El ritual de inicio (Capítulo Extra)

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Después de todo lo que había pasado, y que mi prepotente escepticismo había sufrido una gran cura de humildad, me había reconciliado con mi herencia druida.

Había dejado de ser el constante recuerdo del dolor de un duelo no cerrado con mi abuela, para pasar a abrazarlo como una especial parte de mí, preciosa y secreta, digna de cuidado y preservación en un mundo en el que se perdía por momentos.

Tanto la Sra McNabb como el resto de druidas que habían conocido a mi seanmhair me recibieron con los brazos abiertos, un borrón y cuenta nueva en el que solo importaba el hecho de que la nieta de Eilidh, a la que habían visto crecer, seguía los pasos que su familia había querido para ella.

A pesar de que fue bonito sentir que estaban felices porque no siguiera apartándome, la sensación de la vuelta del hijo pródigo provocó en mí una incomodidad que se alojó en mi estómago.

Las incorporaciones más recientes del aquelarre no me dieron una bienvenida tan efusiva, pero aparte de alguna mirada de reojo, fueron silenciosamente cordiales.


Aunque tras toda la lucha contra Rye y el tiempo había demostrado que las leyendas sobre la druida especial eran ciertas (y que yo poseía ese don también), el hecho de hacer una ceremonia de iniciación como druida parecía innecesaria, y casi un chiste, pero nunca conté nada de lo que había pasado. Jamie y yo éramos los únicos que sabíamos lo que había pasado estos meses.

Aunque creía que la Sra McNabb tenía sus hipótesis (las personas que perpetraron mi ataque y el lugar en el que ocurrió eran pistas bien grandes y luminosas para el que supiera leerlas), jamás mencionó nada relacionado. Así que todos corrimos un tupido velo y fui convocada en la siguiente luna llena para mi rito de iniciación como druida, realizándolo ocho años después de lo previsto, y sin mis personas más importantes, pero nunca es tarde.


Jamie no estaba autorizado para acudir por no pertenecer al aquelarre ni descender de druidas ni tener pensado pertenecer. Si ellas supieran que Jamie tenía más magia corriendo por sus venas que el 80% del grupo...

Aunque algo me decía que mi marido haría lo que yo hice en su día: saltarse las normas y observar escondido. Sabía que no querría dejarme "sola" en un momento tan importante, y que le fascinaba mi parte druida visto mi poder. Aunque la temía a partes iguales, dada su educación católica.



Así que esa noche, pocas semanas antes de Yule, acudí a Craigh Na Dun para mi bautismo (perdón por la herejía, supongo) como druida.

Cuando vuelvo a pisar el círculo de piedras ataviada con el traje que había pertenecido a mi seanmhair, pero que esta noche sería oficialmente mío, me golpean miles de sentimientos encontrados. En gran parte la energía ya sentida aquella noche, en gran parte, un miedo helado al recordar la batalla, pues las similitudes eran muy evidentes.

De repente, un viento suave e inusualmente cálido, acarició mi espalda y alborotó mis rizos. Y supe que mi abuela me daba ánimos y tranquilidad, me arropaba en alma, aunque en cuerpo no pudiera estar presente.

Bañada en renovada energía, me adentro al centro del círculo, donde la druida mayor me espera. El resto del aquelarre forma un círculo a nuestro alrededor, con las lámparas encendidas.


Era un ritual de iniciación a medias, puesto que solamente me daban la bienvenida, ya que no me entregaban ni mi traje de druida, ni mi libro de luces y sombras, ni nada de los otros objetos. Todos me habían sido ya entregados de una forma especial, digámoslo así, por mi seanmhair.

Igualmente, le tendí mi manual, mi velo y mi lámpara con una inclinación de respeto a la druida mayor y permití que agarrase mis manos para que la segunda druida nos uniese como en el rito de unión de manos, pero con ramas jóvenes y elásticas de sauco. Después, selló ceremoniosamente alrededor de nuestro apretón con el humo del incienso quemándose. Todo mientras recitábamos el cántico de inicio y paso.


-Enya Everdeen.- Me nombra ceremoniosamente tras desanudar nuestras manos.- Descendiente de Eidihl, nuestra anterior druida mayor, y de Eire, a las que extrañamos. Te damos la bienvenida a nuestro clan, nuestra familia, donde prometes honrar la naturaleza y agradecerle su protección y patrimonio. Homenajearás a todas tus antepasados con tus acciones, y respetarás el don que la naturaleza te ha proporcionado al conectarte con ella.- Sus manos se posan en mi frente y coronilla cuando susurra el lema.- Dèan math, na dèan cron sam bith agus thoir urram dha Màthair an Talamh.

Todas lo repetimos con ceremonia, las palabras pican en mis labios con emoción.


-Te hago ahora entrega de los útiles que te ayudarán en tu camino y en tus ritos.- Anuncia. Apoyo una rodilla en el césped, con la misma postura que un caballero medieval antes de ser nombrado por su rey.- Tus ropajes, que ya portas. Tu libro de luces y sombras, que tus antecesoras han hecho para ti con toda su sabiduría. Tu lámpara, que hará que el fuego acompañe tus rituales y traiga luz a la vida. El velo sobre tu cabeza y, por último, tu corona, símbolo de nuestra Madre Tierra, un regalo de nuestro clan como bienvenida.- Y coloca la diadema realizada con las ramas de saúco que usamos en la ceremonia entrelazadas con flores de lavanda. También, al ser nueva, simbolizaba mi comienzo. Agarra de nuevo mis manos y me incorpora.


-Enya Everdeen, druida, bienvenida a tu clan.- Me recibe con alegría y un beso en la frente maternal.


Una de las druidas me tiende el barreño con agua con flores, como la que usé en mi ritual, para que lavase mi rostro, como un símbolo de paso: cruzar el velo hacia el mundo druida, abrir los ojos hacia la magia.



Y así, esa noche me convertí oficialmente en druida, volví al aquelarre de mi abuela, a formar parte de un grupo. El duelo se había resuelto por fin.

Y en todo momento supe que mi familia estuvo a mi lado, cuando abracé mi naturaleza, la parte que me había empeñado en enmudecer.

(*) Dèan math, na dèan cron sam bith agus thoir urram dha Màthair an Talamh

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(*) Dèan math, na dèan cron sam bith agus thoir urram dha Màthair an Talamh.:  Haz el bien, no hagas daño y honra a la Madre Tierra.

FOREIGNER. // COMPLETA  (OUTLANDER)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora