La vidente

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Ambos se detienen afuera de una oscura y humeante cabina.

Ya está anocheciendo, el sol se ocultó tras las olas desde hace un tiempo, y la luna toma su lugar en el cielo. Las sombras flotantes acechan en las penumbras del lugar, y las serpientes muertas colgando en la entrada realmente no te dan muchos deseos de avanzar.

Volteas a mirar a Jongho con duda.

—Para ser justos... —Dice Jonho mientras observa el inquietante y lamentable lugar con ojos vacilantes. El tambaleante marco de bambú luce como si fuera a colapsar en cualquier momento—. No se veía así de aterrador la última vez que vine aquí.

Inhalas incómodamente —Tal vez deberíamos regresar...

No debe haber miedo en avanzar, sólo en retroceder... —Un siseo proveniente del interior de la tienda te hace sobresaltar, inconscientemente tomando a Jongho de la muñeca. Un sudor frío recorre tu cuello y volteas a ver al joven peleador con una súplica silenciosa en tus ojos.

Te empuja suavemente hacia la entrada. —Estaré contigo, no hay razón para tener miedo.

Eso te hace sentir mejor sobre tus posibilidades de salir con vida de aquél espantoso lugar, pero aún sigues sin intenciones de entrar. Con la mano de Jongho en tu espalda, caminas cuidadosamente al puesto de la vidente.

El pequeño espacio está tenuemente iluminado, la única fuente de luz proviene de las velas sobre la vieja mesa de madera en el fondo. A pesar de ser de baja estatura, aún tienes que agacharte bajo los extraños objetos que cuelgan del techo. Escuchas a Jongho maldecir en voz baja mientras choca con todo en su camino, cosas de las que tienes suerte de ser tan bajita para evitar.

Hay una pequeña chimenea al lado, con brasas ardientes recién puestas al fuego. Hierbas secas y partes de animales yacen dispersas por todo el suelo, y a tu izquierda ves jaulitas de madera amontonadas, cada una con algún roedor o arañas gigantes. Inhalas con nerviosismo y el intenso olor de cabello quemado y excremento de animal llena tus pulmones.

Pero no hay rastro de la vidente.

Miras nerviosamente a Jongho, quien está sacudiéndose las telarañas de los hombros. —Parece que no está...

Clientes... —Chillas con horror al ver una pila de harapos que definitivamente estuvo inmóvil hace unos segundos antes de que volviera a la vida, retrocedes mientras la histeria te consume por un momento. Entonces Jongho logra atraparte con sus fuertes brazos, y la calma vuelve a ti una vez más. Recuperas el aliento lentamente.

—Estamos aquí para una lectura. —La voz del joven maestro es firme. No logras ver la cara de la mujer bajo la andrajosa capa que lleva puesta, pero puedes oler su aliento desde la distancia y la luz reflejada en sus maniacos ojos. La vidente sonríe revelando su amarillenta dentadura.

—¡Siéntense! —Ordena, apuntando dramáticamente a un asiento desnivelado frente a la mesa. Lo miras dudosa, no muy segura de que pueda soportar su peso considerando que luce como si estuviera al borde de colapsar, pero Jongho te empuja suavemente.

Sorpresivamente, el asiento no se hace añicos debajo de ustedes.

—La fortuna favorece al justo. —La vidente se inclina a sobre la mesa para verte más de cerca. Casi puedes contar cada uno de los dientes podridos en su boca, está demasiado cerca para tu comodidad. Un escalofrío recorre tu piel mientras sientes sus ojos examinar tu rostro.

—No lo toques. —Salta Jongho, su mano firme detiene a la vidente en su intento. Ella le bufa, más animal que humana, regresando a su asiento como un felino.

Aclaras tu garganta nerviosamente, a pesar de que honestamente a este punto estás bastante horrorizada. Puedes sentir unos dedos fantasmales acariciar tu espalda y cuello, y un sentimiento inquietante en tu estómago como si se tratara de una serpiente enrollándose

Pirate King (pirate!au) ➵ ATEEZ (Traducción al Español)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora