XXII. Un Cupido de Emergencia

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🌷Este capítulo surgió de la nada y quedó super largo :( 


Se desanimó en el momento en que su cuerpo volvió a ser el de un niño. La sensación de recuperar su cuerpo normal por periodos de tiempo tan cortos, le hacía sentir que casi no valía la pena, porque al encontrarse en los mejores momentos, la realidad lo golpeaba como una bofetada en la cara. Le había quedado claro que Haibara no le facilitaría nuevos prototipos y, por una parte, era mejor. Pero por otro lado, se moría de ganas de poder disfrutar con Kaito, hacer actividades normales de adultos, sin limitaciones. Y al pasar los días, quiso quitarse de dudas con respecto a algo que lo inquietaba.

Desde que se encontraron con Isabelle, hasta el día actual, habían vivido sin novedad. Tenía claro que venían momentos delicados, por lo que aprovechaba el tiempo para idear planes, buscar información, pensar en cómo acercarse nuevamente a Ai-chan y pasar tiempo con Kaito, jugando a algún video juego o disfrutando la presencia del otro. Curiosamente su momento favorito se convirtió en salir de compras a la tienda de abastecimiento con él y su madre. Le recordaba lo agradable que era vivir momentos como una persona común y corriente.

Sus padres le comunicaron que pronto volverían a los Estados Unidos y creía que era lo mejor. Así se sentiría más libre de poder actuar bajo sus propios instintos, sin la calculadora mirada de su padre adivinando sus pensamientos o preocuparlos ante cualquier amenaza y ponerlos a ellos en peligro.

También decidió responder el mensaje de Hattori, que hace un par de días le preguntó si había conseguido nuevas pistas. Como ya era tarde, le hizo un resumen de todo y partió con ganas hacia donde estaba desesperado por ir.

Suponía que todos ya se encontraban durmiendo. Con sus pequeñas manos giró con extrema delicadeza la manilla de la puerta y se coló como un gato en la cama del ladrón. Kuroba, quien se encontraba profundamente dormido y roncando se estremeció expulsando un gracioso quejido. Le costó ubicarse y solo se dio cuenta cuando el niño se acurrucó junto a el. Kaito acomodó su pequeño cuerpo contra el suyo e intentó volver a conciliar el sueño, pero su acompañante parecía no querer dormir.

A pesar de tener su mente ocupada, todas las noches no dejaba de pensar en Kaito e imaginarse múltiples escenarios donde eran protagonistas de todo tipo de situaciones y eso le hacía querer estar pegado a él. Buscó su mano en la oscuridad y las unió con fuerza, como si fuesen a separarlos. Se enterró aún más en el pecho de Kaito, que subía y bajaba rítmicamente al respirar, embriagándose de ese dulce y seductor aroma, queriendo estar a su lado por el resto de la eternidad. Y todo parecía ir bien, hasta que Kaito comenzó a sentir incomodidad en el momento en que el niño pasó una de sus piernas sobre las suyas y lo besó cerca de la comisura de los labios.

-Detective, espera –no intentó reincorporarse, pero sí sujetó sus manos –Entiendo que no seas realmente un niño, pero tenemos que poner límites.

Conan entendía a lo que se refería -A mí no me molesta.

-Pero a mí sí. No tengo problemas con abrazarte, tomarte en brazos, demostrarte mi cariño de cualquier otra manera que no implique poner mis manos sobre ti e incluso que durmamos juntos, pero nada más -le explicó con voz seria –Nada de besos, ni insinuaciones físicas de ningún tipo.

-¿Por qué? -intentó ocultar su frustración.

-Porque tu cuerpo es el de un niño y no me siento cómodo propasándome. Tampoco vas a hacerme caer en tu juego, porque por muy duro que suene para ti, la idea de imaginarme contigo en plan romántico cuando estás así -hizo énfasis –me re repudia.

Oh! Rival (Kaishin-Shinkai) -YaoiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora