𝑪𝑨𝑷𝑰𝑻𝑼𝑳𝑶 9

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Yuna se levanta de su cama sin ningún ánimo. Ha pasado toda la noche en vela. Creyó que todas las libretas, pergaminos y libros dejados aquí arriba captarían su atención, pero no lo hizo por una sencilla razón, está todo en blanco. Ninguna arruga, mancha o escritura. Todo está intacto, es como si fuese un tipo de buhardilla.
Se acerca hasta la puerta, pero no hace nada. Duda si realmente está preparada para salir ahí fuera y hacer lo que le manda el príncipe. Algo que también le echa atrás es el único camisón que lleva por encima de su ropa interior. Estuvo a punto de preguntarle a Sunghoon quién la había cambiado de vestimenta y qué había hecho con el traje de la fiesta. Era un vestido muy grande y bonito, con sus encajes y brillantes por la tela azul, pero no se atrevió. También quería preguntarle cómo penetró en el palacio, quién iba con él y cómo le fue tan fácil perseguirla, pero tampoco lo hizo.
Gira el pomo, y para su sorpresa, no está atrapada. Podría haber corrido y con suerte llegar afuera, aunque le fuese imposible. Sus pies pasan de la vieja madera a la fría piedra, haciendo que tiemble con el tacto. Los vampiros del lugar sienten su olor desde donde están, sabiendo que la chica ha salido del cuarto. Heesung, quien se encuentra revisando las salas, decide ir a por la chica, acompañarla al menos. En escasos segundos la morena y el chico ya se encuentran cara a cara, viéndose por primera vez, al menos para ella.

-¡Hola! -saluda con una sonrisa en el rostro.

La joven abre los ojos ampliamente, no se esperaba a alguien tan alegre aquí dentro. El vampiro tiene el pelo marrón rojizo, una piel más o menos bronceada, pero lo que le llama la atención es el pendiente que cuelga en su oreja, terminado en una cruz.
Yuna hace una reverencia como puede, dado que su cuerpo está tieso.

-Un placer... -murmura, empezando su camino por el castillo. Él se pone a su lado, parándose cuando ella lo hace o moviéndose cuando se mueve-. Perdone, ¿por qué me sigue?

No es que el chico tenga pensado algo, simplemente la sigue. El príncipe les aconsejó a todos mantener la vista sobre ella y ayudarla en lo que pudiesen. Como su trabajo es proteger a las personas que viven bajo este techo, puede aprovechar y conocer a la chica.

-Discúlpeme -el vampiro sigue con un semblante alegre, y aunque parezca raro, le cae bien-. Soy Lee Heesung, guardia real de los vampiros. Dado que tiene que actuar como la amante de Sunghoon, estoy a su servicio.

No le sorprende. Probablemente se lo haya contado a todos en la corte. Menuda humillación...

-Encantada, Lee Heesung -le extiende la mano, esperando que haga lo mismo que el pelinegro aquella noche, pero éste solamente la estrecha-. Gracias... -lo dice sin pensar, le agradece que no haya hecho nada irrespetuoso.

-El placer es mío, reina.

Los dos comienzan a llegar al segundo piso. Caminan en silencio, no tienen la necesidad de pronunciar palabras al azar. Yuna va tranquila a su lado. No desprende esa aura de peligro que nota en Park. Al contrario que la chica, el vampiro no baja la guardia, intenta mantener a la humana a salvo.
Cuando llegan al final de la escalera el moreno la guía hacia una sala, no tiene puerta, es un arco blanco. Pasan a la habitación, Welliver se da cuenta que es una cocina, una cocina con un montón de carne estirada por una mesa enorme de metal. La sangre se huele en el aire y hasta le cuesta ver a unas señoras bajitas y corpulentas por las náuseas que siente. Las mujeres no paran de machacar la carne cuando la ven, se toman muy en serio su trabajo.

-Mira, las sirvientas te han cosido varios vestidos y ropa -Heesung le muestra las prendas de ropa que se encuentran al final del cuarto, apoyadas en una silla.

𝖄𝖔𝖚𝖗 𝖕𝖆𝖘𝖙, 𝖎𝖙'𝖘 𝖒𝖞 𝖋𝖚𝖙𝖚𝖗𝖊 || 𝒫𝒶𝓇𝓀 𝒮𝓊𝓃𝑔𝒽𝑜𝑜𝓃||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora