Confesión

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—No debiste haber hecho eso, Wooyoung-ah.

Al escuchar tu voz, el artillero se da la vuelta, completamente en silencio con una furia oscura ardiendo debajo de su piel. Claramente no está de humor para tener una conversación contigo. Pero de todas formas no tienes miedo, ya no, y te sientas a su lado en la cama. Tu cama, te das cuenta.

La boca de Wooyoung se aprietan en una fina línea, las comisuras de sus labios forman algo entre una sonrisa burlona y un ceño fruncido. Hay un gran moretón en su mejilla, puesto ahí probablemente por Jongho otra vez, aleja la mirada, incapaz de verte a los ojos.

Desafortunadamente para él, tu terquedad supera por mucho a la suya, y no vas a dejarlo escapar tan fácilmente. Golpeó a su capitán, por el amor de Dios... Ese no es el comportamiento típico de Wooyoung. —Podemos quedarnos aquí todo el día, ¿sabes? Tenemos todo el tiempo del mundo.

En realidad tú no, (jaja qué buena broma, cerebro), sus dedos arañan con irritación la funda de la almohada, y Wooyoung te mira rápidamente antes de que sus ojos huyan a otra parte. La tensión es tan sofocante que prácticamente lo está asfixiando a ambos, pero no estás dispuesta a ceder tan pronto.

Esperas...

La espera no dura mucho tiempo. Sabes que Wooyoung ama el silencio cómodo o el ruido. ¿Los silencios incómodos? No tanto. Abre la boca una vez, vacila, la cierra y la abre de nuevo tragando duro.

—¿Cómo... cómo está mano? —Sigue sin mirarte.

—¿Esto? —Levantas el muñón vacío, todavía sientes un extraño picazón fantasma. Estás Sorprendentemente tranquila para alguien que acaba de perder una mano, pero sabiendo que la muerte te está respirando en la nuca pone las cosas en perspectiva—. Estoy bien, Gunho me hirió durante la batalla y, bueno, ya sabes el resto. —Te encoges de hombros, alejando la mirada. En realidad no lo sabe, pero es mejor no entrar en detalles.

Wooyoung se sobresalta ligeramente, apenas lo notas. Entonces un gruñido salvaje escapa de su pecho, enterrando los dedos en la almohada con tanta fuerza que se vuelven blancos. —Debí haber matado a ese bastardo cuando tuve la oportunidad.

—No había forma de que supieras lo que iba a hacer. —Dices con suavidad, viendo por la ventanilla el cielo afuera cambiando lentamente de un negro como la tinta a un azul de medianoche. El silencio persiste entre ambos por un largo momento antes de que Wooyoung finalmente suspire, humedeciendo sus labios secos.

—¿Cómo está el capitán?

Tu capitán resopla ligeramente mientras limpias su nariz. —Si Wooyoung hubiera querido golpearme en serio, tendría mucho más que una nariz rota.

—Bueno. —Te encoges de hombros, acercando tus rodillas a tu pecho—. Casi le rompes la nariz, le dejaste cinco moretones diferentes, unos muy grandes, debo añadir, y casi le provocaste un infarto al maestro. —Wooyoung hace un sonido de satisfacción, acariciando sus nudillos lastimados con cariño.

—Se merecía eso como mínimo. —Murmura, pasando una mano por su cara, pero luce aliviado—. Cinco moretones es dejársela ir muy fácil. —Lo miras por un segundo, volteando de nuevo al mundo exterior, el cielo y el mar separados con los primeros indicios del amanecer pintando una línea de luz en el horizonte. Detrás de la gruesa puerta de madera de la enfermería, se escuchan que gritan órdenes, el ruido sordo de las bodas resuenan en la cubierta mientras la tripulación se apresura a cumplir dichas órdenes.

—Estaré bien, en serio. —Te encuentras diciendo, a pesar de que él no ha preguntado. Sus ojos se encuentran con los tuyos y las palabras empiezan a salir de tu boca sin pensar—. Pude haber perdido una mano, pero al menos no estoy muerta, ¿verdad?

Pirate King (pirate!au) ➵ ATEEZ (Traducción al Español)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora