Comienzo

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Todo lo que escuchas es el sonido de las olas chocando contra la costa, todo lo que ves es la espuma de mar tan blanca como las nubes en el cielo.

Sientes el sabor salado del agua, mientras el mar salpica contra la luz del sol, formando un hermoso arcoíris a través de tus mejillas.

Las gaviotas vuelan en círculos en el cielo azul, sus graznidos se escuchan incluso a la distancia.

La lluvia choca contra tus brazos, salpicando en tus pestañas como si fueran lágrimas.

Los relámpagos dispersan la oscuridad de las nubes y los truenos suenan como cañones disparando justo sobre ti, pero no sientes miedo.

Sonríes, tan alegremente, pero algo en tu pecho pesa y te hunde.

De pronto eres arrastrada a las profundidades del mar, el agua llena tu nariz y tus pulmones, no puedes respirar. El peso en tu pecho te arrastra cada vez más y más profundo, y no importa qué tanto luches, no importa con qué tanta desesperación trates de alcanzar la superficie...

No hay nada más que oscuridad.

plop, plop, plop.

Abres tus ojos lentamente y parpadeas un par de veces, moviendo tus pestañas como una mariposa batiendo sus alas por primera vez. Estás sobre algo mojado y áspero. Con miedo, cuando por inercia tratas de tallar tus ojos, te das cuenta de que tus manos están atadas por una gruesa cuerda.

Justo frente a ti hay un charco de agua, con gotas que siguen cayendo formando pequeñas ondas. Intentas ponerte de pie mientras buscas de dónde provienen, sobre las mugrientas paredes de piedra logras ver una grieta en el techo donde la lluvia se abre camino. Una araña teje vagamente su telaraña en una esquina y te quedas maravillada un momento por ello.

¡Crack!

Retrocedes por el sonido ensordecedor de un trueno, como tus manos siguen atadas no puedes evitar caer al suelo. Afortunadamente, el suelo está tan húmedo que la caída no es tal dolorosa como debió haber sido, aun así, sientes el ardor en tu cadera donde el filo de una piedra raspó tu piel. Contienes la respiración.

-Vamos, no es para tanto, levántate.

Exhalando lentamente, ruedas por tu espalda, ignorando el dolor de las pequeñas piedras hundiéndose a tu costado, y finalmente logras impulsarte hacia arriba torpemente con tus piernas adormecidas. Alcanzas a ver tus tobillos también atados, seguido de tus pies descalzos, llenos de mugre y callos. Están atados con una gruesa cuerda color rojo, que no hay manera que puedas cortar o desamarrar, y cuando por fin tu mente grita lo obvio, tu corazón se detiene.

Estás en prisión.

Giras la cabeza a tu derecha, hay una pequeña ventana recubierta con parrillas de metal que apenas dejan entrar la luz a la habitación. A tu izquierda, la única salida está asegurada con gruesas y pesadas barras de metal, cerradas con tres cadenas de acero, cada una con un gran candado de metal. Quien sea que te haya encerrado se aseguró que no tuvieras oportunidad de escapar. Antes de que pudieras percatarte, el sonido de voces y el chasquido del metal te regresa al presente.

-...una mujer aquí abajo. -El sonido de unas botas hace eco al bajar los escalones. De pronto hay un rechinido y el hombre maldice-. Malditas escaleras, ¿ese bastardo de Arthur en qué estaba pensando al tener una ejecución pública hoy? 'La justicia llama', mi trasero. Probablemente quiere deshacerse de alguna ramera que lo escuchó hablar de más estando ebrio...

-¡Silencio Mannon! -Otra voz, más baja esta vez-. ¡Nunca sabes si hay alguien más que pueda escucharte! ¡El gobernador hará que te cuelguen!

-¡Ha! -Suelta un bufido burlón. Para horror tuyo, sus pisadas se escuchan cada vez más cerca de tu celda-. Como si sus hombres fueran a escabullirse aquí por un simple prisionero. Holgazaneando en sus oficinas todo el día, no haciendo nada más que papeleo sin querer ensuciarse las manos. Oh, está despierta.

Pirate King (pirate!au) ➵ ATEEZ (Traducción al Español)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora