XXX - Mío, tuya, nuestro

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Coge mi rostro entre sus manos como si sostuviera lo más frágil y preciado, y acerca sus labios a mi boca, rozándolos tenuemente, sin llegar a besarlos.

-Chain eil fhios a chaoidh dhut air meud mo ghaoil dhut.- Susurra contra ellos.- Nunca sabrás lo mucho que te quiero en realidad.- Traduce, su voz meciéndose entre rezo y secreto.


Su aroma a madreselva inunda todos mis sentidos. He dejado de ser Enya Everdeen para convertirme en un cúmulo de sensaciones, físicas y espirituales. Acaricio su boca, sintiendo la suavidad y la humedad en la punta de mis dedos.


-Se hace tarde... ¿vamos a la cama?- Susurro. Me mira con fuego en sus pupilas.

-¿A la cama... o a dormir?- Yo solo lo miro con picardía y una sonrisa.


El ambiente se carga de electricidad, la lluvia escocesa golpea contra los cristales. Nos levantamos del suelo lentamente, sin dejar de mirarnos, temerosos hasta de respirar y romper la magia del momento.


-Quítate la camisa, quiero verte.- Ordeno.



Jamie sonríe de lado, y lentamente, desanuda las muñecas de la prenda que lino que lo cubre hasta más abajo de los muslos y deja entrever la parte superior de su pecho. Seguidamente, se quita la prenda cogiéndola por los hombros y la desecha sobre el suelo. Mi corazón se para por un momento, pues al fin puedo ver sin pudor su cuerpo, marcado por la batalla y el trabajo de campo.

Con aliento tembloroso, me acerco, y paso las yemas de mis dedos por su cuello, clavícula, el fino vello de sus pectorales y bajo hasta el abdomen, siguiendo el sendero pelirrojo. Mi camino prosigue por los laterales de su pelvis, pasando la palma desvergonzada por sus glúteos, al mismo tiempo que acaricio con la punta de mi nariz su hombro, embebiéndome de su aroma.

Aunque le cuesta, él me sigue con la mirada, sólo permitiéndose mover la mandíbula hacia mí, buscando la proximidad de mis labios. Beso con ternura las cicatrices de su espalda, y lo siento temblar y suspirar. Cuando realizo la vuelta completa y me pongo de nuevo frente a él, su sonrisa ladeada se acentúa, vengativa. Se pasa la punta de la lengua por el filo de los dientes superiores.



-Y ahora... lo justo es justo, desnúdate tú también.- Exige con voz ronca. Y por vez primera, no me amilano.


Levanto mi camiseta/pijama por mis caderas y la tiro junto a su prenda de dormir, quedándome completamente desnuda frente a él, pues mis rizos han caído pesadamente sobre mi espalda. Sus ojos me recorren hambrientos, viéndome por vez primera. Me siento viva, y deseada, y mimada, tal y como siempre quise sentirme.


-¿Alguna vez has visto a una mujer desnuda?- Pregunto. Se acerca a mí lentamente, acariciando con la suavidad de una pluma mi antebrazo. Sonríe tenuemente.

-Sí, pero nunca de cerca.


Su mano se posa sobre mi pecho, sopesándolo, sintiéndolo, y mi bajo vientre se vuelve llamas. Se queda sin respiración por un momento, lamiendo el labio inferior mientras sus ojos bajan a lo que sostiene su mano, pero rápidamente vuelve a mirarme, sus pupilas devorando el platino de sus iris.

FOREIGNER. // COMPLETA  (OUTLANDER)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora