Mᴀᴛᴇᴏ

Ｓｅｓｅｎｔａ ｙ ｔｒｅｓ

𝐌𝐚𝐫𝐚𝐭𝐨́𝐧 𝟓/𝟔

Cuando llegamos al hotel, Abraham se mete en el parking para dejar el coche. Yo estoy contenta de haber llegado por fin. Ya no podía aguantar más estar sentada.

Salgo del coche, casi anquilosada, y me estiro para observar los alrededores. Estamos muy cerca del paseo marítimo y esto es más bien bonito.

Me adentro en el habitáculo para coger mi bolso y Abraham hace lo mismo por su lado.

Abraham ha sido más rápido que yo, y me está esperando cerca del maletero del coche, me acerco a él, un poco ansiosa.

- ¿Entonces, qué, estás lista?

Asiento y luego expiro con fuerza el aire de mis pulmones,

- Respira, fierecilla, todo irá bien, solo tienes que hacer como que estás enamorada de mí y ya está. ¿No debería ser muy difícil, no? - sonríe mirándome.

- No muy difícil, no muy fácil... ¡Eso lo dices tú! Pero bueno, voy a hacer un esfuerzo por Diego.

En realidad, ya estoy medio enamorada de él, pero me encanta hacerle creer lo contrario.

Se disgusta enseguida al oír mis palabras.

Me gusta mucho ver que le molesta.

Avanzamos unos pasos por el parking cuando, de pronto, Abraham me agarra de la mano para pegarme a él.

- Más cerca, querida, ahora eres mi chica, hay que poner toda la carne en el asador . murmura cerca de mi oído.

Muy bien, me voy a prestar al juego. Me aprieto a él y luego le señalo mi bolso con un gesto.

- ¿Y si te comportaras como un caballero por una vez? ¿Qué te parece? - murmuro y sonrío mirándolo con atención.

- Pero qué idea tan maravillosa...

Coge mi bolso a regañadientes. En cuanto a mí, me pongo a sonreír, satisfecha, presiento que este jueguecito va a ser más divertido de lo previsto...

Llegamos a la entrada del hotel. Con una sonrisa socarrona en los labios y con galantería. Abraham me abre la puerta y se echa a un lado para dejarme entrar.

- Si mi maravillosa novia pudiera a hacerme el honor...

- Muy amable, amor mío... Eres perfecto, como siempre. - sonrío mirándolo fijamente a los ojos.

- No tanto como tú, princesa. - me guiña el ojo.

Estamos exagerando un montón, ¡Pero no veas lo divertido que es!

Entramos en un vestíbulo bastante bonito, muy pintoresco y luminoso. Deambulo tranquilamente por el parqué encerado.

Estoy un poco impresionada, no tengo costumbre de frecuentar sitios así.

- Quédate aquí, voy a informarme en recepción.

Asiento mientras miro una escultura.

- _____.... Ninguna tontería, no te mueves de aquí y te quedas calladita.

- No te preocupes.

Hay que ver, prefiero cuando hace como que es mi novio, por lo menos es más amable.

Le observo alejarse y pararse delante de la recepcionista. Admiro su desenvoltura y su autocontrol.

Un momento después, Abraham vuelve hasta donde yo estoy haciendo girar un pequeño manojo de llaves en su dedo.