Setenta

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Salgo del trance al escuchar a los dos hermanos discutiendo.

Suelto un suspiro al volver a caer en la realidad.

- Chicos vamos a hablar de todo esto en otra parte, si os parece bien - los interrumpo mirando a los dos.

Ambos hermanos asiente, Abraham da la vuelta para dirigirse hacia la entrada del hotel, me mira sobre su hombro y hace un movimiento con la cabeza para que venga con él.

Me acerco a su lado, pasa su brazo por mi cintura, lo miro de reojo y él sonríe asintiendo, caminamos así lento hacia la entrada seguidos por Cameron.

Volvemos a nuestra habitación en medio de un incómodo silencio.

Abraham cierra la puerta al pasar y deja a Cameron fuera, pero este pega una patada para entrar.

Miro de reojo hacia Cameron, para tantear el terreno, tiene cara de pocos amigos. Y con el carácter impulsivo de Abraham, este promete ser uno de los momentos más agradables que vamos a vivir.

Cameron fulmina a su hermano con la mirada y tira sin miramientos su casco sobre la cama.

Me siento en la cama y cruzo los brazos.

- ¿Por qué tienes que meterte en todo siempre? ¿No tienes vida o qué? - dice sin más Abraham mirando enojado a su hermano.

- ¡No me metería tanto si dejaras de joder a todos con tus chanchullos! - responde Cameron de mala manera.

Contemplo la escena desde la cama, estoy harta de su comportamiento mutuo.
Parecen dos perros mirándose antes de tirarse al cuello.

- ¿Te das cuenta de en qué la has metido? ¿Qué quieres? ¿Qué la maten? - dice Cameron frunciendo el ceño y aprieta los puños.

- ¡No quiero nada en absoluto, imbécil! Ella es mayor de edad y libre de sus actos, no necesita una niñera - responde Abraham señalándome.

- Vale, chicos, ya basta, ahora...

Mis palabras se evaporan en la habitación como si nunca hubieran sido pronunciadas, los hermanos están a cada cual peor.

- ¡Eres un auténtico inconsciente! ¡La has puesto en peligro de muerte, Abraham! ¡Ese tío podría haber tenido una pistola y mataros! - alza la voz y niega con la cabeza.

- ¡Deja de decir tonterías! ¡No sabes ni de qué hablas! - responde Abraham.

Bueno, creo que ya he oído suficiente por hoy, según están, van a seguir peleándose todo el día.

Con paso firme, paso entre los dos para dirigirme hacia la puerta mientras me siguen con sus miradas.

- ¿______? ¿Qué estás haciendo? - pregunta Abraham mirándome sorprendido.

- Necesito tomar aire, ya me diréis algo cuando hayáis terminado de tiraros del pelo, podremos hablar del futuro de mi hermano en ese momento - miro a ambos chicos.

- ________.... - murmura Cameron mirándome con tristeza.

Levanto un dedo solemne, la mirada triste de Cameron me parte el corazón, pero esto es demasiado.

Me gustaría poder tener a mi hermano, sano y salvo, poder decirle que lo quiero, y reírme con él. Pero de momento es imposible.

- Hablamos luego, creo que es lo mejor para todos - respondo.

Salgo de la habitación sin decir nada más y vuelvo a sentarme en el salón del restaurante, pensativa. Ya no sé ni dónde estoy.

Pego un suspiro y pido un alcohol fuerte, necesito al menos eso para que se me pase el nudo que se está haciendo en mi estómago.

Aquí estoy, cavilando sobre el vuelto inverosímil que ha sufrido mi vida desde que Abraham por poco me atropellara aquella dichosa mañana...

Hasta llego a decirme que tal vez debería haber seguido avanzando con su coche.
Qué muerte más bonita: atropellada por un aventador... elegante.

Pego un suspiro de exasperación cuando me doy cuenta de que Abraham se está sentando a mi lado.

Giro la cabeza hacia él, debería estar por los suelos y sin embargo... Me siento como "exultante". Parece que se me está subiendo a la cabeza el alcohol...

- ¿Entonces qué? ¿Habéis terminado a puñaladas y has ganado tú? - digo sin más mirándolo de reojo.

Abraham suspira y se encoge de hombros. Por mi parte, fijo la mirada en un punto delante de mí y me llevo la copa de alcohol a los labios.

- Hemos quedado empate - responde, siento su mirada en mi fijamente.

Asiento con la cabeza sin mirar a Abraham, pero como siento su mirada en mí, termino por mirarle yo también.

- ¿Qué estas bebiendo? - pregunta mirando mi copa.

Me lo como con la mirada, parece estar harto, así que decido responder a su pregunta con otra pregunta.

- Y tú, ¿Qué bebes? - arqueo una ceja.

- No me apetece jugar, _______. Tiene alcohol ¿verdad? - responde mirándome serio.

- ¿Qué más te da? - me encojo de hombros y suelto un suspiro.

Abraham me quita la copa de las manos. Se la lleva a la nariz para oler el aroma y se la bebe de un trago.

Le miro con los ojos como platos antes de que se me escape una risita divertida.

- Esto ya está - murmura relamiendo sus labios saboreando el sabor de la bebida.

Se me queda mirando, entreveo un pálido reflejo del cariño y de la atención que me manifestaba ayer.

Parece que está reapareciendo el amante tierno y apasionado de esta noche.

- Ven, volvamos a casa, vamos a tener que contarle a Machinni lo que ha pasado - dice mirándome con preocupación y tristeza.

Acerca su mano a mi mejilla y acaricia esta lentamente.
Cierro los ojos ante su tacto suave y tierno.

Suspiro, la melancolía se apodera de mí nuevamente.

- Todo va estar bien fierecilla, estoy contigo en esto - murmura y acerca su rostro hacia el mío, roza sus labios lentamente con los míos - No te dejare sola, ¿entiendes? - roza su nariz con la mía.

- Lo sé.... - murmuro mirándolo fijamente a los ojos - Gracias Abraham.... - sin pensarlo dos veces, junto mis labios con los suyos.

Es un beso lleno de muchas emociones, tanto tristeza y preocupación como ternura y amor.. es lento pero a la ves intenso, como si fuera la ultima vez que nuestros labios se besarían.

Nos separamos lentamente abriendo los ojos poco a poco cruzando nuestras miradas.

Abraham sonríe, noto un brillo hermoso en sus ojos.

- Venga fierecilla, tenemos que irnos... - murmura relamiendo sus labios.

Termino por asentir, Abraham extiende su mano, tomo esta entrelazando sus dedos con los míos y subimos a la habitación para prepararnos y marcharnos.

Mᴀᴛᴇᴏ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora