Última Promesa

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La daga baja.

En el momento en que la sientes atravesándolo, cierras los ojos con fuerza, incapaz de ver con tus propios ojos la expresión gentil que tu capitán lleva mientras le clavas el cuchillo en el cuello. Tus ojos arden, un grito silencioso queda atrapado en tu garganta y tus manos tiemblan alrededor del cuchillo.

No pudiste detenerlo. Tu idiota, bondadoso y cariñoso capitán, realmente decidió morir para poder salvarte. No pudiste dominar el control que el espíritu del mar tenía sobre ti, y ahora tu capitán está...

—Chin Hae.

Tus ojos se abren en shock.

Hongjoong sigue tirado en el suelo, apoyado contra una pared, con la respiración entrecortada. Pero en lugar de su cuello, te das cuenta de que el cuchillo se ha clavado en el estante a lado de su cabeza, con la hoja hundida profundamente en las páginas de un libro. La sangre sigue fluyendo de un corte superficial costado de su cuello, pero sus ojos aún arden con el mismo fuego de siempre.

¿Dijiste que morirías por ella? —Las palabras del espíritu del mar que salen de tu boca cargan una pizca de sorpresa, y tu propio shock se refleja en ellas. Pero Hongjoong simplemente la ignora, acercando una mano para tomar tu muñeca.

Su mano es dolorosamente gentil, y su mirada no se aparta de la tuya.

—Nunca dije eso. —Las palabras de Hongjoong salen completamente firmes y determinadas. Sus dedos se aprietan alrededor de tu muñeca—. Si Chin Hae en verdad quisiera que muriera por ella, lo hubiera hecho en un abrir y cerrar de ojos sin dudarlo. Pero ella no quiere eso.

Levanta su otra mano para tocar tu rostro, las yemas de sus dedos rozan debajo de tus ojos, y ahí es cuando te das cuenta de las cálidas lágrimas que corren por tus mejillas. Los ojos de Hongjoong se suavizan al verlo. —Te hice llorar de nuevo.

—Tonto mortal. —El espíritu habla a través de tu boca, e instantáneamente la mirada de Hongjoong se endurece de nuevo—. Iba a darte una muerte rápida y sin dolor, pero parece que has rechazado mi misericordia. Ahora, puedo jurarte que no seré tan amable como lo es Eorthe con los humanos.

Para horror tuyo, tu mano comienza a moverse por voluntad propia nuevamente, y levantas la daga en el aire. Sin embargo, esta vez Hongjoong te toma de la muñeca con tanta fuerza que sientes los moretones arder en tu piel. Te jala hacia él hasta que sus frentes chocan casi dolorosamente, y cuando levantas la vista, su ojo verde arde demasiado cerca de los tuyos.

—Chin Hae, escúchame. —Hongjoong murmura suavemente, hablando sobre el ruido de la diosa del mar gritando en tu mente—. Esto es algo que sólo tú puedes hacer, el espíritu del mar eligió poseer tu cuerpo. No quiero... no, no puedo matarte. Así que necesitas hacer que abandone tu cuerpo de alguna manera, de una forma que nadie más puede hacerle.

Parpadeas confundida. ¿Hacer que la diosa del mar abandone tu cuerpo? Pero tu capitán es quien tiene los extraños poderes, no tú, y...

Sin embargo, ahora que lo piensas, desde el principio siempre hubo señales a tu alrededor que aludían a quién o qué eras en realidad. Desde tu primer encuentro con el Kraken hasta la fuerza sobrenatural que invocaste hace un par de días, te das cuenta de que la diosa del mar ha estado diciendo la verdad todo este tiempo.

Ella eres tú. Tú eres ella. Las dos son una sola.

Mordiendo tu labio inferior, cierras los ojos, llamándola desde lo más profundo de tu mente. Ella te responde instantáneamente, surgiendo desde las profundidades donde la has mantenido oculta desde el día en que abriste los ojos en aquella celda, una mirada azul moviéndose como el oleaje del mar en medio de una tormenta. Cuando sus ojos se encuentran con los tuyos, un escalofrío recorre tu espalda; es como si estuvieras mirando un espejo.

Pirate King (pirate!au) ➵ ATEEZ (Traducción al Español)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora