Mᴀᴛᴇᴏ

Ｖｅｉｎｔｉｃｉｎｃｏ

Sigo cavilando todo el día, incluso cuando vuelvo a casa para prepararme para la fiesta de Abraham. Evidentemente, le he hablado de esa fiesta a Cameron, no le gustó mucho que fuera, pero bueno, solo me pidió que fuera prudente.

Esta mañana, le prometí a Bob dos horas de diversión en el parque y lo prometido es deuda, nos hemos divertido como locos. Tanto que cuando volvemos al piso va derechito a su comedero y bebe agua antes de caer rendido en su cesto.

Por mi parte, voy rápido a prepararme para la fiesta, incluso si aún tengo tiempo, quiero ponerme guapa para convencerle, tiene que ponerse manos a la obra ya mismo Abraham, no podemos permitirnos perder más tiempo.

Me planto delante de mi ropero con las manos en jarra pensando cómo vestirme. ¡Vamos a tener que poner toda la carne en el asador como dios manda!

Al final me decido por un pequeño top ceñido color ciruela y una falda negra ligera, todo esto acompañado de mis zapatos de terciopelo con tacones de infarto.

Me miro por última vez en el espejo para estar segura de estar al máximo y me felicito por mi elección, si con todo esto Abraham no me come en la mano...

Cojo el bolso y el abrigo y salgo del piso, tomo un taxi para ir a casa de Abraham, es más fácil teniendo en cuenta la hora que es.

Por el camino, me pongo a pensar, no sé hasta que punto Abraham me esta siendo sincero, a pesar de la seguridad de Cameron y de las afirmaciones de Jos; no consigo confiar en él cien por cien, lo que esta en juego es muy importante y eso afecta a mi capacidad de pensar.

Miles de preguntas me dan vueltas en la cabeza al mismo tiempo, lo que hace que no pare de dudar.

Me apetece confiar en él a cien por cien, creer que me va ayudar, pero es raro... ¡Ni ha pestañeado cuando le hable de la deuda de 500.000 dólares! ¡Una persona normal habría aluciando! Pero el no, incluso si tiene pinta de tener pasta, no es razón para no inmutarse ante tal suma.

¿A menos que se la sude y solo quiera meterme en su cama?

Suspiro y miro el cielo, de todos modos, pronto lo sabremos.

Llego a la casa de Abraham y salgo del taxi para ir hasta el portón, es noche cerrada y la música suena a tope del otro lado, también oigo gritos y mucha agitación. Debe de estar a tope teniendo en cuenta el ambiente.

No me la pienso y entro sin más dilación, abriendo el imponente portón. Del otro lado, el ambiente es muy distinto.

Una vez dentro, me quedo atónita con la horda de personas presentes. ¡Hay gente por todas partes! Por la piscina, por donde la cochera e incluso en la mansión, avanzo y camino lentamente por el sendero en busca de alguna cara conocida.

Se oye una música hip-hop de contenido explícito a través de unos amplificadores monstruoso instalados un poco por todos lados, las luces que han puesto alrededor de la piscina son increíbles. ¡La gente se divierte, grita, baila!

Unas chicas se están contoneando con un atuendo indecente alrededor de la piscina ante las cachondas miradas de unos tíos en celo, paso al lado de ellas sin ni siquiera mirarlas, no soy de esas que se comparan con las otras y sobre todo no con estas.

Lo único que me importa es cómo me verá Abraham, ya que es la única cosa que podrá ayudar a Diego.

Sigo adelante tratando de evitar los cuerpos acalorados de la gente y por fin me acerco a la puerta de la mansión. Tengo que encontrar a Abraham cueste lo que cueste. ¡Tenemos que hablar los dos!

Continuo escrutando el lugar hasta que un grupo de individuos se aparta, entonces, veo el dueño de todo esto, Abraham está en medio de un grupo de chiquillas vestidas a cada cual con menos ropa. ¡Y tiene pinta de estar muy contento!