XXXVI. Paraíso Agrietado

362 41 16
                                    


Se dio la vuelta y se cubrió con la sábana hasta la nariz para evitar que Kaito viera lo avergonzado que estaba, claro que eso era algo inútil ya que la habitación estaba prácticamente en penumbra.

Eso lo había tomado por sorpresa ¿Conocer a la madre de Kaito? ¿Qué significaba realmente eso? Sabía que en algún momento podría pasar, pero no se imaginaba que el mago saliera con esa pregunta tan de la nada. Ni siquiera sabía cómo sentirse al respecto, era algo nuevo para él.

-No tienes que responderme ahora –le dijo Kaito comprensivo y se acomodó de manera que su frente quedó apoyada en la espalda alta de Shinichi.

No quiso darse la vuelta, pero dejó que las manos de Kaito lo envolvieran por la cintura y acariciaran su vientre.

-Por mí está bien –le contestó en voz baja.

No le dijo nada, solo restregó su cara aún más en la espalda del otro. Era la respuesta que esperaba oír, aunque hubiese entendido una respuesta negativa por parte de Kudō, hasta él mismo se sorprendió con su actitud tan repentina.

Era algo que llevaba pensando desde hace días y el detonante resultó ser Hakuba, su presencia lo llevó a recordar cosas y a reflexionar sobre su estilo de vida y esas insanas costumbres que lo acompañaban hace un par de años, las cuales no podía decir que había abandonado por completo, pero sí era cierto que por primera vez en mucho tiempo podía sentir felicidad y libertad sin depender del alcohol o las drogas.

En parte, se debía a la motivación que le daba Shinichi, con solo estar a su lado viéndolo sonreír, le daba ganas de querer hacerlo siempre. Recordó cuando era un estudiante y la persona alegre que era. Ahora quería volver a serlo, pero por su propia cuenta.

-No lo entiendo -habló Shinichi -Creí que no querías acercarte a tu madre.

-¿Dije eso? -dudó.

Se giró para intentar conectar su mirada con la suya –No, pero luego de la historia que me contaste, creí que seguías resentido y que preferías mantener distancia.

Admitía que era un poco más extrovertido y abierto que Kudō, pero no quería contarle la verdadera razón. Creía que podía ponerle encima un peso que no le correspondía.

-Yo...creí que -buscó una de las manos del detective y la entrelazó con la suya, sonriendo y cambiando su discurso –De cierto modo la extraño y tú eres alguien importante para mí -se calló, tenía que ser cuidadoso, sobre todo porque conocía las habilidades deductivas de Shinichi -También me gustaría que tuvieras un momento de descanso. Te metiste en esto por mi culpa. Mereces distraerte.

Y aunque era un idiota inexperto en esos temas, Shinichi lo entendió.

-Si para ti es importante, entonces para mí también lo es -sonrió de manera cálida -Espero causarle una buena impresión.

Kaito soltó una risa –No veo por qué no lo harías. Eres desagradablemente perfecto.

Son conscientes de que todo puede estar ocurriendo muy rápido, que los años de conocerse de manera superficial y el tiempo que llevaban juntos no bastaba. Pero no mandan del todo, está en ellos y lo acarrean ambos. Cada uno vibra por el otro y ese tipo de cosas no se puede detener con tanta facilidad.

A lo mejor era más fácil de esa manera.

Hace tiempo que habían optado en bajar por ese tobogán llamado amor. Se habían ayudado y salvado mutuamente en innumerables veces y eso seguiría siendo así. Después de todo, no sabían cuánto tiempo tenían en ese mundo y era usual que se encontraran constantemente entre la vida y la muerte.  

Oh! Rival (Kaishin-Shinkai) -YaoiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora