XXXII. Cuando el reloj marque las ocho

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Saguru Hakuba imitó la mueca de disgusto cuando recayó en la presencia de Kaito, entendiendo que ninguno tenía ganas de ver al otro.

-Lo mismo me pregunto –lo miró de arriba abajo sin cambiar la expresión -¿Qué estás haciendo aquí?

Kaito apretó los puños, tenía ganas de golpearlo y que el sol iluminara su cabello dorado lo hacía ver incluso más insoportable que de costumbre. Shinichi notó la exaltación que ambos intentaban calmar, pero el reencuentro fue tan brusco que terminó alterándolos demasiado.

-¡Así que eras tú! -lo saludó -Hattori no me dijo nada.

El joven desvió la desafiante mirada que tenía sobre Kuroba para posarse en la de Kudō.

-Han sido varios años ¿Qué tal estás? -logró relajar la expresión.

Pudieron generar una conversación civilizada, avanzando por las calles en la misma dirección por la que habían llegado. El detective de Londres logró explicar con un poco más de claridad la situación a Shinichi.

-Es por eso que necesito de su cooperación. Y me alegra saber que tú vas a ayudarnos.

Sabía que Shinichi era un excelente detective, contar con él en su equipo le daba una gran ventaja. Lo único que no estaba entendiendo era que hacia Kaito Kuroba, o más bien, como siempre aseguraba, Kaitō Kid con él. Miró hacia atrás por encima de su hombro, el mago les seguía el paso a unos pocos metros de distancia, con las manos en los bolsillos y las mejillas notoriamente enrojecidas en infladas debido a la molestia que sentía.

-Puedes contar con que haré todo lo que esté a mi alcance -aseguró Kudō y también se giró para mirar a Kaito -¡No te quedes atrás! -le pidió.

El nombrado se acercó cabizbajo e intentando ignorar la presencia de Hakuba, y todo hubiese andando bien si es que el rubio no se empeñara en provocarlo.

-¿Y tú que pintas en todo esto? -volvió interrogarlo –La última vez que te vi estabas haciendo de las tuyas en Norte América.

Levantó la cabeza de golpe para mirarlo fijamente, no iba a aguantar que le hablara de ese modo, ya no eran estudiantes, no tenía paciencia para bromas que a él no le hacían gracia y tampoco quería que se burlara en frente de su novio.

-Quieras o no, formamos parte del mismo bando -soltó seriamente –Y me tomo el derecho de ahorrarme los detalles.

No iba a insistir, Kid había sido claro y por su parte, seguía molesto por lo que ocurrió la última vez que se vieron.

-Intenta no entorpecer mi trabajo.

Tal vez, una parte de Shinichi sintió un poco de molestia por la brusquedad con la que Saguru trataba a Kaito, no podía evitarlo, el instinto sobreprotector salía de él sin pensarlo. Comprendió que lo mejor era esperar a Hattori sentados en algún lugar cercano, no quería forzar a nadie a pasar un rato fingiendo una actitud en la que los tres se llevaban bien.

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Heiji miraba impaciente el reloj en la pared, moviendo involuntariamente una de sus piernas, la ansiedad se lo comía por dentro, quería cuanto antes que acabara esa reunión y salir lo más rápido posible para reunirse con los muchachos. Quedaba más que claro que por actitudes tan desinteresadas como la que estaba teniendo en ese momento, ratificaba el hecho del por qué siempre acababa metido en problemas.

Salió disparado cuando los superiores dieron la junta por finalizada, evadió a medio mundo que intentaba acercarse a él para preguntarle quizás que cosas. Cuando descendió hasta casi el primer piso, recordó que había dejado a Haibara en la oficina. Maldijo por ser de naturaleza tan impulsiva y tuvo que volver a subir todos esos pisos.

Oh! Rival (Kaishin-Shinkai) -YaoiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora