Setenta y dos

84 20 7
                                    

La noche fue fugaz como un cometa. Guardo un recuerdo a la vez terriblemente delicioso y atrozmente triste.

Me siento tremendamente culpable por seguir viviendo una vida normal cuando la situación de mi hermano no para de empeorar.

Abraham se fue temprano esta mañana.

Tenía que hacer unas llamadas y unos asuntos que tratar. Después de eso, me ha dicho que me llamaría.

Por mi parte, no tengo nada que hacer. Le he dicho a Sebastián que un contratiempo familar me mantenía fuera de Nueva York.

Pero mi día dependerá de Machinni...

Espero que se muestre clemente una
vez más.
Suspiro y cojo la correa de Bob para sacarle a dar un paseo por el parque.

Este dia está bajo el signo de la melancolia.

Mi humor también.

Voy caminando con la mente en otra parte cuando de repente mi teléfono se pone a sonar.

Se me dispara el corazón al ver el nombre de quien me está llamando: Abraham.

Parezco una adolescente con su primer rollo. Me sorprendo riéndome, a pesar de mi humor triste.

Descuelgo, con una sonrisa en los labios.

- "Hola, guapa..." - dice con una voz seductora, que me provoca solo escalofríos con escuchar su voz.

- "Eh, guapetón." - respondo con una sonrisa.

- "Estaba pensando en ti ahora mismo... ¿Por dónde andas?" -

- "Es muy amable. Ahora mismo me encuentro con un morenazo. Estamos haciendo cosas..." - respondo mordiendo mi labio inferior aguantandome la risa.

- "Me parto... En serio, _____" - puedo notar su voz un poco más seria.

Pero qué celoso es..

Decido jugar un poco con sus nervios.

- "En serio. Estoy en la habitación de un hotel, en algún lugar de Florida. Tengo calor, no te puedes imaginar cuánto." - sonrio mirando a Bob correr.

- "¿De verdad? Me lo vas a tener que explicar entonces.."

- "¿Explicártelo? ¿Qué quieres decir?" - respondo confundida.

- "Sí. Porque de hecho..." - se queda callado unos minutos.

Un soplo cálido recorre mi nuca. Retengo la respiración, mientras que una horda de mariposas revolotea en lo más profundo de mi ser.

- "...estoy justo detrás de ti." - susurra por el celular.

Me giro al momento y Abraham atrapa mi boca en un largo beso que me electriza de pies a cabeza.

- Hola, mi fierecilla. - sonrei y cuelga la llamada metiendo su celular dentro de su bolsillo del pantalón.

Le doy un beso casto en los labios y sonrio.

- Buenos días, mi...

Sorprendida, me detengo al instante. Abraham levanta una ceja.

- ¿Estás lista? - murmura y acaricia mis brazos con la yema de sus dedos mirándome con atención.

Sus caricias me provocan un escalofrío, que hace que me estremezca robándole una sonrisa a Abraham al ver que su tacto provoca algo en mi.

Y sin más se aleja.

- ¿Lista para que...? - lo miro sin entender su pregunta.

Me gratifica con una larga mirada impenetrable.

Mᴀᴛᴇᴏ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora