𝑪𝑨𝑷𝑰𝑻𝑼𝑳𝑶 4

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-¡Jake, Jake! -llama el príncipe a su amigo.

El alto entra en las mazmorras, buscando a su compañero de plan. Visualiza la cuarta puerta del pasillo (convertida en laboratorio) y corre hacia ella. Su mejor amigo lo nota venir y lo frena antes de que pase. Lo mira furioso aunque el de piel pálida no lo note por las gafas protectoras.

-¿¡Qué te dije de venir rápido!? -le reprocha sacándose el accesorio y cruzándose de brazos-. ¿Sabes la cantidad de materiales, átomos y gases que hay ahí dentro? Sabes que no puedes utilizar tus habilidades aquí cerca.

El de piel blanca piensa que un día más, su amigo se convertirá en un humano y los dejará a todos de lado, aunque eso sea imposible.
Suelta una risa remolona, echa a un lado a su amigo y se adentra en la "casa" del otro. Los dos se llevan años conociéndose, probablemente desde 1467, cuando los dos tenían unos ciento sesenta y siete años, eran unos críos, o al menos en un aspecto casi humano. El moreno llegó a su futuro reino desde una tierra lejana nombrada "Brisbane", donde hablan un supuesto idioma llamado "inglés". A veces, cuando está solo se pone a hablar en su idioma natal, y Park disfruta escuchándolo. Según el extranjero, a los que son de allí se les denomina "australianos". Al principio al príncipe le hizo gracia, ahora, se ha acostumbrado.

-Anda... no me eches la bronca -coge un bote y se pone a lanzarlo al aire, pero Jake atrapa el objeto al vuelo y lo guarda en un baúl-. ¡Oye!

-¿Qué te pasa, Sunghoon? Estás nervioso, lo noto -comunica el mayor sentándose en un sofá al fondo con un microscopio, analizando la sangre impregnada en el traje de su amigo-. Tío, la composición de esta tela es un desastre.

-Podemos preguntarle a ella si le gustaría entregarnos un poquito más de su sangre -bromea Park, esquivando la pregunta del australiano.

Jake se ríe entregándole el esmoquin, y luego se sienta en su silla giratoria, la cual está detrás del alto.

-No me sirve, si quieres investigarla tendrás que sacarle sangre -lo mira confuso, él sabe que casi ha dejado a la humana seca-. Digo, con una aguja.

-Ah... claro, es muy fácil.

El sarcasmo del menor hace suspirar al moreno, quien se da la vuelta por toda la habitación con su asiento y se pone a aumentar la presión de una jarra. Si el príncipe no recuerda mal, Jake lleva trabajando en eso por más de diez años, y la verdad, la curiosidad de todos los chicos ha ido aumentando con el tiempo.

-Oye Hoon -habla levantando la cabeza para ver a su amigo-. ¿Podrías contarme otra vez por qué tenemos a la reina de CRAVITY encerrada en nuestro castillo?

A Park le hace gracia cuando el australiano dice "nuestro castillo", pero se mantiene serio, dado que están hablando de Yuna, y es importante.

-A ver... hemos raptado a la reina para que mi padre vea que puedo llevar a cabo un secuestro, y así entregarme la corona -frena ahí, pensando que a Jake ya le sirve esa explicación, pero no, el extranjero le anima con la mano a que siga y le cuente todo el plan-. La reina tiene que ganarse mi confianza y así hacer como que la he embelesado. Cuando por fin tenga la corona, mataremos a Yuna, consiguiendo así los dos reinos.

Al menor le parece el plan ideal, sería matar a dos humanos de un mordisco. Por el otro lado, Jake sabe perfectamente que esa idea que se está haciendo el pálido no es factible.

-Los dos sabemos... que no llegará a su fin.

-¿Qué? -no comprende lo que le quiere explicar el moreno y por un lado, no quiere oír lo que le vaya a decir.

-El plan, no llegará a su fin. Llevas diecisiete años enamorado de la reina, has visto con tus propios ojos las cosas que ha hecho durante todo este tiempo. Ella ha pasado página, mejor dicho, ¡no se acuerda de que os conocéis! Y tú, sigues cautivado por su belleza y lo generosa que es.

-Eso es mentira... -le duele que le digan la verdad, se niega a admitir que está encadenado a un amor imposible.

-¡No lo es! Hace dos días, los chicos y yo vimos lo encantado que estabas viéndola hablar. La amas Sunghoon, no me lo niegues.

-¿¡Qué coño dices!? -protesta Park, estampando al mayor en los armarios de condimentos.

Los humanos le temen a Park Sunghoon, y los vampiros también, menos Jake.
Él se ha visto en esa situación muchas veces. Las rabietas del menor son constantes, si algo no le gusta o no sale como él planea, descarga su ira en lo más cercano que tenga.
Coge la mano que aprieta su cuello, no quiere utilizar sus poderes, si lo hace, puede dañar toda su investigación, todo su experimento. El pálido sostiene al bajo aún más fuerte, causando la asfixia de este.

-¡No vuelvas a hablar de ella! -lo amenaza.

El menor ya ha perdido los estribos, la sangre hierve y en su interior, la cabeza le da vueltas y toda su fuerza la paga con el cuerpo del otro vampiro. Si vuelve  a pronunciar el nombre de la muchacha, no dudará en clavar sus uñas en la dura piel del mayor, atravesando su interior y arrancándole el corazón.
Jake reacciona a la fuerza del alto. Le enseña sus colmillos. Por un segundo, Park confía en que no se atreverá, pero se engaña a sí mismo. Fija sus caninos en el menor, cerca de su muñeca. El pálido se echa hacia atrás, no grita, no le escuece, simplemente no aguardaba el golpe. El líquido rojo mana de su brazo, escurriéndose por su mano.

-Sunghoon... -recupera la compostura, pasa sus dedos por su nuca, pensaba que su amigo lo había dañado, pero no lo hizo-. Lo siento, pero odio cuando sufro yo las consecuencias.

-Yo... -no le gusta que sepan lo que siente, sus amigos lo conocen a la perfección.

-En serio, tío, no la mates.

El moreno lo abandona. Parte en busca de los ingredientes necesarios para el siguiente paso de su descubrimiento. Él en cambio permanece en su lugar, patitieso. Los latidos de la chica son presenciados por todos los vampiros del lugar, y él no se queda atrás. La ama con todas sus fuerzas, y ella no se acuerda de él.
Sus sentimientos han sido destrozados, cortados en pedacitos e incinerados, si eso es posible. La alma de Yuna le rellana todas los poros que se encuentran en su blanquecina piel. Desea la felicidad de la joven, no sabe hacerlo patente, no quiere manifestarlo, y hacerse borde siempre ha sido válido. Cada vez que el rostro de la reina se muestra ante él no puede contenerse.
La representación de su madre se le viene a la mente. La morena es la viva imagen de la vampiresa. Ella era igual de amable y comprensiva que la humana. Pero ese demonio la mató. Welliver prendió en llamas a su madre. Probablemente, Yuna conozca la historia de otra manera, de alguna forma en la que su padre quede como el bueno de la historia, y por eso lo pagará con ella, para hacerle sufrir a él.

𝖄𝖔𝖚𝖗 𝖕𝖆𝖘𝖙, 𝖎𝖙'𝖘 𝖒𝖞 𝖋𝖚𝖙𝖚𝖗𝖊 || 𝒫𝒶𝓇𝓀 𝒮𝓊𝓃𝑔𝒽𝑜𝑜𝓃||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora