𝑪𝑨𝑷𝑰𝑻𝑼𝑳𝑶 55

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Samuel camina a paso lento por la sala, con una postura encorvada y trazando rectángulos. Yuna está de rodillas en el suelo, ha perdido las fuerzas como para mantenerse en pie. Su vida se ha desmoronado en escasos segundos. La persona que más odia en este mundo es su padre, el mismo que mató a unos simples campesinos y una reina vampírica. Ella misma sería capaz de estrangularlo con sus propias manos por lo que le hizo a Evelot y a su madre, ellas no merecían esto. Él ha destrozado la vida de siete jóvenes por su política, está matando a todo el mundo. Primero, mató a los padres de Jungwon y a la madre de Sunghoon y Karina. Luego, mintió sobre que no sabía nada sobre la amistad de Elisabeth y los vampiros, dejándola como la mala. Y por último, provoca una última batalla que decidirá quién gobernará hasta el fin de sus tiempos.

Acerca su cara al ventanal, no puede ver con total claridad pero ve la intensa pelea que se disputa a lo lejos. Tiene claro que va a ganar, no se permitiría perder, sería una vergüenza. No soportaría saber que han luchado por él y aun por encima, doscientos vampiros de un reino y trescientos de otro han ganado a cuatro mil hombres hechos para matar. Puede que se le haya olvidado que los chupa sangre también están hechos para asesinar.

-Parece que tu queridísimo príncipe va oliendo su derrota -gruñe el anciano observando de reojo la figura de su hija.

Hubiese deseado que no se la llevarán, ahora se ha puesto en su contra y necesita frenarla antes de que cause una catástrofe. Humanos y vampiros no pueden convivir en amor y compañía, no pueden entrelazar nudos y crear familias, es una aberración.

-Jamás... -murmulla, levantando la cabeza para ver al hombre-. Él jamás perderá, es un rey fuerte, no como tú...

El viejo se acerca a grandes zancadas, levanta la mano y la estampa en la mejilla de la chica, cruzándole la cara. Ella no produce ningún ruido, aguanta el escozor que se ha apoderado de su moflete. Él es tan débil que descarga su ira en alguien indefenso, es un sin nadie. Su padre también estaba en contra de los vampiros, pero al menos él nunca pegó a una mujer. Elisabeth ha tenido que aguantar a la monarquía unos treinta años casi, sufriendo por sus palabras, por la manera en la que hablaban de sus amigos, ella ha aguantado lo peor de todo. Ha soportado que la persona que amaba cambiase radicalmente al tener una hija y ahora odie a los seres que no son como él.

-¡Nunca te atrevas a desafiarme! -vocifera, causando que los guardias se pongan rectos en su sitio.

Lo que más le duele a Yuna es que nadie se atreve a ayudarla, aun sabiendo que ella manda. Es la reina pero no puede ejercer como una, un hombre como su padre tiene más poder que ella.

-Me das asco... -opina, no lo mira directamente a los ojos pero no le quita la vista de encima.

-Lo que una mocosa como tú llegue a pensar me da igual -aunque no deberían importarle sus palabras, estas le duelen y mucho.

Nunca ha querido tener una hija, él solamente quiere esclavos que cumplan sus órdenes y piensen igual, así no tiene que matar a nadie. En el momento que este día acabe, si él gana, su madre y ella serán guillotinadas. Ha podido morir varias veces, pero la más sucia es a manos de Samuel, un viejo asqueroso que nunca se preocupó por su bienestar.

-Si algunas vez amaste a mamá, no harías esto...

Él suelta una risa, disfrutando del espectáculo que le proporciona su hija.

-¿Acaso sabes lo que es amar? -se regodea él presenciando la humillación de Yuna.

No sabe qué contestar, no sabe cómo definir el amor. En tan poco tiempo ha tenido un viaje en su interior bastante amplio. Se abrió de una manera que no sería capaz de repetir. Le ha dado todo su ser a Sunghoon, ha hecho lo posible por demostrar que lo que siente por él será por la eternidad. Los dos han dado lo mejor de su persona para crear una vida juntos, no pueden desperdiciar la ocasión.

𝖄𝖔𝖚𝖗 𝖕𝖆𝖘𝖙, 𝖎𝖙'𝖘 𝖒𝖞 𝖋𝖚𝖙𝖚𝖗𝖊 || 𝒫𝒶𝓇𝓀 𝒮𝓊𝓃𝑔𝒽𝑜𝑜𝓃||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora