𝑪𝑨𝑷𝑰𝑻𝑼𝑳𝑶 7

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Sunghoon utiliza su velocidad para llegar a la torre sin que se le enfríe el conejo.
Nota los latidos de la chica a través de la puerta, está tranquila, no se ha dado cuenta de su presencia. Pagaría por ver lo aburrida que debe de estar, pensando que no tiene mucho más que hacer. Querría entrar ahí y decirle que nadie va a venir a por ella, aunque sea una mentira por una parte, le apetece.
Se ha comunicado con el antiguo rey de CRAVITY a partir de palomas. En fin, él sólo trasmitió el mensaje, pero fue Jungwon quien envió las cartas, si no, se hubiese zampado al pájaro en cuestión de segundos.
Después de destrozar la habitación de Jake, dio un paseo por el pueblo que se extiende debajo de ellos. La idea de vivir en un castillo en una montaña es algo genial, siempre y cuando protejas a tus ciudadanos. Todo el reino de los vampiros de esta zona está rodeado por una muralla, evitando la entrada de humanos, para que estos no penetren por la noche y maten a los suyos. Dio un paseo por el bosque, a sus anchas, sin ninguna intención por medio, bueno, a lo mejor una, calmarse.
A la vuelta, revisó la entrada de la corte, encontrándose con una paloma mugrienta, sin ningún cuidado, la cual le entregó un sobre. No se esperaba la contestación del viejo en tan poco tiempo, pensó que este iba a dudar más, pero no, está asustado. Quiere a su hija de vuelta, pero tiene que esperar, él aún necesita unos cuantos favores.
Llama a la puerta, sobresaltando a la muchacha. Por una extraña razón, sonríe, disfrutando de la reacción.

-Hola Yuna... -es lo primero que dice al pasar. Ella estaba mirando por la ventana (aunque por esta no se vea nada más que el cielo) pero en el momento que él entró se tumbó en la cama-. Te traigo la comida...

La chica no se mueve, está sorprendida por la amabilidad del chico. Se acerca a ella, intercambiándole la bandeja vacía por la llena.

-¿Por qué ahora me trata bien? -esa pregunta ronda por su cabeza desde que Park accedió a la habitación.

Por un lado, se siente aliviado al saber que la chica se siente cómoda con él en ese preciso instante, por otro lado, no quiere caer más profundo en su amor infantil.

-He pedido un rescate, estarás con nosotros hasta principios del próximo mes -se lo comunica sin rodeos, como para que no le afecte.

-¡Van a venir a por mí! ¡Minhee y mi padre vendrán!

Sunghoon está perplejo por la seguridad de sus palabras, tiene una fe ciega ante ellos. No quiere que el pensamiento siga siendo así cuando por fin tenga que irse, tiene que acordarse de él, tiene que volver a él.

-Se lo he prohibido, saben que si lo hacen te mataré.

-¿Para qué me quiere? -al final ha decidido tratarlo con respeto, no quiere meterse en problemas.

La angustia la lleva comiendo por dentro, como si unas termitas se apoderasen de su intestino. En su interior tiene ganas de vomitar, los golpes le duelen pero en esta habitación no puede ver su reflejo. No tiene ningún espejo a mano, sólo es capaz de ver las marcas en su cintura provocadas por el agarre del pelinegro.
Sunghoon se da cuenta de que a pesar de todas las barbaridades que le ha hecho y sabe de él, no le falta la educación.

-Quiero mi puesto, la corona y sobre todo, tu reino -sonríe, como el engreído que es, mostrándole sus caninos.

Yuna está por desmayarse, esas criaturas atacarán su hogar y no podrá hacer nada ante ello.
Su madre debe estar igual de preocupada que todo su reino. Dios, ¿cómo la aceptarán de vuelta en el palacio después de estar con estos bichos?

-No le permitiré eso.

-Por favor, no me hables de usted, tenemos la misma edad al fin y al cabo -arrastra una silla del escritorio hasta la cama, sentándose al lado de la chica.

No se había percatado de la existencia de aquella mesa, la luz tenue no la ayuda mucho para ello.
El de piel blanca observa la figura de la menor, cautivado por la belleza y el exquisito olor que esta desprende.
Desliza sus manos por las sábanas, y ella no reacciona, si lo hiciese podría acabar con otro mordisco y un pie en la tumba. Destapa un brazo de la joven, tocando con sus yemas las venas.

-Relájate, no voy a hacerte nada -confirma el vampiro, realmente no tiene la intención.

-No me fío de ti -le contesta, empezando a comer.

Mira a la reina tragar, y eso le quita un peso de encima. No quiere que se niegue a comer, no sería capaz de matarla de hambre. Al fijarse en el brazo de la chica se ha dado cuenta de lo menuda que es. Sus extremidades tienen muy poca carne, haciéndola ver como alguien muy delgada. Pero lo que no tiene en las piernas y brazos, lo tiene en el pecho, o así lo ve él.

-No tienes que hacerlo si no quieres. Pero mañana, necesito tu ayuda.

Ah, no, no, no. No quiere hacerlo. Desde que ha conocido ha este vampiro en persona todo ha ido mal. La ha separado de su familia, sacado sangre dejándola sin fuerzas y encerrado en una habitación, sin quitar que es un vampiro. No está teniendo un efecto sobre ella. Es guapo, no lo va a negar, pero de ninguna manera él despertaría algún sentimiento que no fuese repugnante de ella. No quiere verlo, pero tiene que aguantarlo.
La chica duda, no sabría que al estar secuestrada sería de gran importancia y la dejarían hacer algo.

-¿Qué necesitas? -la curiosidad de la joven es mayor que su miedo, y como dice su madre, la curiosidad mató al gato.

Al chico le parece maravilloso que ella ponga de su parte y no se niegue de primeras, dándole una oportunidad.

-Mañana llegan unos mercaderes que lleva esperando mi padre dos meses. Quiero, que... hagas de mi amante.

¿Ha escuchado bien? ¿¡Cómo va a hacer eso!? Se supone que es su enemigo, la persona que más odia en el mundo, y ahora tiene que hacer como si tuviese algún tipo de relación.
Suelta una risa nerviosa, no puede aguantar ser el objeto de esa criatura, pero si no lo hace terminará peor.

-Vale... ¿y qué más? -no quiere seguir preguntando, está humillándola.

-Solamente eso, a los vendedores les encantará saber que tengo una amante humana, frágil y manejable.

Los ojos de la joven se cristalizan. Nunca nadie la ha tratado con tan poco respeto, como si no estuviese delante. Odia ser inferior y saber que no tiene escapatoria. Ese chico la saca de sus casillas, está haciendo todo lo posible para quitarle todo el orgullo y dignidad que tiene, o al menos la que le queda.

-Acepto...

-Perfecto, espero que... -Sunghoon tuerce la cara, pero no a propósito.

Le había pegado, plantado su mano en el rostro del vampiro, marcando la zona golpeada de un rojo suave. Se ha quedado muy a gusto al hacerlo. Nunca le había levantado la mano a alguien y ahora mismo no se arrepiente. Sus lágrimas ya se deslizan por sus mejillas abajo, dándole un aspecto adorable. Está destrozada, no quiere saber nada de lo que él le tenga que decir. Quiere salir de ahí, volver a casa y olvidar todo. En cambio él piensa que lo tiene merecido, y que necesitará ganarse la confianza de la joven hasta que por fin le crea. A la mierda el plan de matarla, no puede, le ha quedado claro. Tiene que conseguir que se acuerde de él, de sus memorias compartidas. No puede dejarla irse esta vez. Es un amor no correspondido, un amor que floreció hace años, solamente atrapando al príncipe.

-Lo siento, pero que sepas que no vas a a sacar provecho de esto.

-Lo tendré en cuenta.

La luz del mediodía ya se hace presente, siendo la única testigo de la última charla de Park y Yuna en el día.

𝖄𝖔𝖚𝖗 𝖕𝖆𝖘𝖙, 𝖎𝖙'𝖘 𝖒𝖞 𝖋𝖚𝖙𝖚𝖗𝖊 || 𝒫𝒶𝓇𝓀 𝒮𝓊𝓃𝑔𝒽𝑜𝑜𝓃||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora