-¿Puedes por favor olvidarlo Draco? Elena necesita ayuda, no podemos dejarla, la pobre no sabe nada-
Hermione había aparecido en el departamento de Draco después de la larga noche que pasó consolando a Elena, ella tenía fuertes sospechas de lo que su amiga estaba pasando y le había contado a Draco con la esperanza de que pudiera ofrecer su consejo a Elena, pero todo lo que él tenía en la cabeza era que Hermione había tomado un café con Theo y estaba furioso.
-¡Solo estas tratando de evitar el tema!- dijo Draco paseandose por la habitación.
-¡Pues que quieres que te diga! Theo y yo necesitábamos hablar, no pasó nada más. Es ridículo que te enojes-
-¡Estabas enojada conmigo por culpa de ese idiota! ¿Cómo quieres que no me enoje?-
-Pues ya no estoy enojada contigo. ¿Puedes ahora ayudarme con Elena?- rogó Hermione revoloteando sus pestañas.
-No se si sea buena idea. No sabemos si es lo que crees y si no lo es le estaría dando información que no quiero que nadie sepa de mi-
-Draco te juro que le vi los ojos-
-Pudo ser una luz- replicó él.
-No, no lo era. Te he visto a ti mil veces y se que esos ojos eran como los tuyos- Draco suspiró con sus manos como jarras en sus caderas -por favor, no te cuesta nada ir a averiguar si mis sospechas son reales, si no lo son entonces lo olvidaremos-
-Iré pero solo si me acompañas-
-No Draco, tengo que estar con mi padre todo el tiempo que pueda. Prometo ir en cuanto pueda, pero tendras que hablar con ella a solar mientras tanto-
-Pues no tengo de otra-
Tal como prometió, Draco había ido a visitar a Elena para saber que le ocurría. Hermione había tenido que cubrir guardias en el hospital ya que la esposa de Albus estaba de viaje por trabajo y gracias a la presencia de Hermione era más facil.
Albus estaba mejorando muchísimo, tanto que le dieron de alta después de tres días más. Sin embargo las instrucciones del medico eran claras: tenía que tener vigilancia las 24 horas y Hermione claro que se había ofrecido a eso. Casi no había visto a Draco, no podía dejar solo a su padre y él aún no sabía que su hija estaba viviendo con el joven que más le desagradaba del mundo.
Al menos la mantenía al tanto por teléfono, al parecer las sospechas eran ciertas. Elena estaba iniciando sus síntomas Zeldas, pero no le estaba yendo nada bien.-Al parecer Elena se ha enamorado de Theo, fue completamente sin intención. Pero eso la está debilitando- dijo Draco en una llamada.
-¿Cómo? Pero si ella aún no es completamente una Zelda-
-El caso de mujeres es muy raro, pero en este caso es claro. Theo está mostrando tanto rechazo a ella que le está haciendo daño, a tal punto de que si sigue así va a acabar con su vida-
-Draco no voy a dejar que Elena se muera-
-Pero nosotros no podemos hacer nada cariño. Si Theodore no la quiere, tarde o temprano será tanta depresión que... no va a resistir-
Aquella noticia fue brutal para Hermione, especialmente porque sabía que gran parte de la culpa la tenía ella misma. Si nunca hubiera conocido a Theo, habría una gran posibilidad de que Elena y él terminaran juntos.
Después de la nueva información que tenía, Hermione se quedó tan alejada de Theo como fuera posible, deseaba con todas sus ganas que Elena se mejorara y Theo la quisiera de una vez, pero en el corazón de las personas no se manda ni puedes escoger a quien querer.
Draco le había tenido que decir a Elena que los dos eran iguales y de cierta forma se estaban entendiendo, Draco le contaba de su historia y todas las cosas que sabía hacer. Elena estaba más feliz de saber que al menos sus sentidos y la forma en la que se curaban era superior a la de un humano normal. Se lo había tomado mucho mejor de lo que esperaban y siempre rogaba porque Draco regresara a contarle más.
La unica tarde en la que Hermione pudo asistir con Draco a ver a Elena, pudo mostrarle sus mordidas con mas confianza y esta vez Elena entendió todo. Ya no odiaba a Draco y tampoco tenía miedo de morder a nadie, le parecía hasta excitante, sin embargo Draco se molestó con eso porque para él era horrible tener que hacerle eso a Hermione.-¿Y te duelen?- preguntó Elena a Hermione.
-La verdad es que si, muchísimo. Pero creo con el tiempo ha empezado a gustarme...- sus mejillas se tiñeron de rojo. Draco había salido por un momento y por eso la castaña se había atrevido a decir aquello, pero cuando giró a la puerta Draco estaba entrando con una ceja alzada. Ella solo esperaba que no hubiera escuchado nada.
Elena se veía mucho más feliz después de saber su verdad, pero eso no quitaba lo delgada o lo mal de salud que estaba. Ella no sabía lo que pasaría si Theo nunca le correspondía, pero faltaba para que cumpliera 21 años, había tiempo de hacer que Theo cambie de opinión, o al menos Hermione se aferraba a esa idea.
Cuando la esposa de Albus había regresado a Londres, Hermione tuvo por fin un descanso de sus guardias y pudo regresar esa noche al departamento con Draco.
-No me gusta aquí, de verdad necesito estar en París, en nuestra casa- dijo Draco mientras se bebía un vaso de agua frente a la encimera de la cocina. Hermione que estaba sobre ésta encimera sonrió triste.
-Yo también quiero regresar ya. Casi no pasamos nada de tiempo juntos aquí-
-Eso es totalmente tu culpa- dijo él colocándose entre las piernas de Hermione -tu ya no me prestas atención-
-Draco sabes que he estado...- el la hizo callar.
-Si amor, lo sé- Hermione suspiró -pero estoy harto-
-En cuanto mi padre esté mejor, nos vamos ¿si?- Draco le dio un beso en el hueco del cuello mientras pasaba sus manos suavemente por dentro del vestido de Hermione, todo a lo largo de sus piernas -estamos en la cocina- regañó ella cuando se dio cuenta de lo caliente que se estaba poniendo el rubio.
-Por favor... ¿hace cuanto no lo hacemos?- dijo él subiendo sus besos a la mandíbula de la castaña.
-No exageres, no tiene tanto-
-Por favor cariño- rogó como niño pequeño -sabes que quieres-
-Tu no sabes eso- Hermione ya estaba tan caliente como él, sentía como la tocaba con tanto deseo que sus bragas ya estaban empezando a mojarse.
-Te escuché diciendole a Elena que te gustaba cuando te mordia- Hermione se puso mas roja que nunca -y yo ya no tengo inconveniente en hacerlo una y otra vez-
La castaña se quedó débil mientras Draco le comía la boca y se despojaba de sus bragas sin quitarle el vestido. No había tiempo de jugar, ella ya estaba lista para él.
Con un hábil movimiento el rubio sacó su miembro y se introdujo en Hermione de una sola estacada. Gracias a que ella estaba sentada sobre la encimera él podía penetrarla con mayor facilidad y rapidez, ganándose jadeos y gemidos de su delicada boca.
A Draco parecía estorbarle que Hermione llevara toda esa ropa puesta, así que le bajó la parte de arriba del vestido para dejar sus senos al descubierto y siguió entrando y saliendo de ella.
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Destinado A Ti
FanfictionAquellos ojos lo volvían loco, tenía frente a él a la mujer más hermosa que había visto, y era suya. No podía detener aquel instinto que lastimaba tanto a Hermione, no podía ni parar de tocar su cuerpo entregado a él mientras la hacía suya, veía la...