Capítulo 42 "Por favor"

1.3K 106 0
                                    

Hermione motivada por el brillo en los ojos del rubio se sintió con la libertad de tocarlo. Pasó sus manos por su fuerte abdomen, sintiendo cada musculo tensarse cuando sus dedos pasaban por ahí. Draco jadeó con su delicioso tacto y dejó que ella enganchara sus dedos en sus pantalones ya abultados. La tomó de su pequeña cintura con fuerza, quería sentirla lo mas cerca a él, la besó primero en los labios y poco a poco abandonó su boca para bajar con delicadeza a su cuello. Le encantaba escucharla jadear, le exitaba tanto ver como ella temblaba con solo sus besos y manos.

Las manos de Hermione empezaron a quitar su cinturón, en cuanto se deshizo de el bajó el cierre de los pantalones y dejó su mano descansando en la v que se formaba al final del abdomen de Draco.
-¿Qué estas haciendo?- dijo él con los ojos negros al ver que la mano de Hermione se introducía buscando su miembro.
Ella no contestó, se ruborizó pero estaba decidida a darle a Draco tanto placer como pudiera, ya que no habían podido hacer nada durante un tiempo.
Hermione se arrodilló frente a él y tomó los pantalones para bajarlos. Draco miró la escena desde arriba sin poder creerlo.
-¿Estás segura que quieres hacerlo?- Hermione se mordió el labio.

-Necesito que me digas como- dijo ella mirando hacia arriba. Continuó bajando la ropa de Draco y finalmente lo tuvo frente a ella grande y duro como la primera vez. Ella tragó saliva nerviosa de lo que iba a hacer, pero levantó su mirada de nuevo para que Draco le dijera que hacer.

-Tomalo entre tus manos cariño- Hermione llevo sus manos alrededor, sintiendo el palpitante miembro que temblaba bajo su tacto -mueve tus manos así- dijo ayudando a Hermione a mover de arriba abajo sus pequeñas y nerviosas manos. Cuando ella lo hizo, Draco gimió con la deliciosa sensación.
La castaña se dedicó a mover de arriba a abajo tantas veces como pudo, estaba emocionada de ver que a Draco le gustaba. Pasó un pulgar por la rosada cabeza y eso volvió loco al rubio que soltó un gruñido.
-Ven- detuvo a Hermione para que lo siguiera a la cama, él se sentó en la esquina y ella quedó de rodillas en el suelo frente a él -quiero que lo metas a tu boca- Hermione suspiró temblando, se acercó a él y volvió a tomarlo entre sus dedos.

-¿C-como lo, como lo hago?- preguntó.

-Vas a chuparlo como si fuese un dulce cariño, solo ten cuidado con los dientes- ella asintió y se acomodó para alcanzarlo. Llevó sus labios a la cabeza, para después meterlo todo completo. Draco soltó una maldición y su cabeza cayó hacia atras. Hermione probó un nuevo ritmo, metiendo y sacandolo con más frecuencia. Descubrió que su lengua podía hacer maravillas, así que lamio a lo largo de la longitud y apretó con una mano, tomó la punta y empezó a hacer círculos con su lengua, concentrada y pérdida con los gruñidos y groserías del rubio.

Draco miró hacia abajo y se encontró con la imágen mas erótica de Hermione. Ella lo miraba desde abajo con su polla dentro de la boca, se ayudaba con sus manos ya que no le cabía toda. Llevó una mano al cabello de la castaña y empezó a mover su cabeza más rapido pero cuidando que no le dieran arcadas. Mientras ella seguía con su tarea, él bajó su sostén, dejando sus duros senos apretados por la tela que quedaba debajo de ellos a la vista y completamente para él. Pellizcó uno de los pezones logrando sacar un gemido que la castaña. Cuando se sintió cerca de acabar la alejó tomandola suavemente del cabello.
-Todavía no- dijo Draco rehusandose a terminar en la boca de Hermione.

Se puso de pie junto con ella y de inmediato la levantó por las piernas, ella envolvió ambas en su cadera y lo abrazó por el cuello. Al rubio le encantaba ver lo inocente que se veía, con aquel rubor en su cara y sin embargo había hecho muy buen trabajo hace un momento.
La dejó sobre un pequeño mueble, se colocó entre sus piernas y volvió a comerle la boca. Ella aún tenía sus piernas alrededor de él.
Mientras la besaba jugaba con sus pechos que estaban expuestos, los tomaba entre sus dedos tratando de poner aquellos pezones lo mas duros posibles.
Se alejó de ella y enganchó sus dedos en sus bragas, esta vez no tuvo delicadeza, necesitaba tenerla ya, su erección dolía porque no había terminado y no sabía cuanto podía aguantar.
Ahora él estaba de rodillas frente a la entrepierna desnuda de la castaña, lamiendose los labios ansioso por probarla.
-Así me gusta cariño, tan humeda y tan mía-

Destinado A TiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora