XXVI. Un Tokio nunca antes visto (R18)

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🌟Advertencias : exceso de salseo, situaciones ridículas y patitos de hule.


Shinichi entreabrió los ojos adormilados, al girarse pudo comprobar que Kaito seguía dormido, mirando hacia abajo, su cabello parecía un nido de pájaro y tenía la boca ligeramente abierta de la cual salían cortos ronquidos, aun así, el detective pensó que se veía encantador. Al intentar reincorporarse, soltó un quejido de dolor, eso despertó a Kaito.

-¿Qué pasó? -restregó su cara en la almohada.

-Me duelen...las caderas -arrugó la nariz, adolorido –En realidad, me duele todo el cuerpo.

Kaito lo imitó y al intentar sentarse también hizo una mueca –Mierda, a mí también me duele el cuerpo -pegó un largo bostezo y con ayuda de sus manos se frotó la cara para ver con más claridad-Y eso que lo de anoche estuvo suave, debe ser la falta de costumbre.

Shinichi se sonrojó levemente al recordar lo que había pasado en la noche. Contempló rápidamente la habitación, la ropa de ambos se encontraba regada por el piso y ellos seguían desnudos en la cama. Kaito lo había hecho sentir cosas nuevas, se entregó a él por completo y no podía sentirse más venturoso por eso. Aquellas últimas palabras dedicadas resonaban en su cabeza, quería hacer tal como había dicho, vivir y disfrutar de esos momentos que les pertenecían solo a ellos, eso era algo reconfortante.

Pero una vez más, la realidad lo desvió de sus pensamientos. Sintió un líquido subir por su garganta que lo hizo correr al baño y expulsar esa desagradable sustancia agria y amarillenta.

-¿Quieres que te sujete el cabello? -Kaito estaba apoyado en el marco de la puerta, de brazos cruzados y con una burlona sonrisa iluminando su rostro.

-Muy gracioso –lo miró con ojos fatigados, intentando sentarse en el suelo, pero al apoyarse volvió a sentir arcadas.

Kaito sabía que eso era normal y que sus malestares eran mera coincidencia, así que rió por lo bajo sin sentir demasiado remordimiento. Le dio unas palmaditas en la espalda y lo dejó solo un rato para que terminara de recobrarse y volvió a la habitación.

Se lanzó de un salto a la cama, acomodándose bien y chequeando su teléfono como el adicto que era. Esperaba haber recibido alguna respuesta por parte de Isabelle, pero no había nada, después de todo, no era una decisión que se tomara de un momento a otro. Siguió pasando por el resto de mensajes sin leer que tenía, la mayoría de conocidos sin mucha importancia, otro de su madre, que prefirió ignorar, como la mayoría de las veces. Por fin estaba viviendo un buen momento entre tanto caos, por lo que no estaba de humor para recibir sermones.

Eso le prendió una idea, después de todo, tenía ganas de disfrutar de aquella sensación y no dudó en hacerlo saber.

-Shin-chan –lo llamó cuando el detective volvió con un poco más de color al cuarto -¿Me acompañas esta noche a hacer una visita al viejo?

Ladeó la cabeza extrañado -¿Te refieres a Jii-san? -preguntó levantando su camisa del suelo.

-Ajá -le tomó una foto sin que el otro se diera cuenta -Además, quiero enseñarte algo.

-Está bien, pero primero, quiero que me ayudes con una cosa.  

  

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Oh! Rival (Kaishin-Shinkai) -YaoiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora