Mᴀᴛᴇᴏ

Ｃｕａｒｅｎｔａ ｙ ｎｕｅｖｅ

Hago como que me levanto, pero la mano de Cameron me detiene.

- No te escapes, no hemos terminado

- Tengo que responder, es importante... - murmuro apretando el teléfono hacia a mi.

- Pues hazlo aquí mismo, no nos molesta - responde Aleth sonriendo mirándome fijamente.

Le miro con mala cara, pero aun así respondo y pego el teléfono al oído.

- Papá, ¿Te puedo llamar más tarde? Estoy comiendo con mis colegas...

Debo tener cara culpable en este preciso instante, porque Cameron me está mirando de mala manera.

- ¿Papá? No sabía que a ti te gustaba eso... - responde Abraham con un tono divertido - Ah ya veo. ¿Mi hermano anda cerca?

- ¿Quién es? ¿______? - pregunta Cameron arqueando una de sus cejas.

Refunfuño y me giro a un lado. ¡Tenia que llamarme Abraham justo en este momento! ¡Es un complot!

- Mira, no estoy sola... ¿Querías decirme algo? - murmuro.

- Avisarte, tengo algo para ti esta noche - responde Abraham.

- ¿Esta noche? - he susurrado, sin embargo, juraría que me ha oído todo el restaurante. Y más precisamente Cameron, que frunce el ceño.

- No, el próximo siglo, te recuerdo que nuestro plazo no es muy largo... - responde sarcásticamente Abraham.

- Si, lo sé, gracias.

Otra vez me pilla desprevenida, eso es lo suyo, odio lo imprevisto, pero Abraham no por lo que se ve.

- ¿____? Te estas quedando con nosotros... Es Abraham, ¿No? - interviene Cameron, lo miro de reojo, este me mira con el ceño fruncido.

- Si, yo... ¡No!

- Vale, pásamelo enseguida - dice Cameron con un tono serio y mandador.

Miro sorprendida a Cameron.

- No es eso lo que quería decir, espera... No te estaba hablando a ti - me dirijo a Cameron.

- Bueno, fierecilla, tienes que decidirte ya, ¿Estás dispuesta a ayudar a tu hermano o no? - escucho decir a Abraham del otro lado del teléfono.

- _______, si es mi hermano, quiero hablar con él - vuelve a llamarme Cameron, pero lo ignoro.

- Cameron, espera... - interviene Aleth pero Cameron la interrumpe.

- No ¡Se va enterar! No se va escapar así - dice Cameron molesto.

No me da tiempo ni siquiera a apartarme. Cameron alarga el brazo para coger con fuerza mi teléfono.

- ¡Pero bueno, qué te pasa! ¡Devuélmelo ahora mismo! - miro molesta a Cameron.

Cameron me mira mal y de manera autoritaria antes de mirar la pantalla de mi teléfono.

Sin mediar palabra, pero con una cara que lo dice todo, se lo enseña a Aleth quien suelta un silencio "¡Oh!" de sorpresa.

Y mientras me enfrento al reproche silencioso de mi amiga, Cameron retoma la conversión.

- Adivina quién soy. - dice Cameron irónicamente al teléfono.

Me muerdo los labios. Me gustaría oír la respuesta de Abraham, aunque me lo puedo imaginar perfectamente colgándole al oído a su hermano.

- Bravo, Einstein, ahora.. - se calla un momento antes de retomar. - ¡Eres tú quien va a escucharme pero bien! Ya te has olvidado de ______, nos ha contado lo que pasó anoche, estás....

Levanto la mano para recuperar mi teléfono, pero Cameron se echa para atrás.

- ¡Cameron! ¡Dame eso! No seas niño... - bufo

Cameron me ignora y sigue hablando con Abraham.

- Escúchame bien, ¡Cabeza de chorlito! ¡Te dije que no la pusieras en peligro! ¿Te acuerdas? ¡La has puesto delante de pistolas!

Aleth sobresalta porque Cameron ha hablado muy fuerte y su voz es amenazadora. Exploto, si lo estropea todo.

- ¡Cameron, para ya! Es por Diego, ya lo sabes... - respondo en un tono serio.

Cameron ignora mi comentario.

- Si te vuelves a acercar a ella, te parto la cara, ¿Entendiste? - dice Cameron en un tono serio amenazante, puedo notar como su mano aprieta mi teléfono.

Suspiro  profundamente.

- ¿Abraham? Joder....

Observo a Cameron dejar nerviosamente mi teléfono sobre la mesa. Cruzamos nuestras miradas. Cameron está furioso, se nota. Aleth no se queda atrás.

Estiro mi mano y recupero mi aparato sin dejar de mirar a mi colega fijamente a los ojos.

¡Más le vale que no lo vuelva a hacer!

(...)

Abraham me espera esta noche.

Después de la comida con mis amigos que no termino muy bien, recibí un mensaje de él, diciéndome que nos veríamos a las 10 en el "Half five".

Empiezo a prepararme pensando en el mensaje de Abraham.

Ponerme guapa...

Rebusco en el armario y termino por encontrar un vestido que me parece acorde a su petición.

Me maquillo simple, me coloco perfume y arreglo un poco mi cabello.

Lista, salgo del piso y paro un taxi.
Este último me deja rápidamente en el mencionado por Abraham en su mensaje.

Cuando pongo el pie en la acera, mi mirada barre al horizonte en busca del Lamborghini rojo.

- Psss, psss...

Me doy media vuelta sobre mis talones y me encuentro de frente a un tipo asquerosamente borracho. Le dedico una mueca de asco y me alejó.

- ¿Estás sola, muñeca?..

- ¡¿Perdón?! - respondo molesta mirando mal al tipo.

Me doy media vuelta.

- ¡Estoy esperando a alguien! ¡Y tú vas a salir corriendo de aquí antes de que te meta una patada donde ya sabes! - mi tono es seco.

El tipo me murmulla algo a penas comprensible.

- ....ven, tomamos una cerve... vamos a algún sitio para conocernos...

- ¡Prefiero besarme el culo antes de ir a tomar algo contigo! ¡Vete ya! Mi novio está llegando... - trato de ignorar aquel tipo pero al parecer este no se rinde.

Demasiado borracho como para ser razonable, el tío se me acerca y me hace un gesto para cogerme por los hombros.

Le rechazó con violencia y casi me caigo de espaldas por culpa de los tacones.

- ¿No entiendes que cuando te digo que te vayas? ¿O tienes el cerebro demasiado empapado? - frunzo el ceño mirando al tipo asqueada.

Me mira de manera perversa y se lame los labios con su lengua inmunda. Cierro lod ojos una décima de segundo ante esta visión asquerosa.

- Venga... Ven, muñeca. Nos vamos a divertir... No seas tímida.

Se me acerca tambaleándose. Este tío casi no aguanta de pie pero no está dispuesto a rendirse.

Sus asquerosas manos me tocan. Resbalan por mi piel. Es insoportable.

Casi automáticamente, cojo mi bolso por la correa y sacudo violentamente a ese tipo con él.

- ¡TE HE DICHO QUE NO ME TOQUES! - alzo la voz.

Y cuando menos me lo espero, el tipo se cae de bruces dándose un buen golpe en el suelo.

- ¿No has oído a la señora? Te ha pedido que la dejes tranquila...