IX. Cuarto Menguante

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Conan miró en dirección al pasillo. Efectivamente un hombre alto y de cabello negro se aproximaba hacia ellos. Se detuvo a observarlos y cuando tuvo a ambos muchachos de frente levantó una ceja mirando detenidamente a Kaito dilatando de a poco su pupila. Ese efecto en sus profundos ojos color verde sembró terror en el ladrón de guante blanco.

- ¡Tú! -lo culminó el hombre.

- ¡Yo no la toqué! ¡Lo juro! -Kaito suplicaba en su dirección.

El detective tardó un instante en entender el contexto. Shuichi Akai miraba amenazadoramente a Kaitō Kid, quien tenía una expresión de pavor en el rostro mientras tomaba distancia a pasos lentos.

Hace años atrás el ladrón se había disfrazado de la hermana del francotirador, Masumi Sera, y como todo el mundo, la había confundido con un hombre, por lo que al momento de aturdirla y sacarle la ropa lo hizo en el baño para caballeros.

- ¡Ah! Si -explicó Conan –Akai-san vive conmigo.


Tuvieron una "amistosa" presentación y una leve explicación por parte del detective. Resultaba que luego de que acabaran con la Organización de los Hombres de Negro, Kudō le había ofrecido amablemente al agente del FBI que podía quedarse a vivir en su residencia. Después de todo Yusaku y Yukiko se la pasaban en el extranjero y a su hijo no le hacía mal la compañía en una mansión tan grande. Además, podían compartir experiencia y conocimientos debido al trabajo de cada uno. Al comienzo fue un poco extraño para ambos convivir sin la necesidad de luchar contra un enemigo en común, pero se dieron cuenta de que ambos al conocer secretos del otro y compartir un fin común, que era siempre ir por el camino de la justicia y la verdad, terminó convirtiendo a los dos en buenos amigos.

-Entonces, este buen hombre –terminaba de entender Kaito –Vive contigo.

-Así es -confirmó el niño -Pero descuida, sé que entenderá la situación y guardará el secreto.

Akai no le quitaba la mirada acusadora de encima a Kid, este tragó saliva y miró hacia otra parte. A su vez, Conan le explicó todo el contexto a su compañero de vivienda, el cual efectivamente comprendió la situación.

-Ya veo, así que cavaste tu propia tumba...Kaitō Kid.

La voz ronca del agente del FBI erizó los pelos de todo el cuerpo del ladrón y el pequeño detective observaba divertido pareciendo disfrutar el momento de vulnerabilidad de su rival.

-Akai-san ¿Puedo contar con tu discreción?

El hombre de gorra negra asintió -Si puedo ser útil en algo no dudes en pedírmelo, por mi parte-continuó esta vez posando sus ojos levemente desafiantes -Intentaré no esposar a este ladrón en el sótano.

Ese último comentario había causado el efecto deseado. Kaito entendía que era una amenaza de broma, pero aun así no dejaba de preocuparse y le incomodaba la idea de saber que ganaba un enemigo cada vez que pisaba un lugar diferente.

-Creo que lo mejor será ir a dormir, estoy muy cansado –Kaito fingió un bostezo y estiró sus brazos –Buenas noches, detective.

Dejó a ambos perplejos y cerró la puerta de la habitación.


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Oh! Rival (Kaishin-Shinkai) -YaoiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora