𝑪𝑨𝑷𝑰𝑻𝑼𝑳𝑶 6

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El padre de Yuna camina en círculos, volviendo loco a Kang.
Welliver ha perdido la cabeza. Desde que Sunghoon apareció en el palacio todo ha ido de mal en peor. Minhee ha presenciado los nuevos entrenamientos de los guardias.
Su padre lo ha maldecido. Cuando se enteró de que no pudo proteger a su prometida le cantó las cuarenta, hasta él mismo fue hacia la sala del trono y pidió perdón por su hijo y todos los caballeros del reino.
Su futuro suegro no le dijo nada, al contrario, no le dirige la palabra, al menos no de una forma agradable. Siempre están juntos, ya lo estaban cuando Yuna estaba entre ellos, pero ahora más. Elisabeth, la madre de la reina, le solicitó que lo vigilase, no quería que su marido cometiese alguna estupidez.

-Por favor, mi queridísimo señor, relájese. ¿No ha hecho un trato con el vampiro? -habla el joven, masajeándose la sien con los dedos.

-¡Parece que no te importa mi hija, Kang! -protesta el viejo, reposándose por fin en el trono, dejando de romperle la cabeza a Minhee.

-Créame, buen señor, me importa demasiado -no miente, realmente añora a esa mujer-, pero no podemos bajar la guardia.

-Toma hijo -no se mueve de su sitio, obligando al moreno a acercarse. Le extiende una carta, entregándosela-. No quiero ni verla, noto su poder.

El muchacho hace una reverencia al adquirir el papel. La letra de la criatura es delicada, se nota el tiempo que le tomó tener una caligrafía perfecta, probablemente años.

"Mi alteza,

Le comunico el estado de su hija.
Se encuentra encerrada en una de las torres de mi pertenencia, no se encuentra en grave estado.

Quiero establecer un trato; la reina se quedará bajo mi merced hasta que el día de los muertos llegue a su fin. La devolveremos al alba, si así me lo permite.

Si esto no se llega a cumplir, tiene el derecho de venir a por ella, no sin antes pasar por encima de mí cadáver.

Un cálido aviso,
Park Sunghoon".

Repara en la firma del autor, extrañándose del cambio.
La letra del manuscrito está perfecta, impecable, legible y es sofisticada, hasta el final. El nombre del vampiro está con una caligrafía horrible, empapada en tinta, sin ningún cuidado. Es como si otra persona hubiese terminado la carta por él...

-Y vos habéis aceptado, ¿no mi señor? -pregunta el moreno, acabando de progresar la información.

-¿Qué querías que hiciese? ¡Probablemente la mate si pasa más tiempo!

No se lo puede negar, no sabe cómo se comportan esos monstruos, pero no quiere dejar a su amada en las manos de esas cosas.
Welliver se pone a llorar, lamentándose del rapto de su hija. ¿Cómo su pequeña pudo ser secuestrada? El rostro de la morena le viene a la mente. Esa sonrisa perfecta y blanca, sus ojos grandes y marrones brillantes como el sol y sus labios rojos como las rosas, como la sangre que ese desgraciado debe haber probado. Se le cae la cara de vergüenza. Ha dejado que su hija se vaya, sin poner resistencia de su parte, no pudo ni sostener su mano por última vez antes de que esa criatura corriese detrás de ella. Siempre le ha interesado ella.
Minhee abandona la sala, dejando al anciano desesperado y roto. Ha estado dos días llorando por el secuestro de Yuna, no quiere volver a hacerlo, y el llanto del anciano no le ayudará.
Sus pensamientos le pertenecen a la chica. ¿Qué estará haciendo su prometida ahora?

𝖄𝖔𝖚𝖗 𝖕𝖆𝖘𝖙, 𝖎𝖙'𝖘 𝖒𝖞 𝖋𝖚𝖙𝖚𝖗𝖊 || 𝒫𝒶𝓇𝓀 𝒮𝓊𝓃𝑔𝒽𝑜𝑜𝓃||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora