XXXV. Club de detectives

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Por un momento, lo único que se oyó fue el agitado latir de ambos, Shinichi había recostado su cabeza entre el hombro de Kaito y el respaldo del asiento, mientras el mago seguía con las manos apoyadas en su cadera. Ignorando las llamadas que estaban entrando a los teléfonos de ambos sin parar desde hace un rato.

Kaito fue el primero en volver a reaccionar, besando suavemente la mejilla de Shinichi. Escuchó un pequeño murmullo de aprobación mientras se retorcía un poco para acomodarse mejor y romper su vínculo. En un principio todo pareció ir bien, hasta que Kaito notó que la actitud de Kudō desprendía algo de frialdad, sobre todo cuando le apartó con brusquedad la cara cuando este se disponía a darle otro beso.

-¿Qué sucede? Estabas tan tierno hace un momento -preguntó ladeando la cabeza e intentando buscar su mirada.

Se pasó los dedos por el cabello, intentando peinarlo un poco.

-Esto no debió haber sucedido. No aquí -Deshizo su acción anterior y esta vez pasó sus dedos de manera brusca, volviendo a desordenar su cabello -¡Mierda!

Quiso no desesperarse demasiado, pero Sabía que Shinichi tenía razón, eso podía significar un problema mayor y tenían que encontrar una solución lo antes posible.

-Digamos que no encontramos nada. Podríamos lanzar el vehículo al río -habló con naturalidad -¡Ya sé! ¡Podríamos quemarlo!

-¡¿Te has vuelto loco?! Ninguna de esas opciones es factible -comenzó a buscar su ropa y a vestirse.

-No creo que te inculpen de nada. No si explicamos lo que pasó -imitó a Shinichi, buscando e intercambiando las prendas de cada uno –Puedo hablar yo si eso te avergüenza menos.

Estaba intentando buscar una solución, poniendo lo mejor de su parte y tomando en cuenta las emociones de Shinichi.

-Ayúdame a limpiar esto –le entregó un pañuelo y comenzaron a limpiar el desastre que causaron, volviendo a sentir de fondo sus teléfonos sonar.

-¿No vas a responder?

-Solo es Hattori -volvió a comprobar el nombre que mostraba la pantalla y sufriendo un pequeño infarto cuando vio que ya tenía 15 llamas perdidas, prefirió apagarlo.

Al terminar de vestirse abrieron las puertas para ventilar y tomar un poco de aire. Shinichi puso ambas manos en el volante, intentando pensar con claridad, sintió la mano de Kaito apoyarse en su hombro para tranquilizarlo, pero la apartó de un manotazo.

-Shin-chan tienes que relajarte. Dudo que se enteren de lo que hicimos aquí -parecía completamente convencido –Tenemos el móvil, es lo que importa.

-¡Cállate! ¡Tonto! -le gritó frustrado, sabiendo que dentro de todo el chico tenía razón. Pero el hecho de darse cuenta de que se volvía un detective inútil cuando se dejaba llevar por temas de amor era algo que no le contentaba.

Kaito agarró el cuello de la camisa de Kudō y lo miró con ojos lujuriosos.

-Shinichi no se si te lo he dicho antes, pero me excita cuando me insultas -bromeó.

Tenía un don para incomodarlo y hacer que se pusiera rojo. Se bajó antes de que el mago siguiera con su juego y los hiciera caer nuevamente en lo mismo. 

 

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Oh! Rival (Kaishin-Shinkai) -YaoiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora