Setenta y siete

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Abraham me ha llevado a su casa. Hemos pasado una noche tórrida...

De esas reconciliaciones entre sábanas que una espera con impaciencia. Tal vez debería darle celos más a menudo...
Por lo que se ve, eso multiplica sus ganas de demostrarme que le pertenezco en cuerpo y alma. Y debo admitir que sabe como hacerlo.

Me encanta la idea de pertenecerle. Este hombre es una bomba, está claro.

Esta mañana, nos hemos tirado dos horas para organizar el día.
Ahora vamos de camino al hospital para ver a Diego.

Abraham ha ido algo antes a la tienda para comprar ciertas cosas para esa famosa granja. Por lo que he podido entender, es un lugar bastante aislado en donde Jos y él tienen sus costumbres. Es el lugar ideal para esconder a Diego, según dice  Abraham.

Así que vamos al hospital con el maletero bastante cargado. Hemos acordado que yo me quedaré aquí mientras que Abraham pone a Diego a salvo.

Me da cosa dejar a mi hermano, pero no nos que da otra opción. En el Aventador de Abraham solo caben dos personas.

Cuando llegamos a la explanada, Abraham encuentra un sitio no muy lejos del centro hospitalario.

Rodeo el coche y me agacho hacia la ventanilla para hablar con él.

 - ¿Te quedas aquí o vienes conmigo?

Abraham me saca su sonrisa rapaz y luego corta el contacto antes de salir del coche.

- Te acompaño, ya va siendo hora de que conozca a tu hermano, ¿No crees? - sonríe.

No me esperaba para nada que aceptara venir conmigo.
Lo disimulo bien, pero en realidad me llega al alma su determinación por conocer a mi hermano.

Entramos en el hospital y Abraham me sigue hasta la planta de Diego. Estoy empezando a sentirme mal...

- Me parece que no he visto a tus chicos por aquí...

- Yo tampoco, es extraño... les llamaré en cuanto salgamos. -

Llamo a la puerta y entro despacito.

Estoy llena de emoción solo con pensar que voy a poder abrazar a Diego y llevármelo lejos de todo esto.

Diego está sentado en su sillón. Gira la cabeza al oír la puerta. Corro hacia él y le abrazo como una loca.

- ¡Eh! Despacito, ____ - suelta un gemido de dolor, lo rápidamente me separo.

Le cojo de las manos con lágrimas en los ojos.

- ¡Te he echado de menos hermano! ¡Parece que ya estás mejor! ¿Te han dicho algo los médicos? ¿Te encuentras bien?

Mi hermano menea despacito la cabeza mientras sonríe y luego mira de reojo hacia la entrada de la habitación.

 - Primero deberías presentarnos... - señala con la cabeza a Abraham, quien está de pie de brazos cruzados en el umbral de la puerta.

Me alejo de Abraham para ir hasta donde Abraham y me pongo a su lado. Le cojo instintivamente la mano pero enseguida dejo de lado esta muestra de afección. Mierda, Diego seguramente ha tenido tiempo de darse cuenta.

- Es Abraham, me ha ayudado mucho para resolver... en fin... ya sabes...

Diego mira detenidamente a Abraham mientras que el morenazo hace una sonrisa un tanto enigmática.

- Así que tú eres Diego... Pues vaya, ya puedes presumir de habernos metido en una mierda monumental. - responde Abraham con una sonrisa burlona en los labios.

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