LI - Probando la comida del siglo XXI

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Me dio la vuelta para que quedase sobre él y no aplastarme. Y así permanecimos, todavía unidos, sudorosos y húmedos, con el aroma almizclado del sexo en el ambiente, recobrándonos.

Dormitamos, agotados como estábamos, hasta que el amanecer apareció.

Cuando me sintió despierta, me estrechó entre sus brazos, como para preservar el momento y que no se le escapase como arena entre los dedos. Yo lo rodeé como pude. Abrió los ojos y suspiró, sonriendo de lado como en un chiste privado. Mi mirada le hizo la pregunta silenciosa.


-Ah, mo ceann dearg. Soy tu amo... eres mía... pero parece que no puedo poseer tu alma sin perder la mía.- Y me dio la vuelta para acomodarme contra su cuerpo. Me dormí así, rodeada de él.


Horas después, cerca del mediodía, me desperté como si me hubiese pasado un camión por encima, mis entrañas, puré de gelatina.

Me desperecé estirándome, sintiendo en cada uno de mis músculos, pequeños pinchazos. Miré de reojo a Jamie, que ahora parecía inofensivo, observándome con fanfarronería.


-Parece que has tenido un viaje duro... ¿dolorida por la cabalgata?- Y acarició con suavidad las marcas enrojecidas de sus dedos en mis caderas. Pasé un dedo por la marca del mordisco en el hombro que no recordaba haberle hecho.

-Tú no has salido mejor parado.

-Bueno.- Desdeñó con un marcado acento.- Si te acuestas con una hechicera, debes estar preparado para que te muerda y más.- Me tiró a la cama para que volviese junto a él y acarició un lado de mi garganta.

-Lo siento.- Señala mi cuello marcado.- He sido un animal y no tengo excusa por haberte hecho daño, por muy posesivo que me pusiera anoche. Aunque lo pagué con creces. Me hiciste sangrar por dos sitios, Enya, la espalda me arde como mil demonios.- Sonreí descarada.

-Ya sabes lo que dicen, si te acuestas con una hechicera...- Me burlé.- Y no pienso disculparme porque tú te hayas vuelto un animal.- Me empujó sobre su pecho.

-¿Acaso te he pedido una disculpa? Si mal no recuerdo, ayer sólo te dije "muérdeme otra vez".- Susurró seductor.

-¡Dios,  al fin llegas! ¡Me muero de hambre!- Es el saludo con el que recibo a  Jamie después de una dura jornada de trabajo

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-¡Dios, al fin llegas! ¡Me muero de hambre!- Es el saludo con el que recibo a Jamie después de una dura jornada de trabajo. Lejos de molestarse por un saludo tan borde, sonríe cuando me acerco a él.

-Yo también.- Me mira mientras pasa la lengua por los labios y ataca mi cuello. A pesar del rugir de mis tripas, me río.- Vale, te refieres a comida.- Suspira con fingido fastidio.- Gracias por esperarme.

-Sí, muy educado por mi parte. Así que puedes obviar el saludo.- Sonríe con ternura y me acaricia la punta de la nariz con el dedo.- Aunque debo admitir que hay más razones para no cenar sola... He pensado que hay otra cosa que el siglo XXI nos ha dado y que no te puedes ir sin disfrutar: probar comidas de distintas partes del mundo.- Jamie levanta las cejas sorprendido.

FOREIGNER. // COMPLETA  (OUTLANDER)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora