𝑪𝑨𝑷𝑰𝑻𝑼𝑳𝑶 11

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Baja las escaleras corriendo y cuando gira en la esquina ve más escalones hacia abajo y unas puertas gigantes abiertas, y otras no. La entrada principal está cerrada, ningún rayo de luz se filtra por ella. Por otro lado, un tremendo jardín está a su alcance si pasa el portón. Es todo tan verde que le sorprende que este sitio pueda mantener algo con vida y no ese aspecto tan deprimente que tienen las paredes y el suelo. Se encamina a unos tipos de flores que no había visto en su vida, pero son semejantes a los tulipanes.
Está disgustada con ella misma, es tan frágil e inocente que se da tirria. Todo lo que engloba el castillo es un peligro. Se siente una ilusa por descuidarse y no recordar que Heesung y Sunoo son vampiros y tienen el mismo plan que Sunghoon. Esos desgraciados la controlan sin que se dé cuenta. Los aborrece, son sus enemigos, son unos monstruos y su familia los odia también. Ese chico no puede salir de su cabeza y que ahora tenga que hacerle un favor no la entusiasma.

-¿Por qué me pasa esto a mí? -se lo cuestiona a ella misma. Se agacha para estar a la altura de la planta-. Tú y yo somos bonitas, pero aquí estamos atrapadas -nunca se había imaginado hablando con una flor, pero ahora mismo, cualquier cosa la consuela-. ¿Tú crees que llegaré a entenderles? -es una pregunta retórica, no quiere que nadie le conteste afirmativamente, siente que necesitaría saber la razón por la que están interesados en ella.

Estira su brazo para tocar el pétalo. Su color rojo puro le llama la atención, es como si brillase por sí misma. Cuando está a punto de hacerlo mira hacia los lados, nadie está ahí para hacer de testigo, está ella sola en el césped.

-¡Quieta! -un chico rubio se le echa encima, apartándola del montón de plantas.

Los dos ruedan por la hierba hasta que el vampiro hace que frenen. Él es el primero en levantarse, quitándoselo de encima. Sus caras estaban muy cerca, y se puso nerviosa. ¿De dónde había salido? El grito le sorprendió, pero no se esperaba a otra sombra más.
El chico se coloca el pelo con estilo, retoca su flequillo con elegancia y limpia su vestimenta con delicadeza. Es el mismo atuendo que llevan los otros vampiros, es uno más de ellos. Le extiende una mano para levantarla, pero ella duda, no sabe lo que quiere.

-¿De dónde has salido? ¿Por qué casi me muero? ¿Y tú quién eres? -lo último lo pregunta sin ganas, está harta de encontrarse con más vampiros.

-Uno, te estaba observando desde arriba -Yuna dirige su vista hasta el techo, abriendo los ojos, ya el castillo es alto, no podría imaginarse que hubiese pasado si se hubiese tirado de una de las torres-. Dos, estas flores son letales -con sus dedos coge a un escarabajo que se encuentra en el suelo y lo tira a las plantas. Estas cambian su color rojo pasión a un marrón tierra, abriéndose para engullir al bicho-. Son unas Tulipa mortis, en el momento que las tocas no vuelves. Y por último, soy Jay.

-Jay... el famoso primo de Sunghoon -le suena de los relatos que se cuentan y por lo conocidos que son en su reino y los desastres que han hecho.

-El mismo -le muestra una sonrisa sincera, con un semblante vivaracho.

No tiene esa pinta que le ponen en los relatos vampíricos, es mucho más atractivo que verlo en un libro, o en un cuadro donde lo retratan con unos ojos rojos oscuros y está destripando un humano.
Yuna coge su mano para verla, abre la palma del chico y la observa con dedicación.

-¿Qué haces? -no la aparta, mete la otra en su bolsillo y deja que la chica haga lo que quiera, total, no le va a hacer nada-. Si lo que buscas es la cruz que se supone que tengo que tener en la mano derecha, no la vas a encontrar. Es una patraña muy grande.

𝖄𝖔𝖚𝖗 𝖕𝖆𝖘𝖙, 𝖎𝖙'𝖘 𝖒𝖞 𝖋𝖚𝖙𝖚𝖗𝖊 || 𝒫𝒶𝓇𝓀 𝒮𝓊𝓃𝑔𝒽𝑜𝑜𝓃||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora