Setenta y seis

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Me río con el comentario de Abraham y me acurruco en sus brazos. Sus labios caen sobre mi cuello, dándome un escalofrío de placer.

Jos me está mirando. Tiene los ojos puestos en mí mientras su mano acaricia las generosas formas de una de sus magnificas chicas.
Decido ignorarle y concentrarme en Abraham. Me esta gustando mucho el jueguecito que nos traemos entre manos.

Los labios de Abraham han alcanzado mi oreja y se están divirtiendo mordisqueando el lóbulo. Tiemblo aún más. Jos no deja de mirarme, esto se está volviendo muy inquietante.

Decido girarme hacia Abraham para olvidar que me está mirando. No sé por qué, pero sentir que me está mirando así, me perturba más de lo normal.

Beso la boca de Abraham y le abrazo. Contoneo sensualmente las caderas al ritmo de la música que estoy oyendo.

- ¿Se puede saber qué estás jugando? - su tono es voz es ronca.

- Estoy jugando contigo... ¿No sé nota? - mi tono es coqueto.

- No sabes dónde te estás metiendo? - murmura y muerde su labio inferior mirándome con deseo.

- Al contrario, yo creo que sé perfectamente dónde me estoy metiendo... - clavo mi mirada en sus ojos sin dejar de insistir en el contoneo de mis caderas.

Con una sonrisa rapaz dibujada en los labios, Abraham se me echa encima para besarme fogosamente.

Nos quedamos un rato más pegados el uno al otro, hasta que la música se detiene. Me separo de él, totalmente decidida a saber por qué estamos aquí.

- En serio... ¿Qué plan es este, Abraham?

- ¡_____, Abraham!

Me asusto y me doy vuelta rápidamente para ponerme de cara a nuestro interlocutor.*
Jos viene hacia nosotros con paso rápido y ligero, y de repente me siento muy incómoda.

No sé si es su aspecto de gánster o el haberle visto con todas esas chicas, pero me parece muy distinto del chico que yo conocí en casa de Abraham.

Le da la mano a Abraham y se saludan sobriamente. Yo hago como si nada, intentando olvidar la manera con la que me estaba mirando justo antes.

- Qué bueno que hayan venido los dos - exclama sonriendo.

Miro a otro sitio. Me da miedo que Jos o Abraham puedan ver lo incómoda que me siento.

Me cuesta entender por qué reacciono de esta manera.

- Tenéis buen aspecto, chicos. Yo...

Sin más interrumpen a Jos un chico del equipo se está acercando a nosotros, aparentemente con prisas por hablar con el rapero.

- Un segundo, ya vuelvo.

Jos se va de inmediato y nos deja solos los dos. Aprovecho para interrogar a Abraham de la manera más atroz que pueda existir. Paso un dedo sobre su pecho e inclino la cabeza a un lado, con una sonrisa traviesa dibujada en los labios.

- Entonces qué, chico bueno. ¿Y si me dijeras qué estamos haciendo aquí de una vez por todas?

- ¿Y si tú me dijeras en qué estás pensando? - suspira mirando hacia un lado.

Le sonrío sin saber muy bien a dónde quiere llegar.

- No estoy pensando en nada en particular, Abraham, solo quiero saber por qué me has traído aquí...

- Para, te crees que yo no... 

Sin más la voz de Jos lo interrumpe.

- ¡Abraham!

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