Mᴀᴛᴇᴏ

Ｓｅｓｅｎｔａ ｙ ｎｕｅｖｅ

Empujamos ambos la puerta con decisión para salir del hotel.

Yo le sigo, un poco por detrás.

Me quedo a distancia mientras Abraham se va tranquilamente al encuentro del tipo. Es como si hubiera hecho esto toda su vida.

Mi corazón late a toda velocidad, espero que no le pase nada.

Aunque le dije que me marcharía si esto degenerara, no me siento capaz de abandonarle.

Aprieto en la mano la llave del Lamborghini pensando en lo irónica que es esta situación, yo que quería adueñarme de ella a cualquier precio, ahora él va y me la da.

Me quedo mirando fijamente a Abraham que parece que ahora está negociando con el tipo del paquete, se están eternizando, no me gusta esto.

Abraham tiene pinta de tenerlo todo bajo control, tengo que confiar en él.

Noto como se me acelera el pulso cuando veo que el tipo mueve la mano para coger el paquete que tiene bloqueado bajo su codo.

El rostro de Abraham parece ponerse tenso poco a poco y retengo la respiración.

De pronto, oigo un ruido rasgar el aire. Un rugido bastante potente estalla a nuestro alrededor.

Los dos hombres giran la cabeza hacia la carretera paralela al parking y yo hago lo mismo.

Una moto negra de aspecto feroz surge de la calle y acelera directamente hacia el parking. ¡Derechito hacia Abraham!

¡Oh, no! ¡Eso no! Es imposible, ahora no, ¡Ya casi estábamos!

El contacto se echa para atrás y veo con estupor como su brazo con fuerza el paquete, Abraham se pone a gritar, le oigo perfectamente.

- ¡Dame eso! ¡Ya!

Pero nuestro contacto parece que no está muy de acuerdo, sale huyendo y corre hacia un coche, mientras que la moto se dirige hacia ellos.

Abraham duda un instante y luego se echa a correr para atraparle.

Ahogo un grito de repente: la moto acaba de cortarle el paso a Abraham, pierdo la razón, ya no puedo más, y me voy corriendo hacia ellos.

- ¡¡ABRAHAM!! - grito.

- ¡Desgraciado! ¡Lárgate! - grita Abraham furioso, puedo notar su cuerpo tenso.

Delante de mí, Abraham rodea la moto que le está cortando el paso, el conductor tiende el brazo para retenerle, pero él lo aparta sin miramientos.

- ¡Abraham!..

Me quedo paralizada a unos pasos de ellos al oír esa voz tan familiar...

No sé si correr detrás de Abraham, que ya se ha puesto a perseguir a nuestro contacto, o quedarme aquí esperando.

Giro la cabeza hacia el conductor de la moto, no me parece que sea agresivo.

Después de dudarlo un momento, decido seguir a Abraham.

- ¡_______! ¡Quédate aquí, joder! - dice sin mas el motociclista.

Me paro en seco y detengo mi avance.

¿No estoy soñando? Ese tío ha dicho mi nombre.

No respondo y fijo la vista para tratar de verle mejor, busco algo que pudiera darme una pista sobre la identidad de ese individuo.

- ¡Tú, te voy a matar!

El motero y yo nos giramos simultáneamente, Abraham se dirige hacia nosotros gritando como un loco, constato con angustia que tiene las manos vacías.

Eso es mala señal, no ha logrado alcanzar al contacto. ¡Estamos en la mierda! ¡Ahora si que Diego está condenando definitivamente!

Estábamos a punto, ¡Y justo llegó esa puta moto sin avisar!

Miro furtivamente hacia la moto que Abraham sigue chillando haciendo grandes gestos.

De repente, me doy cuenta de un detalle: Conozco esa chupa de moto, pero no solo eso, el modelo de moto también, ahora todo me parece evidente.

- No podías meterte en tus... - interrumpo a Abraham.

- ¡¿CAMERON?! - exclamo sorprendida.

Me quedo muda de sorpresa. ¿Qué esta haciendo aquí y cómo es posible que no le haya reconocido antes? El estrés, puede ser.

- ¡Lo has jodido todo! ¡Mierda, ya casi estábamos! ¡Has tenido que llegar tú! - exclama Abraham molesto mirando a Cameron.

Giro rápidamente la cabeza hacia Abraham, nuestras miradas cargadas de sobreentendidos se cruzan un instante y él termina por encogerse de hombros.

Bueno pues, parece que esto es el fin...

Por el rabillo del ojos, veo a Cameron quitándose el casco. Los rasgos de su cara están tensos, su mirada es reprobatoria.

Estoy furiosa. ¡Acaba de hacer saltar todo por los aires!

- ¡¿Pero qué mosca te ha picado para hacer esto?! ¡Acabas de joderlo todo! - digo sin más mirándolo con el ceño fruncido.

- ¡Sobre todo, no me des las gracias! ¡Acabo de salvar tu culito inconsciente! - responde Cameron mirándome con el ceño fruncido.

- ¡Cállate! ¡El único inconsciente aquí eres tú! ¿Y cómo has hecho para encontrarnos, ya para empezar? - interviene Abraham mirando molesto a su hermano.

Cameron pone el caballete y baja de su moto para plantarle cara a Abraham.

Me encuentro en medio de dos hermanos encolerizados.
Por un lado, Cameron con su chupa y sus botas de motero. Por otro, Abraham vestido de manera distendida.

Esto podría haber sido excitante en otras circunstancias...

- Bueno, ¿y ahora qué? - intervengo mirando a los dos hermanos.

Ninguno de los dos me presta la más mínima atención.

Suspiro profundamente apretándome el tabique nasal.

¿No me digas que van a volver a empezar a pelearse otra vez?

- Freddy me ha echado una mano - responde Cameron mirando seriamente a Abraham.

Casi me ahoga. ¿En qué se mete él? De acuerdo, Cameron es su colega, per hay limites...

- ¿Freddy? ¡¿Estás de broma?! - alzo la voz mirando mal a Cameron.

- Anda, mira, tenía que meter sus narices Leyva - responde Abraham sarcásticamente.

- Os hemos geolocalizado, solo necesitaba vuestros números, sobre todo no me deis las gracias, es gratis - responde Cameron frunciendo el ceño y negando con la cabeza.

Excedido, Abraham se gira sobre sí mismo antes de pegar un fuerte puntapié en el suelo.

- ¡¡¡Joder!!! - exclama revolviendo su cabello.

- ¡¿Crees que me gusta hacer esto, Abraham?! ¡Ya te había dicho que no la mezclaras en tus asuntos! - responde Cameron bajando la mirada hacia el suelo.

Abraham se gira hacia su hermano y se queda mirándole un momento. Un rictus extraño borda sus labios.

- ¿Crees que me gusta meterla en estos asuntos? ¿Crees que no me da miedo que salga mal las cosas y salga ella herida? Estas equivocado Cameron, me preocupo por ella - dice estás palabras mirándome de reojo para después mirar a su hermano - Pero ella ya es grande para decidir lo que esta bien y mal, además te recuerdo que su hermano esta hasta el cuello, por eso hacemos todo esto - responde Abraham serio.

¿Abraham acaba de decir que se preocupa por mí? ¡Wow!

Sonrío un poco mirando a Abraham, su ceño fruncido, su mandíbula tensa, sus pestañas, sus ojos, su nariz, sus labios... esos que probé toda la noche.

¡Ay, _____! No hay ninguna duda.

Estás enamorada de este chico.