Apuñalada Al Corazón

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El mar es azul.

Estás parada en la playa donde la tierra se encuentra con el mar, el agua cálida moja tus pies mientras miras el horizonte. La playa está completamente desierta a excepción de ti y el sonido de las olas rompiendo contra la orilla.

No sabes cuánto tiempo llevas ahí, pero ves cómo el sol se esconde lentamente detrás del horizonte, el mar lo envuelve y lo desaparece por completo. Observas cómo el cielo cambia de azul a negro, y las estrellas brillan en la superficie del agua como joyas esparcidas en el mar. No mueves ni un músculo, el tiempo parece detenerse, hasta que escuchas pisadas acercándose detrás de ti.

—Estás aquí.

Tu voz es un susurro distante, ronco y melodioso como el vaivén de la marea.

—No me has llamado en milenios. —Suena melancólico, y te das la vuelta para verlo. Sus brillantes ojos verdes te miran fijamente, luminiscentes en la oscuridad de la playa—. ¿Por qué ahora?

—¿Por qué nosotros no tenemos nombres?

Sus ojos se abren ligeramente ante tus palaras, pero rápidamente su rostro vuelve a una expresión neutral. —No los necesitamos, ya que no hay nada igual a nosotros en este mundo.

—Los humanos son tan extraños, tan diferentes entre sí, y aun así tienen nombres. Se llaman unos a otros con ellos. —Dices en voz baja, agachándote para tocar las olas con la mano. El agua sube para encontrarse contigo, atraída hacia ti, arremolinándose y alejándose de nuevo. Como el latido de tu corazón—. Son tan insignificantes, con vidas tan cortas, que terminan tan fácil y aun así...

Él permanece en silencio.

—Aun así... hoy uno de ellos me preguntó mi nombre. Simplemente estaba repitiendo el ciclo de karma, salvando su vida cuando he quitado otras, y cuando despertó... Me preguntó mi nombre. Quería llamarme.

El hombre hace una pausa por un momento. —¿Un niño terrestre pudo estar ante tu presencia? —Dice él en voz baja, y tú asientes. El hecho ha sido sorprendente para ti también, pero no tenías explicación alguna.

—Le di mis bendiciones.

Ante eso, el tiempo parece detenerse. El hombre te toma de la mano, apretándola firmemente. —Tú, quien nunca ha volteado a ver a los humanos desde su creación hasta ahora, ¿bendiciendo a un humano?

No retrocedes.

—Prometí darle un nombre que pudiera pronunciar. —Respondes, decidida—. No puedo dejar que muera antes de eso.

En lo profundo de tu mente, aparece un chico con un rostro sonriente y un ojo sangrando. Tomó tu mano, y prometió que te encontraría de nuevo aunque le tomara el resto de su vida. Le habías dado una cuerda de tres nudos que había quedado en tierra con él, bendiciéndolo con tu poder, tu parte de la promesa que uniría sus almas por la eternidad.

El hombre suspira y suelta tu mano. —Los humanos son hermosos y fugaces, pero ellos tienen almas inmortales y nosotros no. —Acerca una mano para acariciar tu rostro—. Nosotros somos tan infinitos como la arena de las playas, tan libres como las aguas de los mares. Somos las leyes de la naturaleza, y el instinto de supervivencia que todos los seres vivos llevan arraigados en sus almas. Somos tan eternos como el corazón de las montañas, y aun así cuando esta tierra desaparezca, nosotros también lo haremos. Por esa razón no tenemos alma, porque no formamos vínculo alguno con las cosas de este mundo.

Dudas por un momento, pero te llenas de confianza. —Encontraré una manera. Hay leyes que mantienen unida la estructura de este mundo más antigua que la propia humanidad.

Pirate King (pirate!au) ➵ ATEEZ (Traducción al Español)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora