Finalmente era lunes, sería un día estresante para Hermione, tenía la exposición de la investigación para Hermione, tenía que exponer a los compradores del museo el trabajo que habían estado desarrollando.
Estaba demasiado nerviosa, ella sabía que lo podía hacer excelente, pero en ocasiones los nervios te suelen ganar, y esta vez se estaban jugando muchos millones, según Theo.Su ropa estaba lista sobre la cama y su cabello estaba acomodado de manera tranquila cayendo por su espalda. Había decidido vestir un poco formal, pues estaría frente a personas que seguro usarán trajes carísimos y no podia desentonar.
Su cabeza aún dolía por el sueño perdido y las nauseas que tenía no estaban ayudando. La cosa se había puesto peor cuando la noche anterior Theo además de disculparse por no llevarla a casa, le
Theo habia enviado la dirección donde harían la presentación, no sería en la oficina, sería en casa de los Malfoy ¿podía acaso estar más nerviosa?
Ni siquiera aceptó el desayuno que Ginny le había preparado, su estomago estaba que no soportaba ni el agua.
Salió de su casa con mucho tiempo de anticipación para poder estar a tiempo y no quedar mal. Al llegar a la dirección indicada tuvo que tomarse un minuto para respirar frente a la enorme puerta que estaba frente a ella, sabía que los Malfoy tenían dinero, pero esto...esto era una locura.
Un mayordomo la dejó pasar y la llevó al despacho en el que atenderian a los invitados. Cada detalle en las paredes tenía un toque vintage, parecía una mansión sacada de las peliculas de la epoca de Orgullo y Prejuicio, tan elegante y tan enorme. Que no tuviese el toque moderno la hacia aún mas admirable, seguro que las pinturas en las paredes costaban millones, bajo sus delgados tacones había un hermoso piso de mármol, brillante y blanco, le daba una vista de espacio abierto combinando los colores de cada objeto decorativo.
Los libros estaban por todos lados, era un tremendo paraíso en el que cualquiera estaría felíz de perderse.-Por aquí, señorita- le dice el mayordomo abriendo una puerta de caoba que dirigía al despacho.
-Gracias- el hombre cierra la puerta y Hermione entra buscando a quien sea que estaba ahí dentro.
Su corazón dio un vuelvo cuando lo vio ahí sentado, detras de un escritorio con su vista pegada en ella.
-Buenos días señor Malfoy- Dijo con rubor en sus mejillas a Draco.-Buenos días Granger, puedes tomar asiento- señaló la silla frente a él -Los compradores estarán aquí en menos de media hora, necesito que me expongas un poco de lo que hablaras hoy- se acomodó en su silla.
Mientras sacaba todo lo que iba a necesitar se dio cuenta que Theo no estaba por ninguna parte.
-¿Theo no vendrá?- preguntó inocente y Draco apretó la mandibula.-Theodore tuvo que salir de la ciudad de emergencia, no tuvo tiempo de avisarte- ella hizo una o con su boca.
Hermione colocó cada pergamino frente a Draco y se perdió inmersa en cada palabra que decía, cada detalle de su investigación se deslizaba de su lengua con suma elegancia y el rubio no podía dejar de querer seguir escuchandola hablar. Hermione movia sus manos y parecía que sus dedos danzaban sobre el aire llamando la atención de Draco.
Cuando ella terminó de hablar se dio cuenta que estaba tan distraído en ella que no escuchó una palabra de lo que ella dijo.-Perfecto, creo que si les va a gustar- respondió tragando saliva.
-Eso espero, porque hemos trabajado muy duro...- dijo mordiendo sus uñas.
La puerta fue abierta sin tocar y eso irritó demasiado al rubio.
-¿Qué quieres?- dijo brusco al mayordomo que se asomaba por el marco. Hermione se sobresalto por el tono de su voz.-Disculpe, señor. Ya llegaron, sus clientes- por como habló, era obvio que le tenía miedo a Draco, no era de sorprenderse, Draco no solia ser amable con nadie, siempre había sido egocéntrico y muy poco amistoso.
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Destinado A Ti
FanfictionAquellos ojos lo volvían loco, tenía frente a él a la mujer más hermosa que había visto, y era suya. No podía detener aquel instinto que lastimaba tanto a Hermione, no podía ni parar de tocar su cuerpo entregado a él mientras la hacía suya, veía la...