XI. Por Cosas del Azar

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Sus labios se separaron al salir del túnel, intercambiaron una mirada colmada de dulzura e incertidumbre por la posible reacción del otro, pero para suerte de ambos, ese momento pertenecía a ellos y no soltaron sus manos hasta que llegó el momento de bajar.

Esta vez, Shinichi tomó la iniciativa y jaló de un brazo a Kaito –Vamos al baño.

-No podemos ¿Y el sospechoso? ... ¿Te encuentras bien? -Preguntó incrédulo.

-No te preocupes por eso.

Apresuradamente se dirigieron al mismo servicio de antes, el cual por supuesto, estaba desocupado. El detective respiraba de manera agitada, cosa que desató preocupación en Kaito.

- ¿Vas a vomitar? ¿O te vas a convertir en niño? -le preguntó.

Kudō lo tomó de la mano guiándolo al último cubículo.

-Si, pero las palabras que tengo atoradas en la garganta.

El ladrón lo miró confundido y desvió sus ojos hacia la puerta seguramente pensando en que su objetivo andaba suelto y tenían que encontrarlo, a lo que Shinichi se dio cuenta casi telepáticamente de sus pensamientos.

-No sé qué me ocurre, pero ahora quiero pasar de la policía y del sospechoso –lo sujetó de las muñecas -Soy un detective, se supone que debo entender las cosas, pero en estos momentos solo quiero dejarme llevar.

Kaito lo escuchaba atentamente sin terminar de entender del todo. Sus emociones fueron aflorando de a poco cuando el detective, con duda, miró los labios del ladrón y le sujetó la cara con ambas manos atrayéndolo hacia él. Kaito no opuso resistencia y lo abrazó con firmeza, pero cuidando de no lastimarlo, siguió el ritmo del acalorado beso, el cual parecía no ser suficiente. Querían hundirse en los brazos del otro y dejarse llevar.

Shinichi comenzó a desear más y bajó sus manos acariciando los hombros de su compañero hasta llegar a la cintura. Kaito, al sentir tal contacto comenzó a hacer lo mismo y lo apegó a la pared al mismo tiempo que movía sus manos por el cabello oscuro del detective. Comenzó a trazar un camino de besos desde el cuello hasta su clavícula, la piel de Shinichi se erizó ante el atrevido acto y respondió con un casi inaudible suspiro.

Ninguno podía negar que lo estaba disfrutando, a pesar de que iban demasiado rápido. Pero, la urgencia del momento ameritaba atención y el sonido del teléfono celular de Kudō los interrumpió.

-Kid...espera -dijo jadeando debido a la aceleración.

Movió las manos del ladrón aparatándolo de él y sacó el móvil del bolsillo. El detective Shiratori lo estaba llamando.

- ¡Detective Shiratori! -contestó al teléfono y Kaito aprovechó para salir y mojarse la cara.

-Kudō-kun ¿Cómo va el operativo?

-En estos momentos estoy revisando el video que grabé -De su ropa inferior tomó con cuidado entre sus manos una pequeña cámara que se encontraba bien sujeta junto a su al cruce de su camisa –Lo contacto a pensar tenga la certeza de las pruebas –Colgó la llamada sin darle oportunidad de responder.

Salió del cubículo y se encontró a Kaito lavándose frenéticamente el rostro. Ninguno de los dos se atrevió a decir nada, así que ambos salieron y se sentaron en la banca más cercana a revisar la grabación.

Al ser una cámara de alta tecnología y modificada por el Profesor Agasa, la visión nocturna era bastante nítida. Shinichi había comenzado a grabar desde que montaron la atracción y analizó sigilosamente las imágenes para que no se le escapara ningún detalle e intentando concentrarse, ya que el encuentro en el baño lo sacó bastante de sí.

Oh! Rival (Kaishin-Shinkai) -YaoiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora