XXI. Memorias para un plan futuro

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-Déjalo, Shinichi -le dijo Kaito –Ya nos vio, no vale la pena intentar demostrar lo contrario -terminó de subirse el cierre del pantalón.

-¡Mierda! -exclamó y fue en busca de su padre.

Kaito tenía razón, era imposible e inútil intentar arreglar la situación a su interés o voluntad. Su padre los había visto y estaba seguro que sentía sorpresa y decepción por el.

Entró a la sala y lo vio sentado leyendo algo en su ordenador.

-Papá -lo llamó un poco apenado -¿Podemos hablar?-se sentía como un niño pequeño que acababa de cometer alguna travesura que terminó por meterlo en problemas.

En ese mismo momento, Kaito entró a la sala.

-Señor Kudō, a mi también me gustaría hablar con usted, por favor –se inclinó haciendo una reverencia en modo de disculpas por sus indebidos actos y pensaba culparse de todo.

-Podemos -cerró sus cosas –Tómense cinco minutos para lavarse la cara y calmarse -miró a Shinichi y luego a Kaito.

Lo hicieron tal como Yusaku ordenó, se refrescaron, lograron respirar con un poco más de normalidad, sobre todo Shinichi, quien era el más alterado y volvieron en silencio a la sala donde su padre los esperaba.

-Lo siento mucho, señor Kudō, fue mi culpa –Kaito fue el primero en hablar.

Yusaku lo miró entendiendo sus intenciones –No hace falta cargar con un peso que no corresponde- le dedicó una mirada a Shinichi, estaba con la cabeza baja y con las manos agarraba fuertemente sus rodillas -Acá somos tres adultos responsables que sabemos bien como funcionan las cosas.

-Por eso mismo –al fin levantó la mirada y puso recta la espalda –Es que necesito decirte las cosas tal como son.

Kaito se incomodó al percibir el ambiente de enfrentamiento que estaba tomando Shinichi contra su padre. En parte se sentía responsable, el conflicto que se había generado se debía, en gran parte a su persona.

-No estamos aquí para alterarnos –su padre levantó inconscientemente la voz para que su hijo apaciguara un poco su actitud insolente.

-Sé que estuvo mal que oyera su conversación privada, pero la curiosidad me ganó -miró a Kaito –Y en un principio, Kaito me ocultó la información, supongo que para el bien de todos.

El nombrado levantó la mano para pedir la palabra y Yusaku se la concedió.

-Es verdad, yo pensaba dejar todo hasta donde estaba y si le soy sincero, en el momento en que su hijo me confesó que sabía todo, desee que hiciera otra elección, pero ninguno se forzó a nada.

-Es como él dice, conocíamos los riesgos y lo de hace un rato fue algo mutuo.

-Shinichi –el señor Kudō los evaluaba atento –Si no te dije nada, fue porque eres un adulto, quedó claro que cada uno sabe lo que hace y por qué lo hace –se acomodó los anteojos –El problema recae en las consecuencias de nuestros actos.

-Lo sé, pero es que yo

Lo interrumpió -Y tu error fue haber escuchado una conversación ajena y gracias a eso, ahora ambos se sienten metidos en un embrollo.

Los chicos pudieron notar un ligero, pero casi inexistente, brillo de satisfacción en los ojos del gran escritor.

-No voy a dejar de hacer lo que quiero mientras no le cause ningún daño a alguien –Shinichi se escuchaba completamente decidido.

Oh! Rival (Kaishin-Shinkai) -YaoiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora