XXIII. Complicidad bajo la mesa (R18)

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🌟Advertencia: Hay una escena +18 fin de la advertencia🌟


Volvió a besarlo sintiendo como las manos de Kaito se envolvían nuevamente en su cintura con aun más cariño y comenzó a derretirse al recordar sus tiernas palabras.

-Siempre me he preguntado ¿Dónde mantienes a las palomas que utilizas para tus trucos de magia? -preguntó cuando se separaron.

Kaito sonrió mordiéndose el labio inferior -Deberías saber que un mago no revela sus secretos. Pero digamos que mis niñas obedecen a papá palomo.

-¿Papá palomo? -se extrañó e imaginó a Kaito usando un traje de paloma –Se nota que las quieres y cuidas mucho.

-Así es, aunque –le puso mirada traviesa –Andan en busca de una mamá paloma.

Le propinó un suave puñetazo en el brazo –Tonto.

-¡Oigan tórtolos! -Heiji los llamó desde la puerta –La cena se está enfriando.

Ansioso, lo tomó de la mano y lo jaló para entrar a la casa. Se sentía hambriento por no haber comido nada en todo el día.

Para agrado de todos, Akai se había tomado la molestia de preparar la cena. No siempre tenía tiempo libre y había mejorado notoriamente a través de los años, eso en parte se lo debía al que en algún tiempo fue empleado del Café Poirot, Rei Furuya. Resultó que ambos tenían bastante en común y cuando supieron arreglar sus diferencias dieron paso a algo que podían llamar amistad.

Los chicos aún se sentían en las nubes, era como si los demás no existieran, la sonrisa que iluminaba sus caras no se las podía quitar nada ni nadie, incluso a Heiji se le hizo extraño ver el comportamiento de su amigo cuando se sentaron a comer.

Shinichi pensó en sentarse al lado de Kaito, pero se conformó con tenerlo en el puesto frente al suyo, mientras que Hattori y Akai ocuparon las respectivas cabeceras de la mesa. Los tres jóvenes soltaron un suspiro de satisfacción cuando dieron el primer bocado. Realmente el agente del FBI cocinaba de maravilla y comenzaron a disfrutar de una relajada conversación.

Era casi imposible para Shinichi dejar de mirar cada movimiento que Kaito hacía, era como si de un momento a otro hubiese sido cautivado a un grado de no poder despegar su vista de él. Definitivamente pensaba que era todos los adjetivos derivados de "hermoso". Sin embargo, no entendía si Kaito seguía nervioso por lo de antes o había olvidado como comer. Se fijó en que ya era la tercera vez que se le caía comida al suelo, pensando en que tal vez la cena no estaba siendo realmente de su agrado.

Gracias a eso, notó como el gato de Hattori se escabullía por debajo de la mesa para aprovechar la oportunidad de comer todo lo que se había caído.

-¡Come bien! -le pidió Heiji al fijarse en lo que ocurría -Si se enferma por comer estas cosas, Kazuha me matará.

Mantuvieron la conversación, todos parecían de muy buen humor y de vez en cuando alguno se asustaba por las cosquillas que provocaba Caramelo-kun al pasearse por debajo de sus pies en busca de piezas de pollo o simplemente para medio de entretención.

-¿Me estás diciendo que nunca habías visto esa película? -preguntó Hattori un poco impresionado.

-No tenía mucho tiempo libre hace algunos años para ese tipo de cosas –explicaba Akai –Y me dediqué a otro tipo de actividades.

Estaban haciendo sobremesa y la conversación llegó a películas relacionadas con la ciencia ficción y la inteligencia artificial. Kudō escuchaba atento como los demás soltaban datos realmente interesantes acerca del tema, sintiendo al mismo tiempo como Caramelo-kun tomaba turno para jugar en sus pies. Se concentró en lo mucho que parecían congeniar Kaito y Akai, la personalidad del chico era demasiado versátil, realmente sabía cómo adaptarse a cualquier ambiente y la gente.

Oh! Rival (Kaishin-Shinkai) -YaoiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora