LVI. Ocultos a plena vista

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Kaito inspiró exageradamente al entrar a casa y apoyar su espalda contra la puerta llenando sus pulmones de aire intentando no volver a explotar en un cuadro de ansiedad. Miró a su alrededor, todo estaba igual que la última vez y no parecía haber indicios de que alguien haya entrado y a pesar de que todo era tan familiar no dejaba de verse abandonado.

En los primeros días le resultó extraño retomar el ritmo antiguo, no sentir la presencia de los demás tan cerca suyo lo hacía sentir nostálgicamente solo, preguntándose seguido si había tomado la decisión correcta al alejarse del grupo.

Ahora tenía a Aoko cerca, muy pendiente de él distrayéndolo con cosas banales y ligeramente infantiles, pero no podía dejar de agradecer aquello, ya que le evitaba pensar tanto tiempo en su detective y en cuánto lo extrañaba.

No llevaba ni los siete días de la semana cuando repentinamente alguien llamó a su puerta.

Al sentir los golpes en esta misma rodó los ojos y de modo muy antipático fue a abrir.

-¿Qué se te quedó ahora? -reclamó abriendo la puerta y pensando que Aoko había vuelto a dejar algo en su casa.

Pero al abrir no se encontró a la chica, la existencia de alguien más lo importunó con un remoquete que esquivó por poco.

-Veo que si estás alerta –le dijo el otro volviendo a tomar su característica compostura.

-¿Qué estás haciendo aquí? -preguntó con sorpresa haciéndose a un lado para dejarlo pasar -¿No estabas con Hattori-kun en Osaka?

-Sí -Hakuba le respondió casual recorriendo con ojos bien atentos el interior –Pero ya obtuvimos lo que queríamos -ahora se concentró en el reloj de la pared y lo comparó con el suyo.

-¿Y a qué has venido? -dudó sintiendo un mal presentimiento al ver que la cantidad de cosas que traía consigo no era para andar paseando por allí sin más.

Atrevidamente y sin importarle esperar invitación tomó asiento generando el suspenso suficiente para que Kuroba volviera a insistir.

-Vine para vigilar que no hagas más estupideces -admitió.

Kaito sin creerle y ampliando una sonrisa repitió una vez más la pregunta obteniendo la misma respuesta. Al pensar que le estaba tomando el pelo se asomó por la ventana buscando la presencia de Hattori quién seguro estaba grabando con el móvil su reacción. Sin embargo, al conocer demasiado bien al otro chico y por la cara que le había puesto entendió que no estaba jugando.

-¿Es en serio? -se impacientó -Está todo en orden, no necesito a alguien que me vigile, mucho menos una niñera.

-Tampoco exageres que solo será por un tiempo –le aclaró sintiéndose ligeramente ofendido.

-¿Ah sí? ¿Por cuánto?

El rubio imitó un gesto de estar pensándolo mucho hasta que respondió.

-Cuando dejes de tener ese aspecto moribundo y me asegure de que no vayas a hacer nada que ponga en peligro nuestro operativo o tu vida -zanjó dándole a entender con una sola mirada que no hablaría más del asunto.

Tenía una variedad de opciones en cuanto a reacción en ese momento, pero tras controlarse mejor escogió la de no hacer tanto berrinche, después de todo sabía que su amigo estaba haciendo todo eso para velar por su seguridad. 

 

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Oh! Rival (Kaishin-Shinkai) -YaoiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora