Sesenta y uno

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𝐌𝐚𝐫𝐚𝐭𝐨́𝐧 𝟑/ ?

- ¡No negociamos, Machinni! Perdón por las molestias, ____, ven, nos vamos - responde Abraham seriamente.

Abraham se levanta bruscamente, totalmente decidido a marcharse de este lugar inmediatamente.

Dudo un instante antes de levantarme, mi mirada oscila del uno al otro sin entender que está pasando.

- Vamos a ver, Mateo, ¿Dónde han pasado tus buenos modales? ¡Siéntate! - ordena alzando la voz, Machinni mira a Abraham seriamente.

Abraham lo mirada desafiante, con la mandíbula tensa a más no poder.

Veo como los escoltas del mafioso dan media vuelta en el momento en que se pone a hablar fuerte.

Abraham también se da cuenta, mee acuerdo de la última vez cuando estábamos rodeados por sus guardaespaldas y no me apetece repetir la experiencia.

Con una lentitud calculada, Abraham se vuelve a sentar en la silla, solo deja de mirar a Machinni para mirarme a mí.

Ahora mismo, tengo ganas de que me trague la tierra, pero me viene en mente la imagen de mi hermano. Me devuelve la energía como si me hubieran dado un latigazo.

Me giro hacia Machinni dejando ver una seguridad inquebrantable.

- ¿Entonces qué? ¿Hay trato? ¿Estamos de acuerdo para que usted deje de amenazar a mi hermano? - digo sin más mirando con atención al italiano.

- Esta sabe lo que quiere, no se puede negar. Sabes elegir, Mateo - ríe

- ¡No la he elegido! - responde Abraham molesto.

Aprieto los labios para no corregirlo.

Es él quien tiene las cartas en la mano, prefiero poner todo de mi parte, aunque tenga que tragarme mi orgullo.

- Me gustan las mujeres con carácter, la tenacidad, la determinación, seguramente podemos conseguir llegar a un acuerdo. - responde Machinni mirándome fijamente mientras acaricia su barbilla.

Me gustaría soltar un suspiro de alivio, pero la mirada que me está haciendo Abraham me lo impide.

A pesar de ello, mantengo la esperanza de que podamos llegar a un acuerdo. Abraham que haga o diga lo que quiera. ¡Va a salir bien!

- No, gracias, nos las apañaremos de otra forma, ____, ven, tenemos otra cita en otra parte - responde Abraham sonriendo mientras arquea una ceja mirándome.

Su mano se cierra acto seguido en torno a mi brazo. Casi me había olvidado de lo fuerte que agarra.

Me suelto sin miramientos y le echo una mala mirada, parece que a Machinni le divierte nuestra escena doméstica, a juzgar por la ligera sonrisa que acaba de dibujarse en su cara.

Un largo escalofrío recorre mi espalda, es extraño, algo me dice que aquí hay gato encerrado.

Siento que se avecina una emboscada, pero ignoro por dónde. Puede que Abraham tenga razón, es mejor que nos vayamos de aquí, y rápido.

- Yo en vuestro lugar, pondría otra vez mi culo en esas malditas sillas, consejo de amigos - dice sin más Machinni entre dientes con el ceño fruncido.

Me llama la atención un movimiento algo más lejos. Veo que los tipos de Machinni se acercan y se ponen uno a cada lado.

¡Pero joder! ¡No me digas que volvemos a empezar! Tengo que hacer algo para sacarnos de aquí...

Piensa, _____, piensa...

Los engranajes de mi cerebro se ponen en marcha. Intento encontrar una excusa para poder salir de aquí lo antes posible.

Mᴀᴛᴇᴏ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora