LIV. El precio de la verdad

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🌟Advertencias: contenido +18  muy poco explícito (pero aviso por si acaso) y también se toca la muerte por suicidio. 


Incluso antes de que alguno se atreviera a decir algo sus labios, por primera vez en sus cuerpos de adultos estaban juntos. Él pudo notar las ganas que ella tenía guardadas, le exigía que no dejara de comprimirle la boca, a lo que él con duda aceptó por fin cerrando los ojos, profundizando el contacto, notando su inexperiencia al intentar no chocar demasiado sus dientes.

En momento así no era fácil pensar con claridad, no se les pasó por la cabeza que a pesar de la hora Kaito o alguno de los chicos podía entrar. Se convirtió en una mezcla extraña de no querer seguir ni parar con aquello, una sensación de caer con los ojos vendados por un rascacielos sabiendo que se estrellarían y que uno saldría más lastimado que el otro.

La indiscreción pasó de a poco a segundo plano, ahondando en ese algo que había quedado pendiente hace mucho tiempo y sabiendo que ambos tenían percepciones completamente diferentes.

Al no ser una sensación desagradable ninguno puso barreras. Shinichi no rechazó cuando Shiho trepó por su torso buscando comodidad, la dejó experimentar sintiendo que estaba devolviendo todas las deudas que tenía con ella.

Al sentir como el muslo se apoyó en su entrepierna la imagen del rostro de Kaito le perturbó repentinamente en la cabeza. Con la excusa de respirar le apartó el rostro con la mano logrando dejarla boca arriba en la cama.

-No vuelvas a dejar que haga eso –le reclamó la castaña dándole la espalda por largos minutos en silencio hasta que agregó -Apaga la luz si vas a quedarte.

Hizo caso a su orden y se levantó a apagar la luz, pero al dar un paso sintió su cuerpo extraño. Se llevó las manos a la frente con culpa y mirando su pantalón. Afortunadamente para él no se notaba. Aun así, se apresuró en dejar el cuarto a oscuras y salir de allí.

-Esto está muy mal –se convenció.

Optó por ir a darse una ducha bien fría, con la espalda apoyada en la pared cerró los ojos para perderse bajo la lluvia helada que le caló los huesos al mismo tiempo que los recuerdos de momentos entre Kaito y él no lo dejaban en paz, sintiendo que su corazón le pedía a gritos que lo fuera a buscar.

Como sabía que eso era poco probable salió del agua para vestirse e ir él a buscarlo. Para ahorrar tiempo, fue directo a la habitación de Hakuba, ingresó intentando hacer el menos ruido posible. Como supuso estaba todo apagado y en calma, salvo por un sonido que conocía de memoria.

Apegó la oreja a la puerta del cuarto y pudo jurar que escuchó los ronquidos de Hattori, lo que provocó que inevitablemente se hiciera una imagen mental sobre exagerada.

Volvió a concentrarse en lo suyo, encendió el ordenador y devolvió las grabaciones hasta que vio al ladrón por última vez. Lo vio salir echo una furia por el pasillo y a los pocos instantes Hattori salió tras él, notó como intercambiaron palabras con actitud alterada hasta que el moreno se dio por vencido.

Siguió aquella figura por la película volviendo a sentir el cargo de conciencia como punzadas por todo el pecho. La imagen se perdió cuando ingresó al elevador, lo buscó por diferentes áreas y al no dar con él supuso que se había quedado en la azotea.

Volvió a adelantar las grabaciones, el mago pasó dos horas allá arriba hasta que finalmente apareció por el vestíbulo. Según la dirección que tomaba parecía que iba directo al pub, pero en medio del camino se encontró con Ran.

Oh! Rival (Kaishin-Shinkai) -YaoiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora