Treinta y siete

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Mᴀʀᴀᴛᴏ́ɴ  2/?

Me hace falta un momento para recuperarme, observo la silueta de Jos salir por el portón y desaparecer en la calle.

Mi mirada se fija entonces en este pedacito de metal que tengo en la mano.
¡Me muero de ganas de escuchar sus canciones! Jos pone cuidado en no contarlo, pero sospecho que es más famoso de lo que dice.

Y con lo que he oído de sus canciones, ¡la calidad instrumental y lírica están ahí!

Dejo áreas mis pensamientos y salgo del borde de la piscina para dirigirme hacia la mansión.
Al llegar ante la puerta, no sé si llamar o entrar directamente... Bueno, coño..

Llamo a la puerta, pero nadie responde. Toco otra vez con más fuerza... pero sigo sin respuesta. Bueno ¿Que hago?
Echo una miradita alrededor. ¡Tampoco hay nadie! Bueno, venga...

Abro la puerta despacito... ¡Esta abierta! Y asomo la cabeza.

- ¿Abraham? ¿Hay alguien ahí? ¡¡¿Yuju?!! - llamo nuevamente pero nadie responde.

Silencio total, pierdo la paciencia y entro sin esperar más.

Pasan los minutos y sigue sin aparecer nadie aquí.

¡¿Pero qué coño está haciendo?!

Decido dar una vuelta por la planta baja, con la esperanza de encontrarme con Abraham en algún sitio.

La cocina está equipada en plan hiperlujo, los muebles son caros y elegantes. ¡Y ya ni hablemos de la majestuosa lámpara que cuelga del techo en el salón!

¡Hay que confesar que tiene buen gusto! Estaba tan estresada los otros días que ni me había dado cuenta.

Suspiro y vuelvo hacia el sofá, extasiandome con la decoración. Sobria, lujosa y con estilo. ¡Anda, eso me recuerda a alguien!

Un sonido de voz lejano llega hasta mi de repente. ¡Ah! ¡No estoy sola!

Pongo atención para ver quién habla, y a quién. Es difícil saberlo, parece que viene del piso de arriba.
Subo la escaleras y llego al pasillo del primer piso. Me adentro en él evitando hacer ruido con los tacones.

Camino lentamente hasta la voz, que me lleva directamente al despacho de Abraham.

Me paró delante de la puerta entreabierta y me inclinó para escuchar mejor. 

Efectivamente, es Abraham quien está hablando, me pego un poco más a la puerta y me concentro al máximo.

-...ya veremos, te digo que yo controlo.. - oigo Abraham decir.

Silencio, retengo la respiración y cierro los ojos, si se entera de que le estoy espiando, la cosa va acabar mal para mí...

- No te preocupes, ya me conoces... ¡Ningún chanchullo, todo legal! - responde.

¡Lo sabía! ¡Está metido en asuntos turbios!

- Te doy mi palabra. ¡Y sabes que eso cuenta! - suelta una risita.

Noto furtivamente un movimiento por la apertura de la puerta. ¡Abraham se ha girado! ¡Mierda! ¡¡Sálvese quién pueda!!

Salgo corriendo hasta la escalera y bajo los escalones de tres en tres. ¡Me da igual el ruido! ¡Diremos que acabo de llegar!

La bajada no ha sido fácil. ¡Por poco me caigo patas arriba por culpa de los tacones!

Al final llegó al salón, con el corazón desbocado y sin aliento.

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