidiera. Y sería igualmente injusto que yo le pidiera a él que se quedara conmigo.
Así que por mucho desvelo que sufrí, seguía en la misma encrucijada.
Añoré con aún más fuerza tener a mi seanmhair a mi lado, sabía que podía aconsejarme y que sería la única a la que le podría contar la verdad.
Lástima que la ouija no esté entre mis habilidades. Visto lo visto, creo que hasta podría creer en la existencia de las sirenas. Pero mejor dejar a los muertos descansar.
Entre la timidez, el miedo y nuestros propios pensamientos, ninguno de los dos disfrutamos del primer día tras nuestra declaración. De hecho, fue la vez que estuvimos más separados desde que empezamos a vivir juntos.
Pasé mis dedos por los labios, recordando el beso que ayer compartimos. Sabes cuál es ese beso que nunca olvidarás, el que nunca va a ser mejor, el que compararás con el resto de besos que tengas con otras personas... el beso más perfecto que jamás hayas tenido. Y tuve ganas de llorar.
Me di cuenta de que no podía seguir así, con esta ansiedad y pensamientos intrusivamente repetitivos. Y por el bien de ambos, tenía que decidir, y esta vez de verdad y con todas las consecuencias, si abrazaba nuestra relación con sus pros y contras o no. Y aunque no les podía decir toda la verdad, decidí convocar una reunión de alarma por el grupo de whatsapp.
Sexo en Inverness (y luego Enya)
Yo: REUNIÓN DE ALARMA CONVOCADA.
Reina Weasley: Al fin apareces! Nos dejaste en ascuas ayer! Ha vuelto con gonorrea?
Diosa del Ébano: A ver, yo tenía la cabeza (y otras partes) ocupadas en otra cosa. Pero sí que me quedó la curiosidad.
Reina Weasley: Sí, Ebony, yo también estuve ocupado con Richard pero no quise meter el dedo en la llaga.
Yo: Ya sabemos que tenéis una vida sexual muy sana y atareada, pero no es para eso la reunión. *emoji ojos en blanco*. A ver, la cosa cambió mucho de lo previsto...
Reina Weasley: *emoji ojos como platos*
Diosa del Ébano: *emoji palomitas*
Yo: Cenaron y se acabó. A Jamie ni siquiera le gusta Sophie, le aceptó la cita porque no quería que ella se sintiera mal ante una negativa.
Diosa del Ébano: que cojones? Y también le metió la minga por pena?
Yo: Joder, Ebony... No. Cuando ella quiso más él le dijo que no sentía lo mismo (parece ser que intentó manosearle el paquete después de la primera negativa). Se puso como una fiera.
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FOREIGNER. // COMPLETA (OUTLANDER)
FantasiEnya Everdeen trabaja como enfermera en el Raigmore Hospital en Inverness (Escocia) cuando una noche llega a urgencias un hombre inconsciente y malherido, con ropas del siglo XVIII y, según los técnicos de ambulancia, hablando en un lenguaje extraño...