Ocho

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¡Ostras! ¡Ha cogido el teléfono! - pensé sorpresiva.

Cuelgo de inmediato y tiro el teléfono a la otra punta de la cama.

No, pero, en serio... ¡Menuda niña! - me regañó

Podría haberle dicho algo como: "Me he equivocado de número, lo siento", o bien...

- ¡Eh, hola! Soy yo, la chica a la que por poco le partes las piernas esta mañana. ¿Cómo estás? ¡Necesitaria solo que me pasaras tu coche! Gracias de antemano-dije hablando por uno misma.

Cada vez que lo pienso, me echo a reír. ¡Es nervioso!

Me dejo caer en la cama intentando calmarme, cuando...

¡Suena el teléfono! Me levanto brutalmente molestando a Bob, que decide ir a su cesta.

¡Mi teléfono! Lo busco por todas partes sobre la colcha y lo cojo. ¡En la pantalla aparece el número de Abraham!.

¡¡¡Me está llamando!!! ¡¿Que hago?! - pensé nerviosa.

Pongo un dedo en la pantalla y dudo un buen rato si deslizar el botón verde o no.

Vale. Va todo bien. Yo estoy bien. ¡Tranquilidad!.

Al final descuelga y me llevo el teléfono lentamente al oído.

No digo nada, a la espera de que hable el. ¡Pero enseguida me doy cuenta de que ha colgado! ¡¿Disculpa?!

Mientras me estoy muriendo de miedo, vuelve a sonar el teléfono. Sobresalto, y mi dedo resbala sobre el botón verde.

¡Oh no, no! ¡No quería hacer eso! ¡Pero que imbecil!

No tengo elección, me llevo el teléfono al oído.

- Abraham Mateo. Me acaba de llamar - escucho su voz al otro lado de la línea.

- Puede ser...

- No tengo toda la noche, así que, o aclaramos las cosas o cuelgo. ¿Entendido? - escucho su voz un tono seria.

¡No, pero bueno, a ver si se calma este tío! Le voy a poner los pies en el suelo.

- ¡Oye! ¡A ver si nos callamos ya mismo!

- Bueno, no tengo tiempo para perder. ¡venga, chao!.

Me doy prisa en contestarle antes de que me cuelgue.

- Soy la tía de esta mañana. ¿Te acuerdas? ¡Esa que casi atropella!.

Se hace un corto silencio después de mi respuesta. Ignoro si está pensando o ha colgado.

- La chica de esta mañana... No me lo esperaba.

Su voz ha cambiado. Más melosa, más... seductora. Me viene a la mente la advertencia de Cameron, pero de momento me olvido de ella.

- ¿Me echaba demasiado de menos, verdad? - dijo con su voz algo seductora.

Pienso un segundo en que voy a poder decirle. Teniendo en cuenta que mi objetivo es ganarmelo, solo veo una posibilidad.

- ¡Pero que esperabas! Un aparato como el tuyo... No se olvida así tan fácilmente.. - murmuró seductora.

Se echa a reír. Y esa risa... Mamma mía, es... ¡desconcertante!.

- ¡A otros con esa! Pero seamos serios. ¿Por qué me llamas a las tres de la mañana? ¿Tu cama está demasiado fría para tu gusto? - su voz sonaba seductora lo que me hacía estremecer.

Su comentario me sonroja. Decido seguirle el juego, teniendo en cuenta que me interesa.

- Está claro que no tengo mucho calor así como estoy, con mi pequeño picardías, pero qué le vamos hacer... ¡La vida es dura para las solteras de Nueva York! - no pude evitar morder mi labio inferior.

- Eso tiene solución, sabes... - al escuchar su respiración cerca de la bocina del celular, cerré mis ojos al instante dándome un escalofrío por todo el cuerpo.

Me muerdo los labios nuevamente, incómoda. ¡Tal ves haya ido demasiado lejos!

Bob vuelve a instalarse pegado a mi y me pongo nerviosamente acariciarlo.

- Aparte de eso, he estado pensando en ti bastante hoy.

¿Ah si? Me sorprende un poco, no esperaba que me dijera eso.

Sonrio y aprovechó para pincharle.

- ¿Ah si? ¿Te dijiste que ya iba siendo hora de dejar de ser un peligro público?

Otra vez su risa. Una risa fresca y clara que no va mucho con la imagen de macho cínico que transmite.

- Más bien me decía que una chica como tú, que conoce tan bien las cosas buenas... Es muy poco frecuente. Y a mi me gusta particularmente todo lo que es poco frecuente.

¿Pero qué me esta contando? Me dispongo a mandarle rápidamente a paseo, pero se me adelanta.

- ¿Estas libre mañana por la noche?

Levanto la vista al cielo y me pongo a sonreír como una boba. ¡No pierde el norte!

Incluso si la idea no me vuelve loca, teniendo en cuenta la advertencia de Cameron, no dejo escapar la ocasión. Es la ocasión perfecta para acercarme a la bestia de cerca.

- Puede que si.... ¿Que me propones? - le seduzco.

- Una cena cara a cara con mi máquina cerquita... Por aquello de hablar de grandes cilindradas... ¿Paso a recogerte?

Sonrio y muerdo mi labio.

- Con mucho gusto. Pongamos... a las seis, en el mismo lugar que esta mañana... En el lugar en el que todo empezó.

- Estoy impaciente, hasta mañana, guapa...

Mᴀᴛᴇᴏ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora