Treinta y nueve

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Mᴀʀᴀᴛᴏ́ɴ 4/5

Cojo rápidamente mi llave USB y voy hacia la puerta. Abraham ni se ha movido.

- Yo... Tengo que... ¿No teníamos algo que hacer? - lo miro sobre mi hombro.

Me dirige una mirada sarcástica, claramente desenfadada. Supongo que me va a salir con algo mordaz en pocos segundos.

- ¡La veleta ha hablado! Vas a tener que saber lo que quieres. No me gusta mucho cuando cambias de dirección así. - arquea una ceja sin dejar a lado su sonrisa sarcástica.

Hago un esfuerzo por no contestar ¡Pero que no me ande buscando demasiado o le clavo mis tacones en la boca!

Tiene de verdad el don de ponerme la cabeza loca. ¡Bravo _____! En circunstancias normales, habría contestado algo, pero ahora...

La mirada socarrona de Abraham me desafía. Veo la satisfacción de su cara por haber tenido la ultima palabra.

- ¡No te molestes, pero he preferido dar media vuelta! ¡El panel de "atención peligro" estaba parpadeando justo delante de mí! - lo miro fijamente cruzándome de brazos.

Malicioso, Abraham se me acerca, doy un paso atrás de manera automática. ¡Si me vuelve a besar, creo que me lo como!

- No me digas que no te ha gustado... - murmura mirándome, sus labios se entreabren.

Su mano se acerca peligrosamente a mi mejilla. Analizo su mirada antes de girar la cara para evitar que me toque.

- ¡¿Qué quieres que te diga?! Así es la vida... - murmuro mirando hacia enfrente.

- ¿La vida? ¿Dónde se ha metido la chica que quería comerme la otra noche, parecía que le gustaba? ¿Tienes una hermana gemela diabólica? - me mira sorprendido.

- ¡Vas a tener que acostumbrarte y aceptar que la vida no es un pan bendito, querido! ¿Te crees que te lo mereces todo? ¡Desengáñate! - respondo mirándolo esta vez.

- ¿Quién es la auténtica ______? ¿La descarada dispuesta a seducirme por su hermanito o la que se aparta en cuanto se pasa de la raya? - sonríe relamiendo sus labios sin dejar de mirarme.

¡Está empezándome a hartarme de verdad!

- Bueno, ¡¿No tenemos nada más que hacer que interesarse por mí ahora mismo?! - frunzo el ceño.

- ¿Cómo saber a quién tengo en frente? ¿Cómo saber si no vas a pasar de un tema a otro de nuevo, como haces a menudo? - suspira mirando hacia un lado.

- ¡¿Bueno, ya has terminado?! - lo miro molesta.

- ¿Te molesta, eh? A mí me divierte... - dice guiñándome el ojo.

- ¡Ya veo! ¡Eres un niño! - me cruzo de brazos y le lanzo una mirada de desaprobación.

Entonces, Abraham borra su sonrisa burlona y se pone serio.

- ¡Bueno, pues ven, nos vamos! - me coge la muñeca para llevarme afuera.

Parece que no le ha gustado que dijera que era un niño. ¡La verdad duele!

- ¡Eh! ¡Con cuidado! ¡Suéltame! - protesto.

Abraham sale de la mansión y llega hasta el lugar en donde está aparcado su coche. Yo me paro junto a la puerta, esperando a que abra.

Se encienden los intermitentes y me quedo pensativa un instante. Y decir que, hace apenas una hora, estaba aquí mismo con Jos...

- ¿A qué esperas para montar? ¿A que te invite? - responde burlón.

- ¡Si! ¿No se nota? ¡Me encanta la lluvia torrencial! - respondo irónicamente,

- ¡No me jodas! Monta, ¡No tenemos toda la noche! - ordena mirándome con seriedad.

- ¿Ah no? No parecía que tuvieras tanta prisa hace apenas diez minutos - respondo cruzándome de brazos.

- ¡Monta, coño! - responde molesto con el ceño fruncido.

- ¡Un segundo! - meneo lentamente la cabeza y me apoyo en el capó del coche para mirarle.

- ¡Ten cuidado con la carrocería! - exclama mirándome mal.

Pongo despacito las manos arriba, con una sonrisa de satisfacción en los labios. Abraham explota ante tanta impertinencia.

- Yo no he hecho nada, señor agente - respondo divertida al ver su cara de enojo.

- ¡Venga, sube! - responde, puedo notar en su cara un poco de irritación.

- Quiero saber a dónde vamos antes. - cruzo los brazos sobre el pecho y clavo bien los pies en el suelo.

Abraham está cada vez más exasperado.

- ¡Joder, eres imposible! - suspira de manera exagerada, luego, se pasa la mano por el pelo antes de ceder.

- ¡Vamos a ver a nuestro mafioso preferido! ¿Estás satisfecha? - mira hacia aun lado revolviendo su cabello.

- ¿Quieres decir que tenemos cita en casa de Maccain? - lo miro sorprendida.

- ¡Machinni, cojones! Ya te he dicho que pongas cuidado con su nombre. ¡Y ni se te ocurra llamarle de cualquier manera en sus narices - voltea a mirarme con seriedad.

- Bueno, bueno, Maccain está guay, ¿no? - sonrío mirándolo divertida.

- ¡¿Me estás jodiendo?! ¡No empieces a hacer locuras! ¿Quieres que nos acribillen? - frunce el ceño.

- Vete tú a saber... - murmuro encogiendo de hombros.

- Muy graciosa. ¡Sigue así y nos meterán una bala en la frente! - me mira serio cruzándose de brazos.

- Así que tenemos cita con el mafioso... ¿Para qué? - lo miro confundida.

- Para llegar un acuerdo mejor. El tipo se ha olido que tú y tu hermano erais unos novatos y se quiere aprovechar - se encoge de hombros mirando hacia la piscina.

No me gusta mucho el calificativo, pero debo admitir que no le falta razón. No es nuestro mundo.

- ¿Y tú qué le vas a decir? ¿Qué ahora somos profesionales? - arqueo una ceja cruzándome de brazos mirándolo atentamente.

- ¿Tú qué crees? - sonríe y voltea a mirarme.

Le miro, sorprendida. Una sonrisa segura se dibuja en sus labios.

- Le voy a recordar que yo también formo parte del grupo - me guiña el ojo.

Sin mas abre la puerta y me hace un gesto que no deja lugar a dudas. Subo sin rechistar.

Abraham se instala a mi lado y enciende el contacto. Una vez más, me agrada oír el ronroneo del V12 que se esconde bajo el capó.

- Una cosa más antes de irnos... - voltea a mirarme.

- ¿Qué pasa? - lo miro confundida.

¿Un beso de despedida?

- Cuando estemos allí...

- Si... - espero a que prosiga mirándolo con atención.

- TE CALLAS. ¡No dices nada y me dejas actuar! ¡No tomas ninguna iniciativa y me obedeces! ¿ENTIENDES? - responde seriamente y frunce el ceño.

- ¡¿Qué quieres que haga?! En serio... - frunzo el ceño cruzándome de brazos.

- ¡No lo sé! ¡Eres tan imprevisible!

Meneo la cabeza y levanto la vista al cielo antes de mirarle fijamente, con cara seria.

- Lo único que quiero es arreglar esta historia de una vez por todas. No haré ninguna locura - suelto un suspiro.

- ¡Más te vale! Solo faltaría que te pasara algo y que mi hermanito se me eche encima - mira hacia aun lado soltando un suspiro.

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