Hacía un frío descomunal. Podría sentir la fría madera pegada a su cara, le dolían las piernas, le ardían las manos y estaba con la garganta seca.
No entendía nada, estaba todo oscuro y frio. Sus piernas le respondían con dificultad.
Trató de ponerse de pie y entonces vio sus muñecas, rojas e irritadas. Su vestido estaba destruido por detrás. Entonces lo supo.
Las lágrimas empezaron a salir una tras otra mientras ella se dejaba caer al suelo, abrasandose a sus rodillas. Sirius Black la había violado, ella había estado inconciente, no tenía idea de lo que el desgraciado le había hecho.
Jamás se había sentido tan sucia, jamás se había sentido tan desdichada.
Quizás pasó una hora llorando en el frío suelo, o quizás años, parecía tanto.
Le dolía la mejilla, sabía que seguro tendía un golpe ahí y quien sabe donde. Mientras se ponía de pie trataba de no pensar en el punzante dolor entre sus piernas.
Salió de aquella biblioteca, aquel lugar que había amado tanto, ahora había sido sede de un suceso horrible.
Mientras caminaba de regreso a la habitación de Draco, cualquier ruido la asustaba. Caminaba sollozando, cada paso era una agonía, le temblaban los pies descalzos, solo quería llegar a Draco.Al llegar a la habitación, notó que la puerta estaba semi abierta. Antes de siquiera poder entrar, Narcissa salió de ahí con una gran sonrisa.
En cuanto vio a Hermione su sonrisa desapareció.
-Creí que ya te habías ido- dijo disgustada. Parecía estar ignorando por completo el hecho de que Hermione estaba golpeada y con el vestido desgarrado, ni siquiera se inmutó de verla llorar.
-Te pido que te retires de mi casa- insistió la mujer y a Hermione se le calló el corazón. Tenía que ver a Draco.-Solo, necesito verlo...- habló muy bajito y Narcissa torció los ojos.
-No. No quiero que interrumpas, Draco está descansado- Narcissa abrió la puerta para que Hermione pudiera ver dentro. Aquella imagen fue desgarradora, Draco seguía durmiendo pesadamente mientras tenía a Astoria entre sus brazos, parecía que ambos estaban muy dormidos.
-Ahora...bueno, ya sabes donde está la puerta- Hermione estaba temblando.
-Te recomiendo que no regreses. Mi hijo se va a casar con Astoria. Quizás no te quiere lastimar al decirtelo, pero es verdad. Así que...si te respetas un poco, no volverás a buscarlo-
En otra ocasión Hermione habría respondido, abría defendido aquel amor que juraba que tenía con Draco, pero en ese momento no podía, si abría la boca iba a quebrarse, y no quería darle el gusto a esa desagradable mujer.Ni siquiera se había preocupado por su aspecto.
Hermione necesitaba a Draco ahora más que nunca, quería correr a Astoria de su lado y tomar su lugar, ya que ese lugar era suyo y en este momento se lo habían quitado.
Quizás después de todo, Narcissa tenía razón. Su vida era más simple antes de Draco, y ahora todo parecía un infierno, hace nada había sido violada por el tio de Draco, justo cuando pensaba que no podía ponerse peor, le arrebatan todo de un solo golpe.-Dígale que...- Narcissa levanta una mano para detenerla.
-Ahorratelo, a mi hijo ya no le interesa. Vete ahora y deja de aparecer y arruinar sus planes- Hermione tomó todo el valor que pudo para salir de quella casa, se sentía como una completa extraña.
Cuando Narcissa había mensionado que estaba arruinando los planes de Draco, por un momento le pasó por la cabeza que quizás en realidad no conocía a Draco.
El hombre del que ella se había enamorado no era más que una ilusión creada por la necesidad de ambos: Draco necesitaba sangre y Hermione necesitaba amor.
Todo era más que un desastre, y le había arruinado la vida. ¿Cómo iba a seguir con esa vida de mierda? No creía poder...Mientras se subía al auto contempló la mansión una última vez, sabía que no habría otra. Esta vez se había acabado.
Le temblaba todo y no estaba segura de que manejar fuese lo más prudente, quizás le habría importado en otro momento, pero su vida ya ni tenía mas valor. ¿Qué más daba si moría en ese momento?
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Destinado A Ti
FanfictionAquellos ojos lo volvían loco, tenía frente a él a la mujer más hermosa que había visto, y era suya. No podía detener aquel instinto que lastimaba tanto a Hermione, no podía ni parar de tocar su cuerpo entregado a él mientras la hacía suya, veía la...